OPINION

Belén Esteban y el gesto que delata su habilidad a la hora de manejar los trucos de la TV

Belén Esteban, Sálvame
Belén Esteban, Sálvame
Belén Esteban, Sálvame
Belén Esteban, monologuista de su verdad.

El éxito final de Belén Esteban está en que es una épica narradora. Y no lo sabe. En sus largas dos décadas de fama televisiva la que saltó a la popularidad por novia de torero ha tenido la capacidad de aprender el arte de narrar en televisión con una verborrea hipnótica. Sabe hacer silencios, sabe mirar a cámara, sabe suspirar e incluso sabe pedir la música que arrope e impulse la emoción de su discurso. Un gesto -de experta en ambientación musical- que define la intuición que ha adquirido a la hora de manejar los trucos de las narrativas del show televisivo.

Así ha sucedido esta noche cuando ha pedido a sonido su canción, Always de Bon Jovi, para proclamar su amor a su novio. Es más, ha solicitado el hit con el volumen bien alto. Más volumen, por favor. Ni Ferreras.

Ya con la banda sonora incorporada, Esteban ha realizado un monólogo sobre que está enamorada de un joven de 30 años que salvó su vida. Él lleva una ambulancia y se cruzó en su camino cuando fue a su auxilio tras una bajada de azúcar. Es el hombre de su vida, recalca. 

Y Esteban, que no permite a Jorge Javier Vázquez bajar el volumen de su canción favorita, cuenta la trama como si se tratara de una comedia romántica de Jennifer Aniston. Pero una Jennifer Aniston de barriada, que tiene más fuerza. 

El amor como guinda de la celebración de un juicio que ha ganado a su representante, Toño Sanchís. Por eso Esteban ha vuelto a sentarse en la silla de invitados de Sábado Deluxe: para hablar de una nueva victoria en un culebrón en el que existen buenos entrañables porque Belén Esteban también dibuja con su hábil labia a los malos de su vida.

Porque sin malos no hay buenos en ningún culebrón. Y la vida de Belén Esteban es un interminable telenovela de la realidad que tiene de todo en el guion: de tragedia, de comedia, de cómic, de surrealismo. Y ella, a pesar de todos los giros que ha dado en el espectáculo de las tripas del corazón de televisión, sigue logrando una peliculera capacidad de narrar su verdad, que atrapa sin escapatoria a la audiencia de Telecinco. Pero, ¿cómo es posible que se mantenga intacta esa autenticidad tantos años después? Porque Belén Esteban se ha creído su propio personaje.

Y, en varias ocasiones, el público del plató se puso en pie y aplaudió, aplaudió mucho, aplaudió fuerte, como si se encontrara ante una irrepetible dama del teatro después de interpretar el gran papel de su vida. Tal vez, no exista tanta diferencia. 

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