OPINION

Maduro en Venezuela: el golpe que no cesa

'Soldados de Franela': se cumple un año del atentado contra Maduro
'Soldados de Franela': se cumple un año del atentado contra Maduro

Nicolás Maduro ha perpetrado un nuevo golpe parlamentario en Venezuela. Un golpe nulo, es cierto, pero golpe al fin. La conocida como 'Operación Alacrán' se ejecutó el domingo 5 de enero gracias a los diputados chavistas que se habían reincorporado a la Asamblea Nacional a pesar de haber sido expulsados por violar la Constitución en el marco del infame diálogo noruego, y con la complicidad de un puñado de diputados opositores de diversos partidos, involucrados en un escándalo de corrupción, que encabezaron la farsa presentando una lista “por el cambio” para la elección del presidente de la Asamblea, que debe renovarse anualmente. El objetivo era impedir la reelección de Juan Guaidó como presidente del Parlamento nacional.

Para ello, con el uso de la fuerza militar a cargo de la Guardia Bolivariana a las órdenes de Maduro, se impidió la entrada a la Asamblea del propio Guaidó y de los diputados de la oposición, que ya venían siendo hostigados desde los días previos. Se cortó igualmente la señal de transmisión de la sesión y se imposibilitó la entrada de los medios internacionales y nacionales independientes, así como a los representantes diplomáticos. En ese contexto, y sin el quórum de 84 diputados que el reglamento y la Constitución exigen para la sesión, los apenas 60 diputados chavistas y de la fracción opositora disidente presentes dentro de la sala votaron a la lista fraudulenta que encabezaba Luis Parra y anunciaron que lo elegían como nuevo presidente.

Aunque todo lo anterior convertía la sesión y la votación en nula e ilegal (y el golpe en burdo puñetazo), Maduro lograba un objetivo secundario: lanzar un mensaje de fuerza bruta y de fractura de la oposición. Países como EEUU, Colombia, Ecuador, Chile, Canadá, Bolivia, Perú, Uruguay, Paraguay, Panamá, Guatemala, Costa Rica y Brasil manifestaron de inmediato su rechazo firme a la embestida. También la OEA y el Grupo de Lima. No sorprendió a nadie que la Unión Europea no emitiera comunicado alguno, aunque el embajador francés anunciaba una posición para esa noche... Juan Guaidó anunció acto seguido la constitución de la Asamblea fuera del edificio, en las instalaciones del periódico 'El Nacional', donde se logró el quórum necesario y se procedió a sesionar reglamentariamente. Y Guaidó fue legalmente reelegido como Presidente de la Asamblea Nacional y Presidente Encargado de Venezuela. Una prórroga que será vital para el país. Un plazo único para que Guaidó demuestre que es capaz de hacer lo que vino a hacer.

Resulta difícil entender por qué aceptó la Asamblea Nacional reincorporar a los diputados chavistas desacreditados hace unos meses. ¿Acaso no sabía que los alacranes siempre pican, porque está en su naturaleza? ¿Cabía alguna duda de que el tic-tac del reloj hacia el 5 de enero estaba en marcha, y que estaba marcado en rojo chándal en la agenda de un Maduro atrincherado en la usurpación desde hacía justo un año?

Quizá convenga hacer un pequeño resumen como recordatorio para entender el contexto: Juan Guaidó fue elegido presidente de la Asamblea Nacional el 5 de enero de 2019. El mandato presidencial de Nicolás Maduro expiró el 10 de enero. Ante la ausencia de un presidente electo con garantías democráticas, Guaidó asumió el mandato constitucional de asumir la presidencia interina de Venezuela el 23 de enero hasta que se celebraran unas elecciones creíbles, justas, inclusivas y transparentes. Más de 60 países, entre ellos España, han reconocido desde entonces a Guaidó. Y Maduro ha dedicado buena parte de sus esfuerzos en 2019 a un objetivo: liquidar la Asamblea Nacional de mayoría opositora, fruto de las últimas elecciones con las mínimas garantías democráticas que han tenido lugar en Venezuela, en diciembre de 2015. A lo largo de este último año, el dictador ha endurecido la persecución, encarcelamiento, acoso e inhabilitación arbitraria de diputados opositores. Muchos están en el exilio o refugiados en embajadas. Las grietas de vulnerabilidad abiertas durante el período de las nefastas conversaciones propiciadas por Noruega sirvieron a la tiranía para lograr que se reincorporaran a la Asamblea decenas de diputados chavistas que habían sido expulsados.

Sin embargo, la Asamblea Nacional ha resistido como única institución reconocida como interlocutora legítima en Venezuela. Y la legitimidad de Juan Guaidó como presidente encargado, como he recordado antes, le viene dada por conservar la presidencia de la Asamblea Nacional. Maduro necesitaba evitar a toda costa la reelección de Guaidó. Por ello, en el esprint final hacia el 5 de enero, el régimen tuvo que recurrir a lo que consideraban una especie de 'solución final': la referida 'Operación Alacrán', que, a través de sobornos e intimidación a los diputados de la oposición, consiguiera dinamitar esa legitimidad desde dentro del Parlamento, ocupando la Asamblea para propiciar desde allí unas nuevas elecciones fraudulentas.

No lo ha logrado. Lo siguiente ha sido convocar a sus secuaces del Foro de Sao Paulo. Veremos la próxima entrega, pero, entretanto, Venezuela tiene otra oportunidad.

* Beatriz Becerra ha sido vicepresidenta de la subcomisión de Derechos Humanos en el Parlamento Europeo y eurodiputada del Grupo de la Alianza de Liberales y Demócratas por Europa (ALDE) en la legislatura 2014-2019. Es autora de Eres liberal y no lo sabes (Deusto).

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