OPINION

3 mensajes contundentes que ha dado la audiencia a las cadenas de TV en Navidad

Sálvame en Nochevieja.
Sálvame en Nochevieja.
Sálvame en Nochevieja.
Sálvame en Nochevieja.

Con la Noche de Reyes, se cierra la Navidad. A nivel televisivo, será la Navidad en la que Cristina Pedroche (y la expectación por su no-vestido) volvió a subir la audiencia de Antena 3, pero además también serán unas fiestas que dejan tres reflexiones sobre la TV generalista en España.

1. El placer culpable de ver Sálvame se oculta en familia

Sálvame es un éxito para Telecinco que, sin embargo, no se ha evidenciado en las campanadas de este fin de año. A pesar de que Jorge Javier Vázquez y compañía protagonizaron un extenso programa en directo, calculado con inteligencia para generar expectación previa con las uvas de la cadena, esta larga retransmisión se conformó con una pobre tercera posición, muy por detrás de TVE y Antena 3. No funcionó.

De hecho, es el peor dato de Telecinco en 12 años. Conclusión: la fiesta de Sálvame sube la audiencia como placer culpable que, en cambio, es más cortante de consumir en familia. Pero aún con la locura que se fue cuajando durante la emisión en vivo de Sálvame Stars, que se tornó en un desfasado cotillón de fin de año. Lo que se veía podía resultar violento para un instante en el que toda la familia se reúne frente a la tele.

Es curioso que a Telecinco le fuera mejor con Carlos Sobera y Lara Álvarez el pasado año, una pareja de presentadores más clásica, sin ningún morbo como cebo, pero sí con un perfil de público más familiar. Y las 12 uvas son familiares. La conga quitándose la ropa, quizá mejor para la versión golfa de las tantas de la madrugada. La audiencia está más inmune que nunca a los devenires de los personajes de Sálvame.

2. La televisión no pone lo que el público quiere

La televisión no emite lo que el público quiere, el público elige entre aquello que ofertan las cadenas de televisión. Lo demuestra Cachitos de hierro y cromo, un programa para una inmensa minoría que no deja de crecer en seguimiento en cada Nochevieja. También en despliegue, ya que en este último cambio de año el programa de La 2 ha realizado un especial con una puesta en escena notable para acoger actuaciones de grupos del momento que, paradójicamente, no siempre tienen cobijo en televisión: Vetusta Morla, Niños Mutantes, Sidonie, Novedades Carminha, El Kanka, Fundación Tony Manero o Ladilla Rusa. Además de las apariciones estelares -vía móvil- de Amaral, Love of Lesbian, Elefantes o Izal.

Si Sálvame Stars congregó un 10.1 por ciento de cuota de pantalla y 1.323.000 espectadores, Cachitos de hierro y cromo alcanzó un 6.2 por ciento de share y 680.000 seguidores. Entre los dos datos hay una diferencia lógica, pero el crecimiento de La 2 cuando vende bien su buena producción propia define que hay un público que busca contenidos alternativos a los que se ofrecen habitualmente. Un público que no se siente representado en la oferta clónica de una televisión que, en muchos ámbitos, se está quedando atrás en los intereses actuales de su audiencia.

Otra historia es que cuando existen programas diferentes la audiencia no se entere: el éxito televisivo también va unido a saber comunicar con atractivo las apuestas de programación y tener paciencia a la hora de dar un margen lógico de tiempo para su posicionamiento social. Sin menospreciar, la importancia de situar las propuestas de programas o ficción con cierto orden y coherencia, ya sea en la programación tradicional o en el escaparate de los 'videoclubs' a la carta online.

3. TVE sigue siendo el canal de referencia

A pesar de la fragmentación de las audiencias y de la mala y caótica gestión de su programación en los últimos años, Televisión Española está tan asentada socialmente que mantiene su fuerza. Un hecho que queda especialmente visible en Navidad.

Esta temporada, como cadena pública que no depender de los ingresos publicitarios y, por tanto, no tiene que cuadrar la programación con lo inversión de anunciantes, está compitiendo  con las privadas con artillería pesada. Así, RTVE se está rearmando y complicando los datos de prime time de Antena 3 y Telecinco, que se han quedado más paralizadas en un momento de cambio de consumo y descenso de anunciantes.

MasterChef, Operación Triunfo, Estoy Vivo han sido propuestas competitivas de TVE, pero además la cadena pública en estas Navidades ha demostrado que debe ser la compañía que movilice el sector audiovisual y cultural. Empezando por las propias cadenas privadas, más conservadoras por el riesgo económico que supone hace televisión. TVE debe probar y arriesgar, innovando con las nuevas plataformas -en Nochevieja realizó una emisión exclusiva online de las campanadas, presentada por Andrea Compton-, potenciando la producción original a tono con la sociedad de hoy -y no de los noventa, que ya han pasado veinte años- y generando ilusión en su plantilla.

Es la forma también de hacer partícipe al público de un canal que, en los últimos años, ha sufrido una peligrosa desconexión de su sociedad, especialmente de los menores de 60 años y olvidando a las nuevas generaciones. Fatalidad que está remediando, un poco, Operación Triunfo -y su emisión online- y producciones interactivas como Si fueras tú. Estos dos contenidos han dado también su mensaje a las cadenas tradicionales: el público joven vuelve a la televisión cuando se cuenta con ellos. 

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