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El precio del pan sube un 20%... continuamos para bingo

La guerra de Putin ha agotado la harina en los mercados y la que hay es más cara; además, la ofensiva rusa ha encarecido brutalmente el precio de los combustibles, entre ellos el gas.

Pan
El precio del pan sube un 20%... continuamos para bingo.
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Que el pan suba su precio un 20% de un día para otro confirma que la crisis es un hecho que le pone escaleras de oro a la inflación. Desde hoy mismo, el comercio del barrio en el que era más barato comprar una barra ha disparado el precio de venta al público de 0,50 a 0,60 euros. La comerciante china que regenta el negocio ha explicado, cliente por cliente, la razón del incremento: "No puedo aguantar más sin subirlo; el que me lo trae ya lo ha hecho". La barra de pan de marras es de andar por casa, muy lejos de una delicatesen, pero es cierto que en ella convergen, como en las 'top', varios de los elementos que están desestabilizando la economía en muchos países como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania.

El pan de mi tienda de barrio, como todos los panes, se elabora con harina y se cocina en hornos: una masa alargada que termina siendo aromática y crujiente al cabo de algunos minutos. La guerra de Vladimir Putin ha agotado la harina en los mercados y la que hay es más cara, por la escasez o por el aprovisionamiento familiar ante el temor de un recrudecimiento del conflicto; además, la ofensiva rusa ha encarecido brutalmente el precio de los combustibles, entre ellos el gas. La fabricación de pan hace necesario el concurso de harina y gas, la primera como materia prima básica y el segundo como transformador de energía o como fuente directa de combustión para la elaboración del producto final. Si ambos pilares se resquebrajan, la subida en el precio es la consecuencia lógica.

En cualquier caso, me da que en esta situación está sucediendo algo similar al 'efecto euro', cuando en España se adoptó la moneda única europea. Por lo que se pagaban cien pesetas pasó a costar un euro, es decir, 166,386 pesetas de las de entonces: un 66% largo más de incremento. Hoy con el pan, la subida puede tener una parte de redondeo que paga el consumidor, que es el que termina abonando todos los platos rotos. Diez céntimos de subida en una pieza de pan no parece demasiado: tres euros más al mes. La cosa cambia cuando el incremento se aplica a otros productos afectados por la escasez.

El Gobierno ha repartido caramelos a quien no los pedía y no ha rematado la jugada para frenar las protestas del transporte de mercancías por carretera

Un paseo por el supermercado trae recuerdos de pandemia de coronavirus, con los lineales de leche, harina, arroz y pasta arrasados y vacíos. En el caso de los lácteos, algunos comercios de relumbrón han repuesto con briks de marca 'Nisupu' y en los estantes de los macarrones, fideos y espaguetis resisten sin venderse las marcas más caras que se indigestan con solo ver el precio. La maniobra militar de Putin ha desbaratado los mercados y sus efectos se hacen sentir a miles de kilómetros. Aquí, las protestas de una pequeña parte de los transportistas han puesto patas arriba la distribución en todo el país y han mandado al vertedero toneladas de alimentos bloqueados en su origen.

El Gobierno intervino esta pasada semana para tratar de diluir la no convocada huelga del transporte de mercancías por carretera. De hecho llegó a un acuerdo con los representantes mayoritarios, que no participaban en el conflicto, y se sentó a regañadientes con los minoritarios que, con todo, prosiguen con sus movilizaciones mientras a las grandes organizaciones sindicales y los históricos grupos de presión social ante el ejecutivo de turno se han visto zarandeados por la fuerza de los pequeños. Moncloa ha repartido caramelos a quien no los pedía y no ha rematado la jugada, con lo que la sombra de una prolongación del conflicto sigue en el alero.

Esta semana el Gobierno de Pedro Sánchez se jugaba dos órdagos: uno, con los transportistas, que ha perdido, por el momento; otro, el europeo, lo ha toreado y ha dado un golpe de mano junto a Portugal en una materia como el gas que nos asfixiaba a todos. Las estrategias de negociación de los ministros de Sánchez son cuestionables; también las del propio presidente, que es capaz de permanecer inmóvil como un  Don Tancredo cuando los problemas crecen en los hogares de las familias con menos recursos.

Voy preparando sesenta céntimos.

Buena semana.

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