OPINION

Pedroche, récord de share: el éxito de una 'chica viral' más allá de unas transparencias

Cristina Pedroche campanadas 2018
Cristina Pedroche campanadas 2018
Cristina Pedroche campanadas 2018
Cristina Pedroche dando la campanada.

Funciona. El efecto Pedroche, que surgió hace cuatro años de forma espontánea en La Sexta, ha vuelto a tener resultados. Antena 3 ha logrado la mejor audiencia de las campanadas de una compañía privada con un 23,3 por ciento de cuota y 3.072.000 espectadores, acortando distancias con la tradición de la conexión familiar con TVE. La cadena pública mantiene el liderato con holgura con un 32.5 por ciento de cuota y 4.288.000.

La cadena principal de Atresmedia ha conseguido crear una cita con la especulación social sobre la prenda que portará su presentadora estrella. O pones Antena 3 para ver el vestido, o no tendrás de qué hablar con la familia o en las redes sociales. Es la comidilla de Nochevieja. Y el básico reclamo impulsa el share de una noche muy básica, aunque ya la historia empiece a ser repetitiva.

Es curioso que Alberto Chicote y Cristina Pedroche, dos rostros asociados a La Sexta, sean los encargados de impulsar la cuota de pantalla en fin de año de la cadena hermana, Antena 3. El grupo mediático Atresmedia observó que este movimiento estratégico entre canales iba a ser una buena táctica para aupar su alicaída cuota de pantalla de fin de año.

Cristina Pedroche debutó como sustituta de Pilar Rubio en el recordado programa Sé lo que hicisteis. Aterrizaba en La Sexta con la difícil tarea de coger el testigo de un rostro que se había convertido en toda una revelación mediática. Y, como suele suceder en estos casos, tenía todas las papeletas para que las odiosas comparaciones hicieran mella en su trabajo.

Sin embargo, Pedroche rápidamente hizo olvidar a Rubio, que ya había sido reconvertida en fichaje estrellado de Telecinco. Porque Pedroche era más que una chica guapa de manual. Y ahí está el secreto de su éxito que ha descolocado a todos, incluso a los más sabios gurús de la televisión.

Cristina Pedroche era una chica identificable por parte de la audiencia, de barrio, exactamente de Entrevías en Madrid, que estaba formándose en la Universidad pero, además, que venía de una escuela callejera llamada Vallecas. De la humildad a la prosperidad con un as en la manga y clave de su éxito: más que demostrar su solvencia se instaló en La Sexta con una intuitiva capacidad para aprender.

Ya en el casting derrochó ese instinto a la hora de comunicar y camelar al personal de la productora, Globomedia. No era sólo una aspirante atractiva, apuntaba olfato y dotes para dar riendas a esa sagacidad en el momento de comunicar. No era la más perfecta, no era la mejor. Pero sí contaba con lo más importante en televisión: autenticidad.

Y la autenticidad es la mejor telegenia. Y por eso Pedroche no causa indiferencia, no es parte del decorado. Porque entra al trapo, se equivoca, mete la pata, cae simpática o antipática, pero sigue adelante creyéndose su personaje televisivo. Es más que un vestido, y por eso, tal vez, el próximo fin de año, que con estos datos repetirá en la Puerta del Sol, estaría bien un buen giro de guion creativo más allá de una transparencia.

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