OPINION

Inteligencia Artificial y pactos poselectorales

El pacto Sánchez-Iglesias pone en jaque a los mercados en pleno parón económico
El pacto Sánchez-Iglesias pone en jaque a los mercados en pleno parón económico
EFE

Deep Blue fue una supercomputadora desarrollada por IBM para jugar al ajedrez. Fue la primera que venció a un campeón del mundo vigente, Gary Kaspárov, en 1996-97, con un ritmo de juego lento. Su juego se basaba, principalmente, en la fuerza bruta de cálculo. Era una computadora de procesamiento paralelo masivo, capaz de calcular 200 millones de posiciones por segundo.

AlphaGo es una inteligencia artificial desarrollada por Google DeepMind para jugar al juego de mesa Go. En 2015 se convirtió en la primera máquina de Go en ganar a un jugador profesional. Se basa en una combinación de técnicas de aprendizaje automático y árbol de búsqueda, combinadas con una formación a partir tanto del juego humano y como del ordenador (aprendizaje profundo)

Tras los resultados de las pasadas elecciones del 10-N, muchos han comparado la actual situación a una partida de ajedrez, un sudoku o un Tetris muy complicado (el Go no está muy extendido por estos lares), en el que los movimientos de cada jugador van a producir resultados no sólo a corto plazo (la investidura), sino a medio plazo (la legislatura) y largo plazo (las siguientes elecciones, cuando sean).

Si no, que se lo digan a Pedro Sánchez, que decidió ir a unas nuevas elecciones, calculando que podía sacar mejores resultados y, sin embargo, perdió 3 escaños. O a Pablo Iglesias, que no aceptó la oferta de gobierno de Pedro Sánchez de antes del verano y ha perdido 7 escaños. O a Albert Rivera, que hizo un giro a la derecha, para ocupar el espacio del PP y ha perdido 47 escaños y abandonado el juego.

Por eso, ahora es el momento de la estrategia y, más allá del interés de España, que se les supone a los partidos nacionales (aunque cada uno lo entienda de forma distinta) y que no se les supone a los partidos independentistas (sino al contrario), deben aquéllos calcular cómo afecta cada movimiento a corto, medio y largo plazo. ¿Qué simulaciones y recomendaciones les haría una Inteligencia Artificial?

Principales simulaciones

Todos los medios y analistas (quién no lo es en estos días) coinciden, calculadora o 'pactómetro' en mano, en las principales opciones que tiene el PSOE para poder sacar adelante la investidura, en primera o segunda votación, y poder formar un gobierno. Desde luego, el primer paso ya se ha dado, tras el preacuerdo con Podemos. Pero, como digo, no es cuestión de calculadora ni de superar este primer trámite, importante sin duda, sino de levantar la vista y mirar más allá

Hay algunas opciones, dentro de las pocas posibles, que se presentan como fáciles en un primer momento, pero que pueden dar más de un dolor de cabeza al PSOE una vez gobernando y legislando, y hacer que esta legislatura no sea muy estable. Como advertía algún socialista, "debemos prepararnos para una legislatura corta", pero no creo que sea lo que quiere la mayoría de los españoles.

Hay otras opciones que se presentan como más complicadas, ideológicamente, aunque fueran las que aportarían mayor estabilidad al Gobierno y al Parlamento; algo que es muy necesario en estos momentos de zozobra política y económica y que los ciudadanos y los mercados, sin duda, valorarían positivamente, pero que podrían suponer un coste muy elevado para los protagonistas de las mismas.

Nadie ha cuestionado nunca que el jugador que debía mover ficha, en primer lugar, era el PSOE, que ha ganado las elecciones. Y así lo ha hecho. Pero los demás jugadores empiezan ya a enseñar sus cartas o, al menos, a tomar posiciones en esta partida, teniendo en la mente los objetivos que quieren conseguir en la negociación y en la legislatura (algunos los tienen muy claros) y el coste que están dispuestos a asumir para ello.

Como solía repetir un sagaz político: "Los políticos son animales que se alimentan de votos". Y añado: "Los partidos son recipientes que se llenan -o vacían- de votos". Lo cual no quiere decir que los políticos y partidos sólo piensen en ellos, sino que, para poder llevar a cabo su proyecto, necesitan alcanzar y mantenerse en el poder y por eso deben calcular cuántos votos pueden ganar o perder con cada decisión.

La clave: la estabilidad

Calculadora en mano, los votos del PSOE (120), Unidas Podemos (35) y Más País (3), no son suficientes (158) para obtener la mayoría (176), por lo que necesitarían 18 votos -o las abstenciones- de ERC (13) y JuntsxCat (8), o del PNV (7), CC (2), BNG (1), PRC (1), Teruel Existe (1). No es probable que Bildu (5) y CUP (2) votaran al PSOE ni que éste aceptara sus votos, pero sí sus abstenciones (caso Navarra).

Este pacto, similar al pacto de la moción de censura del PSOE al PP, reproduce la situación de inestabilidad por la que el PSOE tuvo que convocar dos veces elecciones. Con la circunstancia añadida de que los independentistas, tras la sentencia del Tribunal Supremo, ya han anunciado que quieren aprovechar la debilidad de Pedro Sánchez para "atornillarle a la mesa" y obligarle a negociar.

Un pacto entre PSOE (120) y PP (88) hubiera dado una mayoría holgada (208) para formar un gobierno, a la que se podrían sumar Cs (10) y Na+ (2), CC (2), PRC (1) y Teruel Existe (1). Pero no parece que el pacto fuera para votar afirmativamente, sino, más bien, para abstenerse, a cambio de firmar unos acuerdos en temas de Estado y dejar al PSOE gobernar en solitario, pero vigilado por el PP desde la leal oposición.

La cuestión es el coste que esto supondría para el PSOE y, sobre todo, para el PP: ¿sus votantes entenderían, aplaudirían y premiarían en las siguientes elecciones, este pacto para no depender de las exigencias de UP y de los independentistas?, ¿o dejarían el terreno libre para la oposición de UP y de Vox y serían castigados duramente en las urnas en la próxima cita electoral?

Para estas decisiones, falta un superordenador con Inteligencia Artificial, capaz de simular, con todos los datos disponibles, qué escenarios electorales se producirían a corto, medio y largo plazo con unos pactos y con otros. Aunque, seguramente, lo que no perdonarían los electores sería no garantizar, en estos momentos, la estabilidad.

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