EN PERSPECTIVA

Comediantas olvidadas

La mujer ha quedado relegada en un papel secundario. Incluso en nuestro recuerdo. La memoria colectiva también trata con desdén e infravalora a las mujeres que hicieron lo más difícil encima de un escenario: entender la carcajada que necesita el público en cada momento.

Las hermanas hurtado
Las hermanas hurtado
RTVE

Piensen nombres de grandes del humor de nuestra historia. Gila, Martes y Trece, Eugenio, Tip y Coll, Cruz y Raya, Faemino y Cansado... Un momento, ¿y mujeres? Al hablar del humor siempre tardan más en salir los nombres de mujeres cómicas. A veces, como si no hubieran existido. Pero han existido, claro que han existido. ¿Por qué cuesta que los nombres de mujeres broten más inmediatamente? Porque vivimos en una cultura machista en la que, también en el arte del humor, la mujer ha quedado relegada en un papel secundario. Incluso en nuestro recuerdo. La memoria colectiva también trata con desdén e infravalora a las mujeres que hicieron lo más difícil encima de un escenario: entender la carcajada que necesita el público en cada momento.

Lina Morgan es la cómica más emblemática y representativa de nuestra historia. La actriz dignificó el género de La Revista y derribó, con su particular humor, muchos chichés y prejuicios que heredaba la sociedad española. Pero a Morgan no se le reconoció esta apertura de puertas. Y cuando finalmente se quiso honrar su trayectoria, se quedó por lo general en la superficie de la varieté menor, hasta considerándose casposas sus obras o series. Pero jamás puede ser casposo el humor que conseguía (y aún lo consigue) hacer reír, literalmente, a más de medio país cuando se emitían sus obras de teatro. Obras que lograban reflejar su tiempo a su manera y con desparpajo. Por eso mismo triunfaban tanto. Porque hablaban del verdadero país que teníamos a través del pincel fino de la risa.

Pero no es la única gran cómica de nuestra televisión. Pongamos en valor: Mary Santpere, Las Hermanas Hurtado, Beatriz Carvajal, Las Virtudes o Paz Padilla han seguido ese recorrido. Cada una a su manera. Mary Santpere y Las Hermanas Hurtado son máximas exponentes de la corrosión valiente que hablaba de todo cuando no se podía hablar de todo. La inteligencia de su ironía tiene un punto de fondo documental para comprendernos mejor. Con nuestros complejos inclusive.

Y en ese ejercicio de entendernos mejor hay que poner en mayúsculas el nombre de Rosa María Sardá, la primera gran cómica en tener un programa de gran envergadura semanal. Eran los ochenta y, por momentos, éramos más modernos y osados de lo que creemos ser ahora. Ahí te quiero ver era todo un late night en prime time que protagonizó La Sardá. Allí popularizó a Honorato, apaga la tele un rato y realizó entrevistas que, vistas hoy, son un inspirador tesoro audiovisual. Inconcebiblemente, ya no existe un formato tan osadamente creativo en la televisión pública.

Casi cuatro décadas después, la comedia en televisión sigue marcada por una idiosincrasia masculina y ni siquiera sabemos colocar en su posición en el mundo de la comedia a las grandes showomen de nuestra historia. Los roles están claros en una sociedad en la que nos han dicho de qué nos podemos reír dependiendo de nuestra sexualidad. De hecho, las monologuistas sufren más dificultades a la hora de transgredir las normas o hacer humor de determinados temas. Y a menudo ellas son juzgadas por un rasero distinto en el que también influye su físico. 

La televisión, en los últimas décadas, ha ido erradicando muchos prejuicios y muchos clichés del pasado más rancio. Pero aún sobreviven muchos complejos que convierten a las mujeres en cómicas de segunda. Prejuicios también por parte del espectador. Es evidente: como en tantas otras áreas, su trabajo, y hasta su consolidación en la memoria colectiva, es más invisible. En un tiempo en el que hace falta más vía libre a la comedia de calidad en televisión, también es necesario mujeres todoterreno que movilicen el humor en televisión con su mirada y transgresión. Porque el humor es cultura y enriquecimiento y, hoy por hoy, anda falto del equilibrio con su otra mitad.

Anabel Alonso, Llum Barrera, Eva Hache, Silvia Abril, Yolanda Ramos, Patricia Conde, Ana Morgade, Sara Escudero, Susi Caramelo, Henar Álvarez, Valeria Ross, Eva Soriano, Laura Márquez, Carolina Iglesias o Victoria Martín son algunos nombres propios a subrayar en una comedia que habla el idioma de hoy con talento, ideales y arrojo. Como lo hizo Lina Morgan ayer. Pero, esta vez, sin tener que acabar haciéndose las mocitas castas, tontas e inocentes para ser queridas. O, al menos, así debería ser ya en pleno 2021.

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