OPINION

7 claves de la TV del futuro que está definiendo Movistar Plus (sin tal vez darse cuenta)

Buenafuente, rata
Buenafuente, rata
Buenafuente, rata
Buenafuente, imagen de Cero, con la rata dorada de La Peste, serie estrella de Movistar+.

La marca Canal Plus, muy unida a la percepción social de cadena temática de cine de estreno, ya no rentaba como contenido exclusivo de valor añadido para Movistar Plus. Así que la gran plataforma de pago de la televisión en España optó por crear un nuevo sello bajo la denominación de #0. Aunque se pronuncia Cero. Un canal que se ha convertido en un laboratorio de programas con un prisma de elaboración que escasea en la televisión en abierto, lo que en principio atrae a un público que no siempre encuentra su sitio en los canales tradicionales.

Al ser una televisión de pago, sin las ataduras de las premuras del examen de las audiencias instantáneas en abierto y al buscar un producto diferencial, Cero permite unos riesgos que, en realidad, ya están definiendo hacia donde va el futuro más cercano de la televisión. Cero es el vínculo entre la televisión de siempre y los nuevos consumos de un espectador que ha cambiado, sí, pero no tanto como parece.

Lo bueno si breve dos veces bueno

Los programas con una duración coherente con su contenido son más competitivos. Estirar un espacio para inflar el resultado de cuota de pantalla, como sucede en la actualidad en las cadenas generalistas, irá en contra del propio producto. El espectador ya cuenta con una oferta de contenidos tan amplia, y a un sólo clic, que tiene menos paciencia que hace diez años. El público premia los productos que no dan rodeos de guion y que son más sostenibles de visualizar bajo demanda: son más fáciles de ver, son más fáciles de compartir, son más fáciles de disfrutar.

Las citas diarias son un arma para el éxito de un canal

Los programas de Cero no sobrepasan los 60 minutos. Algunos incluso no duran más de 30 minutos, como Ilustres Ignorantes -el espacio más visto de la emisora-. El contenido está condensado en programas cortos pero que se colocan en franjas sencillas de identificar. Por ejemplo, de 11 de la noche a 1 de la madrugada se marca una cita de dos horas seguidos con el ADN del humor: primero con Late Motiv de Buenafuente y, después, con La Resistencia de Broncano. Dos reconocibles formatos, con apego a la actualidad, que están ubicados con orden para crear un tramo de programación contundente en el que el espectador no se pierde.

En la televisión que viene, ganará puntos el canal que no mueva cada día los horarios y sus franjas de formatos pegados a la actualidad estén asentadas. Los canales de televisión en directo, los de toda la vida, deberán fortalecer citas de prime time que reúnan a su audiencia frente al televisor en tramos de programación que se convierten en pilares diarios, que el público identifica sin necesidad de pensar demasiado. En la batalla de los nuevos consumos, las televisiones deberán crear una alianza de compromiso con el espectador: si mareas, las nuevas generaciones te acaban dejando. Igualito que pasa en el amor.

El humor también evoluciona

Programas como Late Motiv, LocoMundo, La Resistencia, Ilustres Ignorantes o Cero en Historia están actualizando el humor. Porque, en la televisión en abierto, el humor daba la sensación que se estaba quedando estancado en el chiste de los noventa. Pero han pasado muchas historias desde la década de los noventa. Tantas que hasta parece que hay más miedo que entonces a parodiar según que temas. Pero Buenafuente, los Ilustres Ignorantes y Broncano demuestran que, al final, el límite del humor está en la confianza con el espectador. Tocan todo, cada uno a su manera. Y el público se siente secuaz del programa, el espectador se convierte en un compinche fiel que entiende las licencias de guion, por gores que sean, porque están dentro del contexto del formato.

renovado  concepto de tv

Un canal escaparate

La TV de pago ha estado estrechamente unida a los contenidos de ficción. Pero a partir del momento en el que la ficción se consume principalmente bajo demanda, surge un nuevo concepto de canal: el canal escaparate. Se trata de una emisora que se articula por programas pegados a la actualidad para ser vistos principalmente en directo y que, al mismo tiempo, sirven como contenedor para hablar de manera inclusiva de la oferta 'a la carta' de la plataforma. En tiempos de tanta oferta, ya no sólo basta con invasivos spots para dar a conocer una nueva producción.

