OPINION

Belén Esteban, de copresentadora a chef: un empujón para la cuarentena

Jorge Javier Vázquez, Belén Esteban
Jorge Javier Vázquez, Belén Esteban

Que si unas croquetas, que si una tortilla de patatas. Belén Esteban se ha convertido en la chef de 'Sálvame' durante su cuarentena. Las mentes pensantes de Telecinco han aprovechado el responsable 'yo me quedo en casa' de su colaboradora estrella para conectar con su cocina y enseñar a la audiencia la elaboración de sus recetas estelares. Empezaron por croquetas y, este miércoles, continuaron con una tortilla de patatas. 

A priori, la idea funciona para un show como 'Sálvame' ya que despierta y resuelve esa curiosidad aspiracional del público de saber cómo es por dentro la famosa casa de Belén Esteban. No sólo el hogar, la audiencia descubre hasta qué tipo de sartenes utiliza. Incluso que es una defensora de los trapos de toda la vida. 

Pero, además, la conexión con casa de Belén Esteban es balsámica en días duros. Sus salidas de tono, su manera de arremangarse entre fogones, su complicidad con un picajoso Jorge Javier Vázquez, su cámara amateur, operada por su hija, que intenta grabar la sartén con un imparable tembleque... Esta mezcla de factores técnicos, estéticos y dialécticos provoca una situación hilarante. Justo lo que necesitaba la audiencia de 'Sálvame' en estas jornadas. 

Y todos relajan la intensidad de la compleja realidad, también el propio equipo del programa. Y la audiencia también desconecta. Al menos, una saludable mijita. Nada que ver con los ingredientes de la receta de Esteban que son bien suculentos, dignos para alimentar a media plantilla de Mediaset. 

El desparpajo de Esteban, que incluso se arranca a cantar un hit de la Pantoja antes de dar la vuelta a la tortilla, consigue lo más complicado en estos días: arrancar sonrisas. Sonrisas de verdad. De esas que permiten coger aire. Da igual que la imagen que graba la situación se tambalee. Al contrario, otorga más comicidad a una sección que se transforma en un  sketche que podrían firmar Los Morancos. Porque, al final, esa estampa tan costumbrista recuerda en qué se sustenta el éxito social de Belén Esteban: representa a la identificable, imperfecta y callejera España de barrio unido a través de la espontaneidad sin medias tintas.

El binomio de Jorge Javier Vázquez al quite y Belén Esteban dejándose llevar -batiendo los seis huevos de su tortilla- es un espectáculo único, purificador e imprevisible. Es un empujón que necesitábamos.

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