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"¿Saben aquel que diu que Illa se presenta a las catalanas...?

Pedro Sánchez se ha sacado un conejo de la chistera y ha mandado al todavía ministro a 'conquistar' Cataluña.

Salvador Illa, ministro de Sanidad
Salvador Illa, ministro de Sanidad
EFE

La prestidigitación es un arte. Especialistas de la cosa los ha habido gigantes, como el argentino René Lavand, el de "No se puede hacer más lento", que, para mas inri, hacía juegos de manos siendo manco de la diestra, un más difícil todavía. David Copperfield hacía desaparecer la Estatua de la Libertad como si nada mientras Harry Houdini se escapaba de cualquier atadura sin dificultad. Todos se han ganado las lentejas con la ilusión de un prójimo ojiplático tratando de descubrir los trucos. Los magos nos han cautivado siempre a golpe de nada por aquí, nada por allá, con manos más rápidas que vista, técnica, psicología y tecnología. Nosotros nos dejamos engatusar a sabiendas de que todo tiene truco, de que nos engañan haciendo seguir la bolita… todo sea por cincelar una sonrisa y soñar un rato despiertos.

Cuando los políticos se meten a magos los conejos abandonan horrorizados las mangas y los pañuelos de colores 'brilli-brilli' se llenan de mocos; la mujer que levita se va volando y las barajas se quedan blancas y sin palos. Los políticos, así en general, nos hacen trucos y triquiñuelas; nos cuentan milongas; nos dicen A cuando es B pero acabará siendo C; nos mienten sin vergüenza ni rubor; nos tratan como a borregos y no pocas veces nos esquilan. Hay políticos puros que hacen política, que no es otra cosa que lograr que sus conciudadanos vivan mejor, pero son solo una parte. España es más bien un país de políticos-magos, falsetes y hasta patéticos.

Sánchez se ha sacado de la chistera a Illa y ha convertido en humo a Iceta, que resurgirá de sus cenizas; ustedes lo verán... Abracadabra, pata de cabra

Esta semana, Pedro Sánchez se ha sacado de la chistera al imperturbable Salvador Illa y ha convertido (de momento) en humo al líder del PSC, Miquel Iceta, que resurgirá de sus cenizas y ustedes lo verán... Abracadabra, pata de cabra. Poco antes, Pablo Casado, telepáticamente y con Alejandro Fernández de médium, había hecho desaparecer a Lorena Roldán del frutero naranja de Ciutadans y la teletransportó al PP por arte di birli-birloque. Carrizosa se ha quedado de una pieza con la desaparición-aparición de su excolega.

Cataluña es hoy un colosal congreso de prestidigitación, en el que Carles Puigdemont parece que está como cabeza de lista de JxCAT pero realmente no está, porque ha puesto tierra de por medio, mientras su colaboradora política Laura Borràs hace un número escapista a lo Houdini para esquivar al Tribunal Supremo. ¡Ale-hop! Pere Aragonès, de ERC, heredó la Generalitat tras la inhabilitación de Quim Torra, así que Cataluña tiene, a día de hoy, un 'president' en el exterior, otro en su casa y uno más en el Parlament. En este 'truco' han desaparecido dos, que es más que uno.

Cataluña tiene un 'president' en el exterior, otro en su casa y uno más en el Parlament. En este 'truco' han desaparecido dos, que es más que uno

En el cartel de actuaciones están los escindidos del 'puigdemontismo', el PDeCAT, con Angels Chacón de titular y Artur Mas animando entre bambalinas. También ha aparecido en el escenario, antes de levantarse el telón, Marta Pascal con el Partit Nacionalista de Catalunya, cuando ya llevaba allí tiempo Jéssica Albiach, de Catalunya en Comú Podem. La estrella invitada del espectáculo saldrá de una urna rellena de sobres el próximo 14 de febrero: Ignacio Garriga, la voz de Vox tierras catalanas.

Hay un batiburrillo de artistas que se resumen entre los que no trabajan con grilletes de presos que puedan ser indultados ni con independentismo por moderado que sea: Cs, PP-C y Vox. Están los del triple salto mortal del secesionismo, que juegan con fuego: JxCAT. Hay varios participantes que quieren olvidarse de romper barajas, que luego no hay quien las recomponga y es más difícil que salgan los trucos: ERC, PDeCAT y PNC. También hay número de la CUP, con Dolors Sabater. Pero la actuación más esperada, la que viene del estrellato y es foco de todas las cámaras, es la de Salvador Illa en el PSC, el catalán que llegó del frío madrileño para frenar los bailes desenfrenados y mandar a la capital a Miquel Iceta, que compró unos billetes cuando creía que iba a ser presidente del Senado y puede que los use ahora para hacerse cargo de una cartera ministerial.

