Posdata

La próxima semana, hablaremos del Gobierno (de Madrid)

Ayuso o Gabilondo: quien sume más respaldos en las elecciones de mañana está obligado a impulsar a la región hacia un futuro mejor.

Urna dos Scytl
La próxima semana, hablaremos del Gobierno (de Madrid).

Los partidos ya han hablado; algunos, incluso, de más. Toca ahora pensar a qué formación votaremos. A los comicios de mañana concurren muchas candidaturas pero solo seis (PSOE, PP, Más Madrid, Ciudadanos, Vox y Podemos) tienen posibilidades reales de conseguir un asiento en la Asamblea de Madrid, pues la normativa electoral en la región marca un mínimo del 5% para obtener representación en la cámara legislativa de Vallecas. Ser diputado autonómico sale caro por aquí.

Claro está que siempre se puede depositar el sobre sin papeleta en su interior (en blanco), con enmendaduras, palabros o tachones (nulo) o, directamente, salir a pasear y dejar el sobre de color salmón en la primera papelera con la que se cruce en su camino (abstención). Una papelera es como una urna que se lleva la papeleta a Valdemingómez.

Cualquiera de los dos posibles presidentes de la Comunidad dependerán hasta decir basta de sus compañeros de viaje

La campaña electoral ha convertido Madrid en un laboratorio político nacional. Que alguien con el discurso de Isabel Díaz Ayuso ("Lo hago porque me da la gana") se haya convertido en un icono del PP dice mucho de nosotros mismos; que un sabio como Ángel Gabilondo, teledirigido desde Moncloa, diga hoy no y mañana sí ("Con este Iglesias, no", "Pablo, tenemos doce días para ganar las elecciones") nos pone en situación sobre la independencia de nuestros políticos; que una mujer como Rocío Monasterio se arrogue el poder de sacar a alguien de un debate ("Lárguese", le dijo a Pablo Iglesias) nos aclara lo imperativo de determinadas posiciones; que un hombre como el exvicepresidente segundo del Gobierno salte al ring madrileño pone ante nosotros la debilidad de Podemos, que se juega el ser o no ser; que una mujer como Mónica García no haya cortado amarras de raíz con la corriente morada da un poco de repelús; y que Ciudadanos haya barrido a los que fueron Gobierno en Madrid fotografía el instante entre pírrico y fatal al que se enfrenta el bien amueblado Edmundo Bal.

El Gobierno de Madrid se disputa entre los seis de marras. Un tripartito PSOE-Más Madrid-Podemos o un bipartito PP-Vox o PP-Cs pondrán en la Puerta del Sol a Gabilondo o a Ayuso. Cualquiera de los dos posibles presidentes de la Comunidad de Madrid dependerán hasta decir basta de sus compañeros de viaje. En estas elecciones, nadie va a dar su respaldo a cambio de nada. Vox va morder poder, si tiene ocasión; Cs hará lo propio si puede, como ya lo hizo, aunque esta vez con más razón pues es el clavo ardiendo de Inés Arrimadas para no desaparecer del pim-pam-pum político; Más Madrid está dispuesta a mirar de igual a igual a Ferraz; y para saber lo que hará Podemos, sobra con repasar las hemerotecas.

Poco importa si vamos a poder hacer lo que nos dé la gana o si seremos sosos. La cosa es ser mejores. ¿Es mucho pedir?

¿Sabe a quién va a votar? Pues eso que lleva adelantado. En caso contrario, aún le quedan unas horas para decantar el sentido de su participación electoral. Los votos en blanco y los nulos no suman; y la abstención no gobierna pese a que las tres opciones entran en el juego democrático aunque sea para manifestar hastío, cansancio y desapego social.

Madrid necesita que se piense en las personas y no en los ombligos; que se ayude a los que lo necesitan cuando lo necesitan; que se asista dignamente a los mayores; que se eduque con sobriedad a los niños; que la Universidad con mayúsculas, ya sea pública o privada, sea centro de aprendizaje y foro de debate e intercambio intelectual; que la Sanidad de Madrid sea en realidad la mejor Sanidad de Europa, poniendo medios y recursos humanos y materiales sin pisotear la iniciativa privada, que lejos de ser un enemigo ha de convertirse en una pieza más del puzle; que la economía reflote y la actividad retorne a la normalidad; que Madrid sea marca en el mundo; que la cultura resurja y que enarbolemos la bandera del arte a nivel internacional; que la región sea el centro de todas las miradas, además del geográfico; que la Comunidad de Madrid acoja y proteja...

Madrid fue Madrid con Leguina, Gallardón, Aguirre, Cifuentes, Garrido y Ayuso en el Gobierno regional... Y con Tierno Galván, Barranco, Álvarez del Manzano, Carmena, Martínez-Almeida, Tomás Gómez, Pedro Castro, David Pérez, Rafael Gómez Montoya, García de Vinuesa, Guillermo Hita... y cientos de políticos más al frente de los ayuntamientos de toda la región, grandes y pequeños. Quien 'viva' en la Puerta del Sol está obligado a hacer una Comunidad de Madrid mejor.

En realidad, poco importa si vamos a poder hacer lo que nos dé la gana o si seremos serios y sosos. La cosa es que seamos mejores y tengamos una autonomía amable, acogedora, abierta, accesible, limpia y que mire al futuro cara a cara. ¿Será mucho pedir?

La próxima semana, hablaremos del Gobierno (Tip y Coll dixit).

Mostrar comentarios