Posdata

El último combate político por la Covid

Castilla y León amplía el toque de queda ante la mala evolución de los datos del coronavirus y el Gobierno de España recurre la decisión.

Aspecto de la plaza de Zorrilla, en Valladolid, a las 20 horas del sábado, por el toque de queda.
Aspecto de la plaza de Zorrilla, en Valladolid, a las 20 horas del sábado, por el toque de queda.
Nacho Gallego/EFE

Castilla y León es una comunidad autónoma extensa, con nueve provincias variopintas y población ciertamente dispersa, salvo en las capitales y grandes localidades. Sus habitantes son sobrios, serios... hasta distantes en un primer acercamiento. Allí gobierna el PP del salmantino Alfonso Fernández Mañueco con Ciudadanos, en manos de uno de los díscolos de Inés Arrimadas en el partido naranja, Francisco Igea. Los ejecutivos bicolor están de moda en la política española. De cara a la gobernabilidad dos son mejor que tres y mucho mejor que cuatro, cinco o seis, como ocurre en el Gobierno central, que tiene dos tonos principales, el rojo y el morado, pero que precisa trazos de otros pintores. Mucha brocha para poco lienzo.

La comunidad autónoma de Castilla y León, ahora, ha dado un paso que está siendo controvertido. Mañueco ha decidido ampliar el toque de queda para combatir a un coronavirus que se está yendo de las manos en la región. Desde el sábado, a las 20.00 horas no hay ni un alma en las calles de Valladolid, Palencia, Burgos, Soria, León, Zamora, Salamanca, Segovia y Ávila. La noche se recuesta en las aceras, junto a la nieve, y allí duerme hasta el alba. El Gobierno regional basa su decisión en evitar contagios y salvar vidas. Cuantas menos horas se pase en contacto con no convivientes, más posibilidades de esquivar al virus. Cuantas menos personas estén por las calles, en los bares, en lugares de ocio, más frenos contra la Covid.

"La responsabilidad individual es el gran fracaso de la estrategia y 'salvar la Navidad' un objetivo suicida"

Mañueco y su Gobierno así lo creen. Del lado de esta decisión están facultativos que asisten en Atención Primaria en los Centros de Salud de la región. Para ejemplo, un botón: José Luis Almudí, presidente del Colegio de Médicos de Valladolid, asegura a La Información que "en este momento de la pandemia con las cifras de incidencia acumulada y la ocupación de las UVI ya solo quedan medidas de contención de este tipo o el confinamiento domiciliario. La responsabilidad individual es el gran fracaso de la estrategia y 'salvar la Navidad' un objetivo suicida". Cristalino el galeno.

Ver cómo surgen nuevos contagiados de coronavirus desquicia a cualquiera. "En la situación que estamos no se puede andar jugando. En Primaria estamos atendiendo a más de 50 pacientes al día; el viernes he tenido [en la consulta] seis positivos. Al menos uno de los que se derivaron a un hospital tenía todas las papeletas para ingresar en la UVI", dice otro facultativo a este periódico. Pero, ni tanto ni tan calvo: "Sin duda, cuanto menos contacto interpersonal, mejor. No olvidemos lo que sabemos seguro, la transmisión aérea del virus. Pero salir a pasear a cualquier hora con mascarilla y bien abrigado no creo que aumente el riesgo... Estar en un bar sin mascarilla, sí".

Moncloa tiene en sus manos la opción de facilitar a las CCAA la aplicación de medidas para reducir los contagios

La decisión del Gobierno de Castilla y León ha chocado frontalmente con el Gobierno de Pedro Sánchez. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha recurrido la acción del ejecutivo autonómico, al asegurar que no tiene las competencias para modificar el horario del toque de queda contemplado en el decreto de estado de alarma en vigor. Dicha competencia, en opinión del también candidato a la Generalitat por el PSC, le corresponde al Gobierno de España. Ahora, la Justicia habrá de pronunciarse sobre quién tiene razón.

El equipo de Mañueco sostiene que el propio decreto de estado de alarma permite en uno de sus apartados modificar el toque de queda pero Sanidad dice que naranjas de la China. Mientras tanto, la decisión de Mañueco está en pie. Una fórmula -la de la ampliación del toque de queda- que ha sido demandada por otras autonomías, como Murcia o el Principado de Asturias, al tiempo que alguna más se lo está pensando ante la dramática evolución de la enfermedad que es palpable ya en los hospitales y las estadísticas.

Todo, seguro, podría haber sido más sencillo en este último combate entre administraciones públicas. ¿Se nos ha olvidado hablar, conversar, negociar, consultar, preguntar, aportar, ayudar...? En una situación como la presente -en la que el miedo vuelve a meternos en el fango- el Gobierno y las CCAA en general deberían mantener el equilibrio. Moncloa tiene en sus manos la posibilidad de facilitar a las regiones la aplicación de medidas que ayuden a reducir los contagios y, con ello, las muertes por coronavirus. Si hay que modificar el decreto vigente, habrá que hacerlo, dejando a un lado los agarrones políticos que están de más. Son vidas y salud lo que está en juego.

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