OPINION

'Cazamariposas' o cómo conseguir relevancia en el mando a distancia

Cazamariposas
Cazamariposas

La TDT española suena raro desde sus orígenes. Como si los canales que llegaron con la Televisión Digital Terrestre sufrieran un síndrome de actores secundarios en el panorama mediático.

La poca inversión y el mucho refrito propició una gran decepción del público durante la implantación de estas nuevas cadenas, la mayoría hermanas pequeñas de los grandes grupos de comunicación.

La oferta se multiplicó, pero la calidad y diversidad de contenidos no abundó. Lo que propició un cierto pasotismo del espectador a la hora de pretender, al menos, conocer las parrillas de estas nuevas emisoras. Como consecuencia, sólo han destacado aquellas emisoras que han llamado la atención con el maratón de reposición de contenido ya aplaudido por el espectador ('La que se avecina', vecina) o aquellas que han incidido en la creación de una marca que destaque sobre el resto.

En este sentido, el canal de Mediaset Divinity ha sabido distinguirse del resto de sus competidores con acciones que otorgan un sello propio al canal, lo que se traduce en una relevancia con entidad propia (y no segundona) en el mando a distancia. Para alcanzar mejor este cometido es necesario articular la programación con un formato de producción propia que se alce como estandarte de la identidad del canal. 

En Divinity este programa ha sido 'Cazamariposas'. Nuria Marín y Nando Escribano presentan un espacio de corazón y 'aconteceres' de Mediaset que, en un género en el que parece que está visto todo, ha logrado afianzar un tono propio en donde la socarronería campa a sus anchas.

Realizado desde Barcelona, 'Cazamariposas' cuenta con dos ediciones diarias que, al estilo de los 'Telediarios' en las cadenas tradicionales, organizan la programación del canal a la vez que retroalimentan sus propios contenidos, como ahora sucede con el boom de las telenovelas turcas que han propulsado la influencia en la tarde de Divinity.

Definir bien tu público y ganar relevancia con la dosis posible de producción propia diferenciada son claves del éxito de cualquier canal de pequeñas dimensiones. Divinity lo pelea con su programación en la que abundan estrategias de márketing para proyectar en el espectador que ver este canal es ser espectador de un producto "exclusivo".

'Cazamariposas' enriquece aún más ese "sello exclusivo" del canal porque introduce a Divinity la energía del directo desenfadado y fresco. Detalle que no es irrelevante, es crucial en la televisión que aspira al consumo tradicional, lineal y no sólo bajo demanda.

Y 'Cazamariposas' tiene mucho de fresco, en el buen sentido de la palabra. Su productora, La fábrica de la tele ('Sálvame', 'Chester'), demuestra cierta habilidad a la hora de acertar dando oportunidad a nuevos talentos, como también sucede en otro programa de la misma empresa, 'Aquí hay madroño' de Telemadrid.

Oscar Cornejo y Adrián Madrid, responsables máximos de esta compañía, no se atascan en el complejo de contratar redactores clónicos o reporteros al uso -según los cánones predominantes- y osan en reunir a un equilibrio de profesionales que se salen de la línea de lo convencional. Y eso es lo más difícil. Y lo juegan. Y 'Cazamariposas' desde Divinity ya es una cantera de talento emergente que no se conforma con ser uno más. Al igual que su propio canal, que no quiere ser uno más.

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