Posdata

El último que apague la luz

Los empresarios son noticia cuando ganan dinero y cuando lo pierden; lógicamente, también cuando sus pasos se cruzan con los de la Justicia.

José Manuel Villarejo
José Manuel Villarejo.
Europa Press

La lista es amplia, aunque sea un apéndice de un todo mayor en el que desfilan empresarios, políticos y servidores públicos. José Manuel Villarejo no es santo de mi devoción; ni siquiera es santo. Uno de los hombres que más ha protegido su imagen -los periódicos han estado años publicando las mismas instantáneas por falta de material- ha penetrado en muchas vidas ajenas en unas actividades en las que la Justicia deberá determinar responsabilidades, si es el caso, para unos y para otros.

Hay que reconocerle al excomisario su capacidad para relacionarse o acercarse a las altas esferas del poder económico y político español y también su habilidad para pulsar REC, después REW y luego darle al PLAY. Algunas vidas laborales se miden por resultados, balances y éxitos; otras, por el número de pilas gastadas para hacer funcionar un cassette.

Está el top-ten empresarial preocupado. De una parte, poco ayuda asomar la cabeza en la tramoya que acompaña a Villarejo; de otra, el cesarismo de Pedro Sánchez parece dispuesto a retapizar sillones en un puñado de compañías del Ibex-35. Todo sea por renovar y por tomar al mismo tiempo posiciones en el monopoly empresarial, que permiten controlar sectores estratégicos como la banca, las eléctricas, las telecomunicaciones, los transportes… Sánchez, ahora que ha apuntalado lo que queda de legislatura con los indultos a los condenados por el procès, ya no tiene freno. Habrá que agarrarse, que vienen curvas.

Sánchez, ahora que ha apuntalado lo que queda de legislatura con los indultos a los condenados del procès, ya no tiene freno

Los grandes empresarios españoles han pisado la moqueta monclovita independientemente de si el inquilino tenía carné del PSOE o del PP. No vamos a descubrir ahora que el empresariado es clave para el buen funcionamiento de un país, para la generación de riqueza y para la creación de empleo. Los 'peces gordos' han solido confraternizar de natural con el poder, lo que no significa que siempre hayan ganado sus pulsos contra el círculo político. Es más, los hay que han quedado señalados y arrastran sus Louis Vuitton con pasos cansinos.

Los empresarios son noticia cuando ganan dinero y cuando lo pierden; lógicamente, también cuando sus pasos se cruzan con los de la Justicia. También están bajo el escrutinio ciudadano si se pronuncian sobre asuntos políticos de calado. Antonio Garamendi algo sabe de esto y se cuidará muy mucho de volver a opinar según qué cosas para evitar su crucifixión en plaza pública. Garamendi puede pensar y decir, como no podía ser de otra forma, que ve con buenos ojos el indulto de los presos del procès si ello sirve para la normalización de la situación en Cataluña y en el resto de España. Lo que es criticable es que el mismo Antonio Garamendi que se alinea con el Gobierno en el espinoso tema de las medidas de gracia vaya modulando sus palabras y cambiando de opinión para no pisar callos y salir indemne del incendio que él mismo ha atizado.

El excomisario Villarejo ha dormido muchas noches en prisión y tiene asuntos pendientes que la Justicia habrá de deliberar en su debido momento. Los acuerdos del expolicía con empresarios y, en ocasiones, su fonoteca están torpedeando la línea de flotación de compañías, que alternan los Consejos de Administración con visitas a los juzgados.

Anda el patio revuelto, así que el último, que apague la luz, que está cara.

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