OPINION

Amaia Romero: por qué es sublime la portada de su disco

Portada disco Amaia Romero, desnuda con cuerpo pintado levitando
Portada disco Amaia Romero, desnuda con cuerpo pintado levitando

Amaia Romero conoció la popularidad en el universo del talent show. Su autenticidad y talento contaron con el tiempo suficiente para proyectarse a la sociedad a través del Canal 24 horas de 'Operación Triunfo'. Así fue generando un todopoderoso vínculo con un público fiel y, a la vez, fue construyendo  un sello reconocible. Espontánea e inteligentemente cándida, en 'OT' Amaia lograba dotar de carácter propio las versiones de las canciones que le tocaban. Y traspasaba la pantalla y, a veces, hasta mejoraba la original.

Amaia Romero había llegado para quedarse. No cogía el micrófono como el resto de los concursantes, su presencia era distinta a todo. Pero la fama de la televisión es muy traicionera. Terminó el concurso y en vez de correr para aprovechar el tirón mediático, ella y su equipo decidieron pararse a pensar. Como consecuencia, la espera ha generado mayor expectación con su disco y, al final, esa espera ha permitido cuidar más el lanzamiento para no desvirtuar el trasfondo de Amaia, en lo bueno y en lo malo.

También en diseño, pues su nuevo disco enseña la patita con una aplastante iconografía, lo que impulsa aún más la auoreola de la artista y entiende de manera global que la música crece si se otorga al usuario una experiencia completa a nivel sensitivo. Y eso, por ejemplo, significa mimar el diseño que convierte un trabajo musical en un vinilo de coleccionista. Así es como se venden discos en tiempos en los que se cree que ya no se venden discos. La importancia de cuidar la forma y no sólo el fondo. 

El disco se llamará 'Pero no pasa nada', frase que Amaia dice a menudo y que relativiza cualquier cosa que pueda ocurrir cuando se lance un disco, también un posible fracaso. Relativizar, una palabra inspiradora en tiempos de intensidad en las redes sociales en lo que todo se cataloga con un, muchas veces, vacío frenesí. El título, pues, ya es toda una declaración de intenciones y sobre todo lo es la foto elegida para la portada, que entiende que lanzar una carrera musical es muchas veces romper con lo evidente. Y, en cierto sentido, Amaia ha roto en parte con OT sin dejar de beber de OT. No es incompatible.

El concepto de la portada habla por sí sólo. Amaia, desnuda, levita para la posteridad o camina a contracorriente, como se quiera ver. Su cuerpo pintado de azul aparece en una sala con unas sillas detrás, en la esquina., y un telefonillo pegado en la pared. Nada de que la imagen parezca hecha por ordenador. Hasta la luz marca la sombra de la cantante. Una composición de elementos perfecta y, además, pensada para que la fotografía, con un toque artesanal, capte atención en tiempos de portadas clónicas, con posados de homogeneidad digital o retocadísimos primeros planos de los cantantes.

Arriba, en pequeñito, también perfectamente compuesto y equilibrado con la imagen, aparece con la elegancia de la tipografía discreta el nombre del disco junto al título de las canciones, todas del tirón. También una declaración de intenciones: letras pequeñitas quizá porque las canciones no pretenden fardar de ser grandes. Porque sólo se trata del primer paso de una joven artista con mucho futuro por delante.

Un diseño creado por Querida Estudio con una fotografía de Paloma Wool que recuerda que la música es arte con todas las consecuencias. Las prisas del marketing podían haber priorizado que la portada pusiera Amaia bien en grande. Incluso que su rostro se viera en primer plano, no vaya a ser que algún espectador no la reconozca y no compre su disco. Este discurso de discográfica mediocre salta por los aires con la propuesta de Amaia y su equipo. Porque es mucho más poderoso, rentable y atrayente crear una estampa de diseño para la posteridad, diferenciándose del resto, movilizando la curiosidad del público que se toma un tiempo a descubrir la propuesta y fomentando más la inquietud del consumidor porque el empaquetado del producto también cuenta una historia a través de una poderosa imagen. Sencilla, sin avasallar, pero con un concepto artístico bien definido.

Definir bien los conceptos artísticos en todos los soportes (videoclips, portadas, escenografías, comunicación en redes...) es la asignatura pendiente de nuestro ámbito artístico más mediático y, en este cometido, Amaia ya aprueba con nota, recordando al personal que la música es una propuesta artística para todos los sentidos. Y los discos, por cierto, se venden si se cuida con agallas la experiencia que estimula todos esos sentidos. No sólo el oído.

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