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Cuento del Día de Reyes

Mosaico de San Apolinar Nuovo
Mosaico de San Apolinar Nuovo
Wikipedia

Regala recuerdos. Regala emociones.

"Cuando Jesús nació en Belén de Judea, en días del rey Herodes, vinieron del Oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle... Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra".

En estas palabras del Evangelio de San Mateo (el único que habla de la visita de los Reyes Magos) se basa la tradición cristiana de hacer regalos -en principio a los niños, aunque luego se extendió también a los adultos- el 6 de enero. Aunque la tradición se fue adornando con el tiempo, con cartas a sus Majestades, pajes ayudantes y hasta carbón, si los niños se habían portado mal.

Hay numerosas teorías sobre esos Magos de Oriente: su número, nombre, raza y hasta su condición real, pero hay acuerdo en el valor simbólico de sus regalos: "oro (representando su naturaleza real), incienso (que representa su naturaleza divina, empleado en el culto) y mirra (ungüento embalsamador para los muertos, representando el sufrimiento y muerte futura de Jesús)".

Sentido originario

Dice el Diccionario de la Lengua Española que 'regalo' viene del verbo ‘regalar’ que significa: "dar a alguien, sin recibir nada a cambio, algo en muestra de afecto o consideración o por otro motivo" y que procede del francés 'régaler'.

Corominas confirma que 'regalar' significa 'agasajar, hacer un presente', y que probablemente viene del francés 'régaler', derivado a su vez de 'galer', 'divertirse, festejar', de origen seguramente germánico: *wallan, 'hervir, bullir, agitarse'.

"El vocablo y sus derivados alcanzaron en España gran empleo y desarrollo en los siglos XVI-XVII, pasando de aquí al francés, al inglés, al alemán y al italiano: gala, galán, galante (que se divierte, atrevido, enamorado)".

No obstante, dice Corominas que "diferente de esta palabra es el antiguo término castellano y hoy catalán 'regalar' (derretir, gotear), que aparece en el siglo XII y que proviene del latín 'regelare' / 'degelare' (descongelar, ‘romper el hielo’)".

Por último, otra teoría dice que 'regalar' proviene del adjetivo latino 'regalis' (real, propio de un rey) y tendría el significado originario de 'agasajar como a un rey', lo cual cuadra con los significados más antiguos: agasajar con pleitesía.

El arte de regalar

Sea cual sea el sentido originario del término, está claro que ‘regalar’ es un acto de generosidad, una muestra de afecto y, al mismo tiempo, una fiesta divertida, tanto para el que regala como, sobre todo, para el que es obsequiado.

Y eso no siempre es fácil, porque regalar es un arte y no todo el mundo tiene el conocimiento (o las ganas o el tiempo) para acertar con un regalo que realmente le haga ilusión a otra persona.

Con los niños es relativamente fácil, porque tienen muchas cosas que les atraen y, sobre todo, la vida por delante. Pero los mayores suelen tener ya de todo y no es fácil encontrar algo que les llame la atención y no se lo hayan comprado ellos.

Por eso, a medida que nos hacemos mayores, cada vez queremos menos cosas y preferimos regalos que consistan en experiencias compartidas (pasar tiempo con tus seres queridos), bien en el futuro, bien en el pasado (recuerdos).

Porque, aunque se regalen cosas materiales, en realidad no se regalan cosas; se regalan ilusiones, se regalan emociones y, en definitiva, se regalan momentos felices que, algún día, se convertirán en recuerdos felices.

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