OPINION

El cambio en la guerra entre Antena 3 y Telecinco: claves de una nueva batalla por el liderazgo

La Voz
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Telecinco lleva desde 2014 liderando sin demasiado problema las audiencias mensuales de la televisión en España. Durante años, la cadena de Mediaset supo afianzar una ordenada estructura de programación que el espectador reconocía sin apenas esfuerzo. Dos grandes programas diarios como eje vertebrador de una emisora sostenida por espacios en directo, especialmente asociados al género de la tele-realidad.

Pero lejos ya queda aquella etapa en la que se fraguó tal sólida estructura de emisora con el blindaje matinal que consolidó Maria Teresa Campos con el diseño de Día a Día y el remate nocturno de Crónicas Marcianas, con el ingenio intrínseco de Javier Sardá y Joan Ramon Mainat.

La televisión ha cambiado desde entonces y la identidad de Telecinco se ha ido desvirtuando. La cadena está menos organizada, pero mantiene la fuerza de la viveza del directo sin demasiados complejos con la que atesora a un público fiel al que le acompaña en el día a día.

Ante tal panorama, Antena 3 optó por diferenciarse de su principal rival y competir con otros contenidos, donde ha destacado especialmente en series y El Hormiguero de Pablo Motos, que está en un punto estratégico -la franja con más consumo diario- y sirve también para retroalimentar la programación de Atresmedia. Una cadena que, como Telecinco, también tiene un elenco de presentadores fijos pero que no se asocian tanto al canal como sus rivales. En gran parte porque una gran parte de ellos desprenden una aureola más distante a la gente que los de los de Mediaset.

Mientras tanto, Telecinco ha ido potenciado su microuniverso de famosos que, a veces, solo conocen sus más férreos seguidores. Lo que supone un problema a la hora de captar inmensas audiencias si en el casting del reality de turno no destaca algún personaje pintoresco que trasciende aunque el espectador ajeno a Mediaset no conozca su trayectoria personal previa.

Con este escenario: Antena 3 y Telecinco competían por las audiencias pero, en verdad, no estaban realmente compitiendo. Habían repartido el mercado. De hecho, Antena 3 ha ido dando vía libre a Gran Hermano y Supervivientes en la noche de los jueves, como si diera la sensación que creyera que no había nada que hacer en esa franja y sí que Atresmedia podía haber hecho pupa en momentos de desgaste del mítico talent show, sobre todo en su versión con anónimos. Pero, con el comienzo de 2019, está quedando en evidencia que si ahora Antena 3 se enfrenta a Telecinco con algunas de sus mismas armas ya no tiene todas las de perder.

Lo demuestran los resultados de La Voz, que ahora está en Atresmedia. Las audiciones ciegas en Antena 3 han liderado cada jornada hasta la fecha, a pesar de contar con una duración más reducida y superando en los martes a GHDÚO. El principal motivo está en que el nuevo Gran Hermano cuenta con unos personajes que están pensados para continuar la estela de los potentes datos de seguimiento de GHVIP pero, en realidad, son muy nicho de cadena y hasta causan rechazo en otros públicos -lo que impide que el show crezca en seguimiento- si no fluye con espontaneidad el tinte cómico que da aire al género de la tele-realidad, como sucedió en el último GHVIP con el personaje de Miriam Saveedra.. A esta secuela, falta alguien que descoloque y atraiga a ese televidente al que le causa indiferencia Yurena, Kiko Rivera y compañía.

En ese aspecto, la dinámica de La Voz es más inclusiva. No hace falta conocer a nadie y nadie espanta. Lo mismo sucede en Nochevieja cuando Antena 3 se posiciona con la expectación que genera Cristina Pedroche. Si Antena 3 compite con la misma táctica cotidiana de Telecinco ya puede ganar a Telecinco.

Pero Antena 3 no quiere ser Telecinco. Ni falta que le hace. Mejor, así la industria nacional de televisión es más diversa. Aunque los responsables de Atresmedia quizá se están percatando de que manteniendo su tono de entretenimiento modo espectáculo-bonito-de-ver pueden ampliar mercado si se atreven a ser más punkis. Así podrán adelantar por la derecha al infalible Telecinco. Sólo necesitan organizar mejor la temporalidad de sus formatos de entretenimiento para que se vayan pasando el testigo en su ubicación en prime time durante todo el año sin que existan vacíos en la programación y, a la vez, potenciar más comunicadores cómplices con el público que se identifiquen a la marca de la cadena. Eso aún no sucede en Antena 3. Aunque piensen que sí.

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