OPINION

Broncano y lo que representan sus preguntas incómodas a Ana Pastor en 'La Resistencia'

Ana Pastor con David Broncano en 'La Resistencia'
Ana Pastor con David Broncano en 'La Resistencia'

Periodismo. Rigor. Objetividad. Ana Pastor ha acudido a 'La Resistencia' de David Broncano y, como no podía ser de otra manera, sufrió una buena dosis de preguntas y repreguntas incómodas. Algunas habituales del programa de Movistar Plius: ¿cuánto dinero tienes? ¿cuánto has f* esta semana?

Pero, esta vez, como si se tratara de Mayra Gómez Kemp en la subasta del 'Un, dos, tres... responda otra vez' -o más bien de un trilero cualquiera-, Broncano se sacó un comodín de la manga para que Ana Pastor pudiera esquivar la cuestión del dinero y de la actividad sexual. El trueque consistía en que Pastor podía saltarse las preguntas impertinentes  si contestaba a quién iba a votar este fin de semana.

Este giro dramático representa la lucidez de 'La Resistencia', que no tiene complejos para tensar la cuerda con el superpoder de la mordacidad que todo lo permite y que intenta no acomodarse. Detalle importante, que los guionistas del formato y el propio Broncano no deben olvidar. O su programa empezará a caer en la monotonía de la repetición sin evolución.

También en la visita de Ana Pastor enfrentaron a la periodista con las contradicciones de su propia hemeroteca. Pastor, de hecho, puso cierto cara de susto cuando vio aparecer a Jorge Ponce con intención de recuperar declaraciones de archivo en plena emisión.

Pero, en realidad, jugaron al vídeo que estaba fuera de contexto para la carcajada colectiva. Vídeos llevados al extremo de la descontextualización. Con declaraciones manupuladas, con atribuciones a la presentadora de 'El Objetivo' de titulares de la otra Pastor (la Ana Pastor del PP) y, para chimpún, con Pastor doblada con una entonación digamos... que, vale, nazi. Todo fluye, hasta lo incómodo, en el entorno canalla de 'La Resistencia'. Porque el programa ha generado un poderoso e inteligente lazo de complicidad con su público.

Esto  gag básico para acariciar la risa cómplice con un referente del periodismo pero que, al final, también se transformó en una reflexión sobre que se puede manipular para hacer gracia o manipular para intoxicar la opinión de los espectadores. Y de eso sólo nos salva el periodismo honesto... y la comedia sin tabúes.

Buen periodismo y buena comedia, juntos, separados y revueltos, representan la importancia de creer en la inteligencia del espectador y fomentar una sociedad crítica, despierta, avispada. 'La Resistencia' con su corrosión de lo cotidiano lo hace y sin que casi se note.

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