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El Misterio de la Navidad y el Metaverso

Metaverso inteligencia artificial
El Misterio de la Navidad y el Metaverso. 
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Esta noche celebramos el Misterio de la Navidad (o de la Natividad) y, más allá de las celebraciones sociales y ya lejos de nuestras clases infantiles de Religión, quizá convenga una reflexión sobre lo que significa el nacimiento del Niño Jesús y por qué lo considera la Iglesia un Misterio. Y, quizá también, podamos arrojar alguna luz sobre el mismo y extraer alguna consecuencia para el mundo actual.

Tras el nacimiento de un niño hace 21 siglos, se esconde, según el cristianismo, el Misterio de la Encarnación. Es decir, no se trató de un nacimiento normal de un niño normal, ni siquiera se trató del nacimiento de un profeta elegido por Dios, sino del Mesías (Salvador), el Hijo de Dios. Dios mismo encarnado en una mujer: “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn. 1:14). Pero este Misterio de la Encarnación va unido a otros Misterios del cristianismo, como el de la Virginidad de María (la concepción de Jesús por obra y gracia del Espíritu Santo), el de la Inmaculada Concepción (la concepción de María sin la mancha del pecado original, al estar destinada a ser la Madre de Dios) o el de la Santísima Trinidad (tres personas distintas y un solo Dios verdadero).

¿Monoteísmo o Politeísmo?

Es acerca de este último Misterio sobre el que me quiero detener y hacer mi reflexión (que no pretende ser un sermón), porque creo que sobre el mismo se puede arrojar alguna luz desde la perspectiva del mundo actual, y también del mismo se puede extraer alguna consecuencia para el mundo actual; especialmente para el digital y para un tema tan de actualidad como es el metaverso. Podemos imaginar que a los primeros cristianos no les debía de resultar fácil explicar -especialmente, a los judíos- que Jesús no era un Profeta o un hombre excepcional, sino el mismo Dios hecho Hombre. Porque el judaísmo era y es una religión monoteísta y no comprendían que hubiera un Dios Padre, un Dios Hijo y un Dios Espíritu Santo. ¿Tres dioses? ¿Se había vuelto politeístas los cristianos?

Por eso el cristianismo tuvo que ‘inventarse’ el Misterio de la Santísima Trinidad, para explicar que no eran tres dioses, sino “tres personas distintas y un solo Dios verdadero”. Pero esta formulación no parecía que aclarase mucho el tema. Por eso se recurría a decir que era un ‘Misterio’ y así no había que hacer el esfuerzo de explicarlo ni de entenderlo. Pero ¿cabe alguna explicación o aproximación?

¿Qué es una persona?

Creo que sí es posible explicarlo y la clave está, como siempre, en un análisis riguroso de los términos empleados, que no son sólo palabras, sino conceptos, que hay que interpretar desde una perspectiva filológica (etimológica) y también histórica. Porque el concepto de 'persona’ no lo inventó el cristianismo, sino que lo tomó prestado del derecho (romano) y éste, a su vez, del teatro (clásico). El término ‘persona’ proviene del intensificativo ‘per-‘ y el verbo ‘sonare’ (sonar) y significaba ‘sonar fuerte, retumbar’. Era la máscara que se utilizaba en el teatro clásico, que tenía una serie de cavidades para amplificar y distorsionar la voz, según el ‘personaje’ que representaba (un mismo actor podía representar varios personajes en una obra, incluidos personajes femeninos, al no haber actrices).

De allí lo tomó el derecho (romano) para configurar el importante concepto de la persona jurídica, como el sujeto de derecho y obligaciones, que era el ciudadano romano que tenía voz y voto en las asambleas, como si éstas fueran unas obras de teatro. Es decir, eran protagonistas, con máscara, frente a los ‘extras’, que no llevaban máscara porque no tenían voz (no podían hablar en las asambleas).

Las identidades digitales y el metaverso

Entendido el concepto de ‘persona’ como ‘máscara’, es fácil entender que puede haber personas jurídicas que no sean físicas e, incluso, se puede reconocer una personalidad jurídica a ciertas inteligencias artificiales (‘personas electrónicas’). Pero, sobre todo, sirve para entender el tema de la identidad en el entorno digital o, mejor, las distintas identidades digitales que puede tener un mismo individuo. En este sentido, el Misterio de la Santísima Trinidad no sería tan misterioso, pues las tres ‘personas divinas’ no serían sino tres ‘máscaras’ a través de las que un solo Dios se ha manifestado a su pueblo a lo largo de la Historia. Que es lo que hacemos nosotros actualmente (usando varias cuentas, pseudónimos, perfiles o avatares) en el entorno digital y en las redes sociales y haremos en el metaverso.

Por eso, uno de los temas más importantes del metaverso -que hay que resolver para tener la necesaria seguridad jurídica que permita las interacciones de todo tipo entre los individuos- es la identidad o, mejor dicho, la ‘identificabilidad’. ¿Cómo saber que alguien es quién dice ser? ¿Podrá un mismo individuo utilizar distintos perfiles o avatares? ¿Podrá ‘desenmascararse’ en un momento dado?

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