OPINION

El perro flaco y las pulgas: lío en el PP por la Diputación de Valladolid

El presidente nacional del PP, Pablo Casado, a su llegada a la rueda de prensa posterior a la reunión del Comité Ejecutivo Nacional celebrada este lunes en la sede del partido, en Madrid. EFE/Emilio Naranjo
El presidente nacional del PP, Pablo Casado, a su llegada a la rueda de prensa posterior a la reunión del Comité Ejecutivo Nacional celebrada este lunes en la sede del partido, en Madrid. EFE/Emilio Naranjo

En el PP de Castilla y León están con el cuchillo entre los dientes. Con la salida de Juan Vicente Herrera de la presidencia del partido (abril de 2017) y de la jefatura de la Junta de Castilla y León (tras los comicios del 26-M) los acontecimientos se están desencadenando vertiginosamente.

Tras la derrota de los populares en las urnas, superados por el crecido PSOE de Luis Tudanca, el PP libra batallas dentro y fuera de su entorno. La más importante es, sin duda, mantener el Gobierno regional, para lo que necesita el concurso inexcusable de Ciudadanos, que se lo está pensando. Los naranjas harán presidente con sus votos... y eso da caché y otorga buenas dosis de poder. El 'ciudadano' Francisco Igea tendrá en su mano la posibilidad de que gobierne un socialista o un popular, después de que el partido levantase el 'cordón sanitario' al PSOE si comulga con algunas ruedas de molino.

Pero hay otra guerra en el PP-CyL, en este caso por el control de la Diputación de Valladolid, hasta la fecha bajo la presidencia de Jesús Julio Carnero, también presidente provincial de los populares. Carnero aspira a ser el candidato de Génova, pero el suelo se mueve bajo sus pies. Hay quienes quieren que sea el concejal del Ayuntamiento de Pucela Borja García Carvajal el que sea aupado a la presidencia de la Diputación.

Carvajal es un confeso casadista que en su día peleó contra Carnero por presidir el PP de Valladolid y perdió. Ahora, aspiraría a coronar la Diputación. Según fuentes del partido, la guerra no es casual: "Presidir y controlar la Diputación es controlar el partido". Ahí está el pulso. Y esta vez Casado querría ganarlo a toda costa.

Hay quien quiere pasarle factura a Carnero por los discretos resultados electorales en la provincia, olvidando que los regionales fueron malos y los nacionales peores, aunque en el mar de fondo lo que se oye es el ruido de la apisonadora de Pablo Casado que viene a ejercer su particular toma de posesión del territorio.

En Valladolid hay quien piensa que si Casado lanza un órdago imponiendo a Carvajal puede haber un terremoto provincial pepero de resultado desconocido. La amenaza de algo semejante a un XAv (Por Ávila), excisión del PP que arrasó en las municipales arrebatándole a los popularres la alcaldía, da algo más que miedo.

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