La sociedad va muy rápido y los directivos de las cadenas de televisión no pueden ir muy por detrás. Menos aún en las cadenas de televisión tradicionales en las que cada vez es más crucial alcanzar un sello propio en el que el espectador se siente orgulloso de seguir y fardar de ver ese canal. Y lo defiende y comenta a su familia, a sus amigos y en el ascensor si hace falta. Cero ha tenido claro, desde el principio, la necesidad de crear sello complementario a las TV en abierto. Lo ha intentado, sufriendo las limitaciones de ser un canal con una visibilidad ajustada.

La alianza de redes

Para derribar la trinchera de la invisibilidad del pago, Cero ha apostado por volcar en las diferentes redes sociales y en Youtube fragmentos constantes de sus contenidos. Este tipo de ventanas son muy importantes para que la televisión de pago atraiga interés de un público potencial que no está en la plataforma. Que la gente sepa que existe, en definitiva.

La televisión se hace más grande gracias al poder de las redes sociales y es la televisión la que debe acudir a Twitter, Instagram, Facebook y Youtube para que sus producciones fluyan dentro del hábitat donde surge la conversación social. No sólo se trata de compartir enlaces promocionales de los programas y series, las cadenas deben interactuar en las redes como un usuario más. Una vía de acción que aún no se comprende por los canales, cuando cada compañía debería marcar un tono estratégico a la hora de comunicar, debatir y bromear en las redes sociales.

Pero ninguna de las cadenas españolas, tampoco Cero, cuenta con un tono narrativo diferenciado en redes. Y eso es crucial para hacer más fuerte la imagen del canal: la televisión ya no sólo vende su look por apoteósicas promociones en sus pausas publicitarias, también plasma su personalidad en redes.

Series para todos los públicos, público para no todas las series

Movistar Plus ha realizado una millonaria inversión en ficción original. Saben que la batalla se juega en la producción propia de programas y series. En los últimos meses, la compañía está presentando diferentes tipos de series con distintos objetivos de perfil de espectadores. Ya no sólo se busca la serie para todos los públicos, ahora se captan todos los públicos al sumar diferentes tipos de series con un target más acotado por géneros. Un nuevo escenario gracias a la consolidación de las plataformas bajo demanda. Ahora los productores piensan en el espectador español pero, a la vez, en colocar el producto después en el catálogo de compañías como Netflix. Porque Netflix necesita alimentar un videoclub que tiene cada vez más hambre de más contenidos y ahí, al final, más que competencia con Movistar puede surgir un apasionado e imprevisto romance entre el operador en español y el norteamericano. Ambos se necesitan para ser más fuertes.

Crear familia (de profesionales reconocibles y reconocidos)

La percepción de la televisión de pago en España era muy fría. Sólo se vendía con producto enlatado extranjero, cine y series, y grandes retransmisiones deportivas. Cero ha intentado poner calidez a la televisión de pago a través de un elenco de reputados profesionales, que ponen cara a la cadena. Andreu Buenafuente, Paula Vázquez, David Broncano, Patricia Conde, Raúl Gómez, Javier Coronas, Iñaki Gabilondo... Hasta en la estética de los estilismos que visten estos profesionales en los spots del canal se intenta mantener una coherencia para que ninguno desentone con la aureola que pretende desprender Cero. Si hay que quitar el traje a Gabilondo, pues se quita a Gabilondo el traje... y la corbata.

Las cadenas tradicionales que mejor sobrevivirán serán las que sepan dotar su programación de rostros representativos, que se asocian a la imagen de marca del canal. En España esto de diseñar un imaginario de personas asociadas a una canal ya lo tienen muy claro en cadenas en abierto como Telecinco o La Sexta. Pero es la asignatura pendiente, por ejemplo, de la actual TVE que debe volver a ser una factoría de profesionales que el ojo del espectador conoce y reconoce.

La realización con enfoque es vital 

El espectador cuenta con más acceso que nunca a todo tipo de contenidos audiovisuales. No puede consumir todo lo que puede consumir. El canal de TV que se posicionará mejor en el mercado es el que el espectador interioriza que viene con un valor añadido. En este cometido, es muy importante cuidar y planificar creativamente la realización visual para impulsar la calidad de la narración de cada historia. Porque la televisión es realización. Aunque, a veces, eso no lo parezca.

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