OPINION

Así TVE corta para los anuncios sin tener anuncios

Roberto Leal con un paquete.
Roberto Leal con un paquete.
Roberto Leal con un paquete.
Roberto Leal con un paquete.

TVE no cuenta con publicidad, así que el nuevo Operación Triunfo llegó sin cortes publicitarios. Pero, en cambio, con el paso de las semanas, el programa ha incorporado unas pausas que introducen promociones de la programación de la cadena. Lo mismo sucede con MasterChef, que desde hace tiempo sufre intermedios como si echara de menos la publicidad.

¿Por qué TVE introduce cortes de emisión para autopromociones, a pesar de que pueden propiciar una bajada de audiencia del canal? Se trata de un ajuste de programación, así se estira la duración que precisa el programa pero, además, con estas pausas se logra otro objetivo más importante: dar a conocer otros programas de la actual Televisión Española desde dentro de formatos de máxima audiencia. Porque TVE tiene un problema: no cuenta con programas donde vender su oferta de contenidos, mucha invisible para su gran espectador potencial.

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero suprimió la publicidad de Televisión Española en 2010. Con las campanadas de fin de año, un spot dijo adiós “para siempre” a los anuncios después de cincuenta años colándose -y financiando- la cadena pública.

En la primera época de aquella nueva televisión pública, supuestamente más independiente sin las ataduras de tener que venderse a las marcas publicitarias, se optó por visibilizar que ya no había cortes. La dirección de RTVE creó una campaña para convertir en virtud el vacío que dejaba en la programación la marcha de los anunciantes. De hecho, se plasmó con fuerza el mensaje de que el espectador ya no iba a ser incordiado por  spots. Los programas iban enlazados los unos con los otros, las series y el cine sin anuncios y las apuestas de prime time tampoco sufrían pausas. TVE se transformaba en una atractiva televisión sin cortes.

Pero pronto surgió una contraindicación. Sin intermedios, no había hueco para que la cadena comunicara su propio producto. Mientras que los canales privados introducen entre los anuncios tradicionales impactos publicitarios de contenido propio -ya sea televisivo o de estrenos cinematográficos-, la producción propia de TVE se quedaba oculta y pasaba desapercibida. Más aún cuando la cadena no había previsto crear programas de entretenimiento que sirvieran como atractivos espacios donde retroalimentar y generar conversación sobre su programación.

Al mismo tiempo y como consecuencia de la crisis y de los recortes del Gobierno de Rajoy, Televisión Española padeció una merma de ingresos que fue paralizando su capacidad de dar luz verde a nuevos formatos o retener éxitos, como sucedió con la serie Amar en tiempos revueltos, que terminó en Antena 3 bajo el nombre de Amar es para siempre.

En 2012, asfixiada por los recortes económico, TVE encontró la fórmula para seguir produciendo formatos. Se trata del “patrocinio cultural”, un as en la manga que cuenta el modelo de televisión pública sin anuncios, pues existe la opción del “apadrinamiento” privado de espacios de servicio público. De esta forma, la empresa patrocinadora financia parte o integramente el formato.

Esta táctica permitió la supervivencia de programas como Saber y Ganar que, a pesar de sus buenas audiencias, estuvo a punto de cancelarse en plena crisis económica por falta de presupuesto. Un “spot” de Telefónica como patrocinio cultural salvó a Jordi Hurtado del despido. Ahora este patrocinio cultural es clave para financiar formatos como el propio MasterChef, un formato que no esconde sus acuerdos con El Corte Inglés o Electromésticos Bosch. Además, de crear una línea de productos propios que van desde libros, clases hasta campamentos de verano.

Los anuncios nunca se han ido del todo de Televisión Española. Ya lo pronosticó Raphael, en 2010, cuando se le pidió un mensaje "navideño" para despedir la publicidad y ironizó con al final "volverán". Acertó, ya  se ha desvirtuado aquella premisa de entonces que protegía de cortes cualquier gran formato.

Ahora estos intermedios valen para hacer más largo el programa, ajustar la programación y dar a conocer otros programas desde un escaparate como el que supone programas con tirón como OT o MasterChef. Pero esta estrategia es cortoplacista, ya que TVE debería diseñar una parrilla con programas diarios de entretenimiento con una mirada creativa que sirvieran para tomar el pulso a la cultura, los intereses sociales y, además, servir para presentar sus propuestas de programación de una forma inclusiva. Sin ser un spot, con entrevistas o menciones dentro de los propios programas. Pero para eso Televisión Española debe contar con programas atractivos, con una identidad y premisa creativa, y no sólo magacines obsoletos pensados para un público que tal vez ya ni existe. 

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