OPINION

'Alaska y Mario', oda a la tontería

ALASKA Y MARIO MTV
ALASKA Y MARIO MTV

“Pensábamos que lo habíamos visto todo, pero nos equivocamos”. dijo la voz en off con la que arrancó anoche la segunda temporada de Alaska y Mario...

No sabíamos qué querían decirnos exactamente con este pomposo titular, porque la primera entrega de este retorno fue más de lo mismo. Parecía que estábamos viendo una reposición de un episodio ya emitido.

Bueno, quizás la voz se refería a que Olvido Gara Jova, Alaska, nos iba a enseñar sus pechos a los diez minutos de regresar a MTV. Eso sí fue nuevo. Y es que resulta que quiere aumentar sus mamas porque se las vio pequeñas en su posado para Interviú. Así que mostró, sin más demora, sus dos volúmenes a toda "España".

En cualquier caso, con el comienzo de esta segunda temporada, sentimos otra vez ese placer culpable de colarnos en la vida del excéntrico matrimonio. Un voyeurismo que funciona gracias a una audiencia que observa, sueña y critica la superficial existencia de una pareja de “modernos” con Visa Oro que se ha convertido en un próspero negocio andante.

Pero es un hecho: el formato Alaska y Mario está inteligentemente gestado como gran oda a la tontería. Con una excelente factura visual, sabe mantener la atención del espectador siempre en alto. Lo consiguen con un guion donde casi nada es casual y que va directo a la acumulación de telemomentos absurdos que son mostrados con un ritmo frenético a prueba de zapping.

Aunque, sin duda, lo mejor de la noche de estreno de la segunda temporada fue descubrir que, cuando hace frío, Alaska duerme con la capucha puesta de su pijama-chandal... Estremecedora imagen.

Esperemos que el viaje que la pareja está a punto de hacer a Los Angeles, Las Vegas y aledaños insufle un poco de aire fresco al formato. No le vendrá mal.

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