El valor del archivo de la historia de Televisión Española está en todo lo que se ha emitido pero, también, en los descartes de grabación que han sobrevivido al paso del tiempo. No sólo de la propia TVE, también del noticiario No-Do, donde incluso pueden tener más relevancia algunos desechos o "tomas falsas" de rodaje, que nunca vieron la luz, en "el parte" que vendía y vitoreaba la España del régimen franquista en los cines.
Desde hace unos años, el archivo de RTVE está rescatando brutos de grabación de la cadena, lo que supone un paso adelante a la hora del estudio y divulgación de la evolución de la cultura audiovisual y social de España. En el servicio bajo de manda de rtve.es ya se han colgado fragmentos de rodaje del mítico Un, dos, tres -que permiten ver cómo dirigía el programa Chicho Ibáñez Serrador- e incluso se ha mostrado la trastienda de la dura grabación del anuncio de la muerte de Fofo por parte de Los Payasos de la Tele. Un imprescindible documento que demuestra una televisión constructiva y adelantada a su tiempo.
Estos días, con un interés más técnico, TVE ha colgado las secuencias completas del rodaje del videoclip Algo Más de Camilo Sesto, frente a la mítica fuente de Montjuic. Se trata de toda la grabación en bruto de aquel vídeo que promocionó la representación de España en el festival de la OTI de 1973, donde el cantante, por cierto, quedó en un buen quinto puesto.
Un curioso documento, pues además de permitir descubrir los delirantes cambios de vestuario de un viejoven Sesto y su habilidad para seducir a cámara, también retrata la forma de rodar en un exterior una actuación musical a principios de los setenta, donde no se escatimaban planos secuencias eternos y donde las claquetas eran pizarras de escuela.
En total, son 9 secuencias rodadas el 8 de octubre de 1973 -sólo un mes antes de celebrarse la OTI- en una jornada que, por suerte para el equipo de TVE, la luz del Sol se mantuvo sin grandes variaciones, lo que fue perfecto para que existiera un mismo tono de luminosidad durante todo el metraje y, así, no tener que paralizar más de la cuenta la grabación.
Da la sensación de que durante el rodaje nadie sabía muy bien qué montaje final hacer a partir de todo lo grabado. Por eso, casi medio siglo después, se pueden ver estas nueve secuencias por separado, como nueve videoclips diferentes. Cada uno con su personalidad, alguno incluso con apariciones estelares a galope, y todos sin una historia definida en conjunto más allá de poner de fondo una gran fuente soltando agua..
En esa improvisación TVE igual no ha cambiado tanto... sólo hay que ver los videoclips que se ha intentado, sin buen resultado, promocionar la candidatura española en Eurovisión en los últimos años. (Casi) siempre sin demasiada coherencia en la propuesta, (casi) siempre con un galimatías de ideas desordenadas e inconexas entre sí, (casi) siempre sin una idea concreta y contundente.
Como sufrió Camilo en 1973, había intención de realización, había sabiduría en el enfoque del camarógrafo. Pero faltaba una historia creativa, inequívoca y entendible que conectara con el espectador, nuestra asignatura pendiente. Menos mal que el cantante sabía poner caras a la cámara como nadie. Menos mal que sabía interpretar por sí solo. Así Camilo Sexto quedó quinto en un festival llamado OTI.
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