Tras el juicio del procès muchos ahora se tientan la ropa, no vaya a ser que repartan trajes de rayas, que sientan fatal

El independentismo se ha desdibujado en el arco de fuerzas políticas catalanas. Tras el varapalo de la Justicia a los presos del procès hay muchos que ahora se tientan la ropa, no vaya a ser que repartan trajes de rayas, que sientan fatal por norma general. ERC, PDeCAT y PNC han girado, parece, a la moderación, a jugar el partido, a actuar y, con el tiempo, ya se verá. JxCAT se ha quedado con los trucos del lanzacuchillos, la caja atravesada por espadas y el ayudante serrado por la mitad, que está demostrado ya que acabar acaban entre mal y peor.

Lo de Illa es como ganar Operación Triunfo y que te lleven a Eurovisión: si haces el ridículo y te votan poco ya puedes volver a Platón, Epicuro y Aristóteles porque la tierra se abrirá bajo tus pies. Don Salvador es un mal actor. 24 horas antes de ser señalado por el dedo de Pedro Sánchez como enviado especial (o regresado) del Gobierno a las elecciones catalanas negó como si le fuese en ello la vida que fuese a ser nombrado candidato en una entrevista televisada: "El candidato es Miquel Iceta". Después, cuando el primer secretario del PSC iba escogiendo qué llevarse en sus maletas, Illa salió de nuevo para decir que no iba él a adelantar una información así. Es decir, que el que hoy es todavía ministro de Sanidad mintió. Simple y llanamente. Podría haber dicho eso de "No me corresponde a mí hablar sobre ese asunto", "Yo soy el ministro de Sanidad, es lo único que me ocupa y preocupa", "Pregúnteme de Kant, que me lo sé todo" "¿Candidato, candidato...? ¿Es el nombre de una nueva vacuna?". Illa nos la ha metido doblada, valga la expresión. Solo nos queda pensar que el resto de su acción política, antes y después de esta mentira, esté llena solo de verdad.

Cómo es posible que un Gobierno cambie al peón clave de la macabra partida entre la vida y la muerte solo para tratar de tener un mejor resultado en unas urnas

Cuando a un mago se le escapa un canario, se le ve el naipe en el dorso de la mano o se le queda el gorro sin fondo no tiene más remedio que pedir perdón, recoger sus bártulos, marcharse a casa y desaparecer durante una buena temporada de los escenarios. Y si algún día decide volver a subirse al estrado todos esperarán que en vez de un periquito saque un avestruz del bolsillo del chaqué. ¿Quién dijo imposible? Parecía imposible, efectivamente, que los encarcelados del procès pudiesen ser indultados por el Gobierno de España; pero eso parece que puede pasar. Y habrá que aceptarlo si se contempla en la ley. A veces las condenas nos parecen largas, laxas o cortas, pero la Justicia habla y a los demás nos queda callar.

A nadie se le escapa que el viaje de Salvador Illa a Cataluña es, ante todo, una campaña de reconquista a la que acude aupado por la notoriedad de su cargo en el Gobierno, sobre el que ha recaído el peso de la pandemia del coronavirus. No esperen muchos bailes de esos zapatos. Su imagen se ha proyectado, como sucede con los grandes artistas, junto a su nombre cuajado de luces de colores que centellean, se encienden y se apagan. En el exterior del espectáculo, separados por metro y medio y con mascarillas, miles de familiares de víctimas de la Covid se preguntarán cómo es posible que un Gobierno cambie al peón clave de la macabra partida entre la vida y la muerte, el que conoce todo lo que ha pasado y pasa, el que tiene en la cabeza la estrategia contra el virus, solo para tratar de tener un mejor resultado en unas urnas. Incomprensible. 'The Show Must Go On', se lee en la cartelería. Cuando se alce el telón, un personaje serio, de rictus duro, dirá: "¿Saben aquel que diu que me presento a las elecciones catalanas?".

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