El valor de la diferencia

Atresmedia: así afianza su futuro

"La televisión de un gran país" es el eslogan de un grupo de comunicación clave en el porvenir de la diversidad de la industria audiovisual española, más aún ante una televisión pública que necesita un proyecto de largo recorrido valiente y un Mediaset centrado en el bucle de la tele-realidad atrapada en el universo cerrado de personajes de Telecinco.

Roberto Leal Pasapalabra
Roberto Leal, última incorporación a Atresmedia
Pasapalabra

"La televisión de un gran país". Es un buen eslogan: reúne motivación, emoción y compromiso. Podría ser de TVE, como televisión pública, pero ha sido pensado por Atresmedia en estos tiempos de incertidumbre. Un acierto empresarial, pues es una frase fácil de recordar que resume y potencia los valores de la compañía.

En un momento en el que la televisión vive una revolución de consumo y sufre una pérdida de osadía creativa por la inestabilidad de los mercados publicitarios, Atresmedia remarca su marca de gran televisión como estrategia de márketing. Pero es cierto que es el grupo privado que sigue manteniendo una consistente diversidad de apuestas que demuestran que la televisión es cuidar fondo y forma. Aunque parezca que se está olvidando en el cómputo global de la televisión nacional. De hecho, Atresmedia es la familia de cadenas comerciales que mantiene un mimo por la escenografía, la estética y el diseño en toda su continuidad. Tan importante para atraer la curiosidad de los espectadores más difíciles de convencer.

El grupo Atresmedia surge de la fusión de Antena 3 y La Sexta. Entonces, lo inteligente fue que el grupo no fagocitó el canal verde e impulsó aquello con que se complementaba y diferenciaba. En este sentido, la parrilla de La Sexta es un ejemplo de definir bien las citas con un orden diario en el que es casi imposible perderse y no temer a un estilo propio: periodismo combativo. Lo hace gracias a autores reconocibles que generan vínculos de proximidad en el espectador. Caigan bien o muy mal, transmiten pasión y no despiertan indiferencia. Clave, pues la indiferencia es siempre un obstáculo a la hora de afianzar públicos en la TV nacional.

Antonio García Ferreras, El Gran Wyoming, Ana Pastor, Iñaki López, Cristina Pardo o Jordi Évole son profesionales que se asocian a La Sexta, impregnando de carácter autoral al canal. De hecho, los trabajos de Jordi Évole son un buen ejemplo del aporte por el que este grupo puede considerarse 'la televisión de un gran país'. La diversidad de la televisión en España ha crecido gracias a dar luz verde a programas como 'Salvados' cuando el género documental con cierto riesgo narrativo parecía que era incompatible con un prime time que no fuera el de La 2. Funcionó, y se sumaron otros canales.

También en ficción, durante los últimos tiempos, Atresmedia ha dado luz verde a series que no siempre encajaban en los cánones del éxito actual. Paradójicamente, su sello de series es vital para compañías como Netflix, que nutren su catálogo de producciones que cuando tienen los derechos exclusivos de emisión online llaman 'originales' para proyectar la percepción de que son suyas pero que, en la gran medida, son inversiones asumidas por los canales autóctonos de cada país. Este tipo de multinacionales bajo demanda son más una especie de videoclub de moda, hecho con ayuda de la estratégica inversión en marketing, pero los que siguen creando tejido industrial audiovisual estable -en producción, puestos de trabajo e impuestos- son los operadores autóctonos.

Pero existe un cambio de consumos y Atresmedia, como si se tratara de un canal más de su familia, también ha incidido en el canal Atresplayer Premium, que cuenta con producción propia exclusiva para atraer  suscriptores. Ahí está lanzando series como 'Veneno' o 'Benidorm', estrenada en los últimos días.. Un trampolín, sin publicidad al pagar una suscripción, que puede ser clave para dar luz verde a ficciones distintas que tienen su público sin necesidad de llegar a todos los públicos de las cadenas convencionales que dependen de anunciantes a la caza del jugoso dato de audiencia.

No obstante, la televisión de siempre, las cadenas generalistas, siguen siendo el gran escaparate para la producción audiovisual. Los canales tradicionales acompañan al espectador en su rutina diaria en directo y, a la vez, sirven de vitrina para premiers-acontecimiento de series y otro tipo de estrenos de entretenimiento que de otra manera serían más difíciles de ser descubiertos. El consumo televisivo a través de la televisión lineal sigue siendo mucho mayor que en cualquier plataforma. La televisión continúa con el título de medio más masivo, la ventana que llega a más tipos de públicos, sobre todo si se estructuran a través de una buena y ordenada programación.

En este sentido, La Sexta tiene excelentemente construidas esas columnas de su parrilla diaria, lo que convierte a esta frecuencia en muy competitiva entre el público atento a la intensidad informativa, mientras que Antena 3 ha ido cimentando ejes estructurales que son infalibles como 'El Hormiguero' o 'La Ruleta de la Suerte'. Ahora, además, intenta consolidar otra franja con 'Pasapalabra' con Roberto Leal. Los concursos familiares ya son imagen de la cadena naranja. 'Quién quiere ser millonario' ha recalcado, además, que también los juegos de cultura general son competitivos cuando se colocan con destreza en prime time.

No obstante, Antena 3 necesita ser más táctica y favorecer más franjas de programas en directo que otorguen más sentimiento de cadena a toda su producción. Es la manera para descolocar a un rival, Telecinco, que ha afianzado con ingenio su marca de televisión campechanamente viva 'nonstop'. La diferencia es que Telecinco se ha ido transformando en identificable por monotemática. Va a su propuesta segura, minimiza riesgos económicos, pero a costa de un universo cerrado de personajes que discrepan en el mismo decorado del mismo plató de Mediaset. Lo que termina siendo excluyente para una parte del público. Ahí existe un gran margen de acción para atraer a la audiencia huérfana de la compañía de otro tipo de televisión que desafíe la atención con más diversidad de contenidos y, además, lo haga cuidando la experiencia sensitiva que supone ver la tele. Un tipo de televisión con un mínimo de exigencia en la que, al final, luce con más brío cualquier inversión publicitaria referencial. En este cometido, Antena 3 no ha bajado la guardia con espacios que van de los informativos con una narrativa visual aplastante al gamberro espectáculo de 'Tu cara me suena', que entretiene mientras te descubre.

En la televisión que es bonita de ver por su osadía en forma y fondo, Atresmedia tiene una gran oportunidad para destacar y afianzar públicos. Más todavía en un tiempo que apunta a una previsible caída hacia los programas lowcost que serán débiles y entre los que destacarán aquellos que empleen este extraño momento para arriesgar creativamente sin descuidar las liturgias televisivas.

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