OPINION

Pero, ¿hay alguien que no esté imputado en Púnica?

Esperanza Aguirre
Esperanza Aguirre
EFE

Agridulce sabor en las bocas del PP. La semana pasada supuso una traca judicial para la formación de Pablo Casado. El lunes, la que fuera 'megalideresa' del PP en Madrid, Esperanza Aguirre, resultaba imputada en Púnica. Ella y también, en el mismo lote, Cristina Cifuentes, Juan José Güemes, Manuel Lamela, Ignacio González... El miércoles llegó el desquite para los 'populares', pero de aquella manera: un juez exoneró al Partido Popular por la destrucción de los discos duros de Bárcenas. La formación se marchó de rositas con su victoria pírrica pero llevaba una buena cornada desde días antes.

El proceso de los discos duros le ha dado aire a Casado, que a poco que sea medianamente responsable y conserve cierta visión de futuro tendrá dificultades para conciliar el sueño tras el varapalo inicial a Esperanza Aguirre, que la obligará a visitar los juzgados y a ser el reclamo de todos los focos. Porque Esperanza sigue siendo Esperanza, aunque no presida Consejos de Gobierno en la Real Casa de Correos y ya no pilote a los de Génova en Madrid.

Aguirre era respetada cuando estaba en activo como un tótem indio. Y ahora sigue contando con respaldo dentro del partido, aunque algunos traten en estos momentos de apartarse de ella. Siempre ha ido a su bola. Inventó el populismo cañí y le fue de perilla. Ahora, ‘Espe’ sigue ligada a la política sin estar en política, porque por sus venas corre un líquido rojo, que será sangre, y otro de color indefinido que es combustible ideológico.

El auto judicial de Púnica y el documento de la Fiscalía dejan a Aguirre en una posición más que delicada: no habría sido, según dichos documentos, un elemento secundario en la presunta trama de financiación irregular del PP de Madrid sino que habría ocupado lugar preferente. Los de debajo, hacían. Todo eso habrá que demostrarlo pero es un torpedo en toda regla que explosiona en los cimientos de un PP tremendamente fofo que trata de hacerse a codazos un hueco como líder de la oposición.

El pepinazo judicial ha hecho temblar hasta el despacho de Isabel Díaz Ayuso, de estreno en el cargo de presidenta de la Comunidad de Madrid, que ya tiene bastante con lo suyo y la investigación que se llevará a cabo con el respaldo de su socio de Gobierno, el Ciudadanos de Ignacio Aguado. Con amigos así para qué quieres enemigos.

Esperanza Aguirre no ha callado ante su imputación. Ha arremetido. Vamos, que para ella todo lo que se dice es mentira. Eso habrá que verlo cuando haya que verlo, en sede judicial, con luz y taquígrafos.

Cualquiera que mire el listado de imputados de la Púnica se dará cuenta de que sería posible formar un mini Consejo de Gobierno de Madrid durante las comparecencias que se celebren ante el juez Manuel García Castellón.

Porque allí estarán Aguirre, que fue presidenta de la Comunidad de Madrid; Ignacio González, que fue vicepresidente con ella y presidente después; Manuel Lamela, Juan José Güemes y Borja Sarasola, que fueron consejeros de diferentes áreas del Gobierno de Madrid en distintos periodos; Cristina Cifuentes, que fue Delegada del Gobierno y Presidenta de la Comunidad de Madrid…

Todos ellos tendrán su momento para demostrar qué es verdad y qué no. Allí se verá. Aguirre siempre ha sostenido que nunca supo nada y que jamás hizo nada fuera de la ley a lo largo de su actividad pública.

El PP necesita, por supervivencia propia, que se aclare hasta el último detalle lo que pasó en Púnica y que los ciudadanos sepan qué hizo cada cual en aquellos días. Es cuestión de higiene política.

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