OPINION

"Un Nuevo Acuerdo para España" y los propósitos de Año Nuevo

Pablo Iglesias, junto a Pedro Sánchez tras firmar el pacto de coalición
Pablo Iglesias, junto a Pedro Sánchez tras firmar el pacto de coalición
EFE

El pasado lunes se presentó el acuerdo de gobierno del PSOE y Unidas Podemos, titulado "Coalición Progresista: Un nuevo acuerdo para España", estructurado en 11 apartados, 120 subapartados y ‘tropecientas’ medidas, que, una vez cuente con el visto bueno de otros grupos parlamentarios (especialmente de ERC), servirá de guion, no sólo para la investidura de Pedro Sánchez, sino para el nuevo Gobierno.

El papel lo aguanta todo y este Nuevo Acuerdo para España, de 49 páginas, no es muy distinto a las "listas de propósitos" que nos hacemos todos para el Año Nuevo. Eso sí, más larga. Pero con el mismo peligro de que queden en buenas intenciones. La única forma de que se cumplan nuestros propósitos para el año que comienza es que sepamos de dónde partimos y nos fijemos objetivos concretos y medibles.

Por eso, aunque es lógico que un primer documento de esta naturaleza sea vago, y más político-propagandístico que técnico-administrativo, hay que pedir, desde ya, que se transforme en una hoja Excel y se pongan junto a cada una de las medidas: datos de partida y objetivos, presupuestos y plazos, para que los buenos propósitos no se queden sólo en eso y se transformen en compromisos concretos y medibles.

Transparencia y Evaluación

Como no se trata aquí de hacer un examen exhaustivo de las medidas propuestas (ya habrá tiempo) y como es normal dar un margen de confianza al nuevo Gobierno que se constituya (si al final -como parece- se llega a constituir), no voy a referirme a las medidas polémicas, sino a tres que, de entrada, me parecen positivas, sobre: transparencia, administración abierta y evaluación de las políticas públicas.

• Promoveremos acuerdos parlamentarios de consenso que permitan la elección y renovación de los órganos constitucionales y organismos independientes, como en el caso de… la Presidencia del Consejo de Transparencia y Buen Gobierno… Primaremos en la búsqueda de dichos acuerdos los principios de mérito, capacidad, igualdad, paridad de género y prestigio profesional (2.11.1).

• Aprobaremos una reforma de la Ley de Transparencia y Buen Gobierno y aprobaremos su Reglamento sobre la base de la experiencia acumulada, para hacerla efectiva (2.11.6 y 4.2).

• Estableceremos mecanismos de evaluación de las políticas públicas y de sus resultados y mejoraremos la eficiencia del gasto público, a través del Plan de Acción de la AIReF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal) para la revisión del gasto: 'spending reviews', beneficios fiscales, gasto hospitalario, infraestructuras de transporte e incentivos a la contratación (10.8).

Punto de partida

El punto de partida no es muy halagüeño, porque el actual gobierno -en funciones- no ha dado muchas muestras de transparencia: se ha negado a hacer públicos los datos de los viajes de Pedro Sánchez en avión, ha recurrido las resoluciones del CTBG, ha limitado las preguntas de los medios de comunicación en las ruedas de prensa y ha impedido, incluso, su presencia en la firma de este acuerdo.

Además, en año y medio no se ha presentado un Proyecto de Ley de modificación de la Ley de Transparencia y Buen Gobierno, ni un borrador de su Reglamento, ni se han asignado los recursos imprescindibles al Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, ni se ha propuesto un nombramiento de consenso para cubrir su Presidencia, vacante desde el fallecimiento de Esther Arizmendi, hace dos años.

Tampoco parece muy partidario de la rendición de cuentas ni de la evaluación de las políticas públicas: el Presidente del Gobierno no quiso hacer la tradicional comparecencia de balance de fin de año, y los primeros análisis del gasto público realizados por la AIReF, encargados por el anterior gobierno sobre políticas activas de empleo, fueron contestados desde el Ministerio y no se les hizo mucho caso.

¡Feliz Año Nuevo!

Termino esta columna deseando a todos mis lectores un Feliz Año Nuevo y que se cumplan todos sus planes y buenos propósitos para el año 2020. Para ello, lo mejor es que cojan una libreta o una hoja Excel y que se fijen objetivos concretos y medibles y vayan anotando los avances que se produzcan: como cuando uno quiere perder peso y mejorar la forma física, controlar los gastos y ahorrar, o aprender un idioma.

Y lo mismo le deseo al nuevo Gobierno. Porque los éxitos del Gobierno de España, sea del color que sea, serán los de todos los españoles. Pero, para saber cómo va y si se alcanzan -o no- esos éxitos, resulta imprescindible saber de dónde se parte, y qué objetivos, qué recursos y qué plazos se proponen. No sólo lo tiene que saber y controlar el Gobierno y sus socios, sino los grupos de la oposición y la Sociedad.

De buenas intenciones está el infierno lleno, dice el refrán. Aunque algunos seguro que piensan que lo peor que puede ocurrir con el próximo Gobierno (y sus socios, por acción u omisión) no es que las medidas propuestas se queden en propósitos, sino que se cumplan. En todo caso, tiene el legítimo derecho a intentar ejecutarlas y todos nosotros, el derecho a controlarlas y evaluar los resultados de las mismas.

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