ANÁLISIS

Antena 3 en expansión: cuál debe ser la operación para ganar a Telecinco (y cómo Telecinco puede remediarlo)

Pasapalabra
Pasapalabra
Atresmedia

El comienzo de curso ha sido muy bueno para Antena 3. La cadena principal de Atresmedia se está haciendo fuerte en franjas de programación que son estratégicas en la batalla de las audiencias. Sus buenos datos en prime time con el diario 'El Hormiguero', el serial 'Mujer' y la más ágil nueva temporada del talent 'La Voz' se han unido al buen rendimiento de los informativos con ayuda de programas previos como 'Pasapalabra' y 'La Ruleta de la Suerte', que han estabilizado una rutina diaria en el recuerdo del espectador.

Estos dos concursos son luminosos, rítmicos y sencillos en dinámica. Funcionan con brío, especialmente 'Pasapalabra' pues cuenta con un poderoso objetivo narrativo de tensión en su desenlace como es el disputado Rosco. Esta fórmula en Telecinco la conocen bien. No obstante, este producto lo plantaron y regaron en su parrilla. Pero, al final, lo perdieron por una sentencia a favor de ITV como propietaria de los derechos. Derechos que por su coste Mediaset pretendió evitar para hacer más rentable el producto.  

Y ahí es probablemente donde Mediaset tiene que hacer autocrítica. De momento, Telecinco sigue atesorando una audiencia fiel que siempre sintoniza con el canal. La fidelidad es su gran valor. Este público pasivo ve prácticamente todo lo que le ponen. Porque, durante décadas, esta cadena ha sabido armar ordenadas citas de programas en directo que son fáciles de recordar que están en emisión y que, además, atrapan por su destreza para el guion vivo.

Ahorrar costes es importante, más en tiempos de incertidumbre, pero el problema es cuando se confunde la austeridad con descuidar partes esenciales del resultado de la emisión y, por tanto, la apariencia de sus programas se empobrece, lo que dificulta reunir públicos más allá de los devotos que ya tienes ganados. La televisión es seducir con las técnicas escénicas, las narrativas de realización y las apuestas de diseño. Pero Telecinco se observa cada vez más pobre visualmente. Y lo que es peor, ves una emisión de hace dos décadas de 'Día a Día' con la cercanía de María Teresa Campos o de 'Crónicas Marcianas' con la creatividad de Javier Sardá y la entidad de aquel universo transmite más modernidad que en general las propuestas de la actual parrilla. ¿Qué está pasando, pues? Quizá no quieran esa modernidad ahora porque busquen otro público pero la realidad es que el deterioro de los decorados que se utilizan para todo fomentan un desgaste latente de la cadena. Es más, hasta transforman una emisora que vive de su imprevisibilidad en directo en más previsible.

Cierta homogeneidad en la estética de los contenidos no es siempre negativa. En el caso de Telecinco ha ayudado a identificar la cadena. Pero Mediaset se está empobreciendo visualmente. Hay muchos ejemplos: su mosca con el logotipo que define el canal en pantalla parece un pegote -nada que ver con la vanguardista anterior, que era transparente-, sus desordenadas cortinillas que dan paso a publicidad o ahora transformarse en la única cadena nacional que no maquilla a todos los colaboradores, cuando hay esponjas para maquillar desechables que utilizan TVE y Atresmedia que son seguras para la época del Covid. Todos estos detalles van en detrimento del resultado final para la aceptación del canal. Aunque todavía no lo noten.

Los altos índices de audiencia de  'Gran Hermano' o 'La isla de las tentaciones' está también en que miman las liturgias escénicas. El arte visual es parte de su guion. En 'GH' siempre han exprimido ese arte. Incluso siendo pioneros en aplicar el efectismo del diseño a las pantallas partidas que emiten el plano de reacción. También invirtiendo en las pruebas que realizan los concursantes y en acciones especiales. Otros realities low cost, como 'La casa fuerte' -que vuelve ahora-, sólo pueden adquirir atrezo de la tienda del barrio y eso los hace más débiles. Se cree menos en su veracidad porque se sienten más cutres y prefabricados. 

Mientras tanto, Antena 3 ha intentado mantener los rituales escénicos y cuidar su línea global de continuidad. En lo que no ha acertado tanto ha sido en sus contenidos diarios, principalmente en el género del magacin al que le ha faltado ser más empático con la audiencia. Ser más callejero, estar más en la calle. Incluso, a veces, la cadena de Atresmedia directamente ha parecido que optaba por no competir con Telecinco porque les rentaba no arriesgar. Que eso también pasa muchas veces en televisión reinventando el refrán de más vale lo "complementario" conocido que lo bueno por conocer. 

Sin embargo, ahora parece que es el momento de apostar por una alternativa diaria desde Antena 3 que fomente hábito de mantenerse en el canal y no sólo ir a oferta puntual de concursos o series. Esto, para empezar, se debería traducir en abrir -con paciencia- un pilar en directo diario en las tardes. Lo que podría hacer pupa a 'Sálvame' en un momento en el que sus tramas empiezan a ser muy repetitivas y sus personajes necesitan una reinvención desde un prima más actual del mismo tratamiento de esa crónica rosa que resetearon. Una acción de estas características no sería nada nueva. En los noventa, Antena 3 logró el mismo cometido cuando decidió competir con el exitoso '¡Qué me dices!' con '¡Extra Rosa!'. El programa del que huían los famosos fue ganado por otro formato, con Rosa Villacastín y Ana Rosa Quintana, en el que se querían sentar los famosos...

Los tiempos son diferentes, pero el aprendizaje de la historia de la televisión ilumina siempre caminos. Antena 3 podría adelantar a sus rivales probando una mezcla a la española del veterano 'The View' y el nuevo 'The Drew Barrymore Show'. Programas que acompañan porque son acogedores en forma y fondo. Lúdicos y útiles a través del entretenimiento que es osado porque cuenta con la sinceridad de ese punto de corrosión desde el que se construye la complicidad. No es fácil lograr ese clima en un directo. Nada fácil. Pero si no se intenta no se avanza. Y el futuro de la televisión siempre va unido a la valentía de atreverse.

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