No tiene el ruido de panderetas de 'La ruleta de la suerte'

'Bloqueados por el muro': por qué no funciona el nuevo concurso de La 1 de TVE

Tras años apostando por corazón en esa franja, Televisión Española aprovecha el verano para lanzar un concurso producido por la experimentada Gestmusic ('Boom', 'Ahora Caigo')

El muro y su presentador
El muro y su presentador
Borja Terán

Malos datos para el estreno de 'Bloqueados por el muro', el nuevo concurso de mediodía de La 1 de TVE. La audiencia se queda por debajo de la gélida cifra del cinco por ciento de share. Un bajo rendimiento que era fácilmente pronosticable. Primero, porque la principal cadena de Televisión Española lleva meses sin oferta de entretenimiento en esa franja. No hay rutina en el público. Segundo, porque se ha optado por imitar a competidores en vez de romper con lo previsible e intentar hacerse hueco con otros targets complementarios. Tercero, porque cualquier nueva propuesta necesita tiempo para implantarse. Y aún es pronto. Esta oferta acaba de llegar, ahora toca que tenga margen para rodar y crecer.

Pero quizá, esta vez, sea demasiado sencillo pronosticar que 'Bloqueados por el muro' no terminará de cuajar. A priori, la dinámica del juego puede parecer perfecta para batallar con su rival 'La ruleta de la suerte'. Sus preguntas son muy sencillas y muy visuales. Al igual que los paneles del programa de Antena 3, aquí hay que adivinar de un vistazo jeroglíficos ilustrados. Un show muy óptico que, además, tiene un elemento reconocible como golpe de efecto. Esta vez, en vez de la ruleta o el rosco, una especie de balcón con una pared de bloques que van empujando a los participantes hasta que, si fallan más de la cuenta, caen al vacío. Pobres.

También el programa atesora el aliciente de que el equipo más audaz va manteniéndose con el paso de los capítulos y, de esta forma, el espectador puede ir conociendo y empatizando con los concursantes. Cada equipo, por cierto, lleva un chándal de color identificativo. Como 'El Grand Prix', hay azules y amarillos. Lo malo es que ese chándal les sienta fatal. Tal vez sería momento de ponerles ropa que les estilizara y proyectara esa erótica infalible del enamoramiento de la audiencia con alguno de los concursantes. Difícil con esa ropa. Tampoco ayuda la meta del concurso. El premio es escaso. El primer día lo máximo fueron 2000 euros. Y a repartir entre cuatro. Sin motivación económica, pierde cierta fuerza el show.

Pero, sobre todo, el gran problema de 'Bloqueados' es que en esa franja el televidente potencial no va a acudir a algo a rebufo si ya tiene marcada en la rutina su cita con el original: la mítica ruleta, que triunfa porque lleva años asentada en esa hora y su modus operandi es altamente sencillo y encima ruidoso. Mientras que en 'Bloqueados por el muro' se tienen que aplaudir los propios concursantes. A veces, se aplauden hasta de más. Por suerte, Ángel Llàcer intenta poner cordura desde su locura cuando los extrovertidos participantes se les va de las manos eso de querer ser simpáticos: "qué venís de despedida de soltero", dijo en el segundo programa Llàcer al ver como unos jugadores consumaban una especie de conga en su entrada al espectacular plató -instalado en el Estudio 6 de TVE en Sant Cugat del Vallés-. Decorado al que no le hace justicia la cabecera del espacio. Sí, la cutre careta parece de aquellos concursos telefónicos de las tantas de la madrugada.

'Bloqueados por el muro' no es mal formato, pero debe ir adaptándose a la idiosincrasia de la cultura nacional. Esto no es Japón. La televisión en España necesita protagonistas de más recorrido que una mueca. Más aún en el contexto de TVE, que sólo recuperará influencia como cadena que acompaña en entretenimiento con contenidos que huyan de lo superficial y cuenten con chicha creativa que rompa las expectativas sobre lo que se espera ahora de la cadena. En esta franja horaria quizá hasta hubiera sido más eficaz reinventar un show de corazón. Hacerlo crítico, mordaz, corrosivo. Pues sería complementario al resto de programas que ofrecen las cadenas a esa hora, recuperaría una cita clásica de la emisora y, a la vez, la desmontaría. Porque TVE no debe producir programas de corazón cortesano, eso quedo atrás, pero sí puede (y debe) reírse con una mirada inteligente, irónica y crítica de la picaresca nacional del cuore que nos retrata. Incluso de sí misma.

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