OPINION

'Maestros de la costura': debilidades y fortalezas del 'Masterchef' de modistas

Lorenzo Caprile, 'Maestros de la costura'
Lorenzo Caprile, 'Maestros de la costura'
Lorenzo Caprile, 'Maestros de la costura'
Lorenzo Caprile ha destacado como protagonista de 'Maestros de la costura'

Las creadoras de MasterChef se han sacado de la manga (como no podía ser de otra manera) un talent show de costura para el prime time de La 1 de Televisión Española. De hecho, el nuevo programa no puede disimular que es del mismo equipo (productora Shine Ibera), pues se parece mucho a MasterChef. Ya se sabe, en TV dicen que si algo funciona es mejor no tocarlo.

Así que Maestros de la costura ha clonado los patrones de MasterChef (como no podía ser tampoco de otra manera): mismo tono de ambientación musical, mismo compás de realización, misma forma de perfilar la tensión, mismo estilo de plató (quizá demasiado recargado de atrezo). Incluso mismo concepto de jurado: dos hombres, una mujer. Lorenzo Caprile, María Escoté y Palomo Spain son los modistas que han aterrizado en este plató con formato taller. Y Caprile ha brillado especialmente con su carismático temperamento -gran protagonista del estreno-,  un carácter que funciona muy bien en televisión y que es muy identificable para un tipo de público.

Un tipo de público que, en España, ha caído rendido a series de época también, en cierto sentido, gracias a la fascinación por su vestuario. Del Tiempo entre Costuras a Velvet. De ahí que, tal vez, TVE haya pensando que existía hueco para un programa de estas características en horario de máxima audiencia. No obstante, el gran hándicap de Maestros de la costura es justo ese: la costura no está tan popularizada y no es tan reconocible como la comida o la tarareable música (y talentos) de Operación Triunfo.

En MasterChef es más fácil conectar con los concursantes, ya que en mayor o menor medida todos hemos cocinado alguna vez y todos comemos todos los días. En cambio, aunque nos vestimos a diario, la mayor parte del público no cuenta con interés por el proceso de producción de un vestido. Lo que se evidencia también en el elenco de participantes del concurso, a priori menos diverso que MasterChef.

No obstante, Maestros de la costura intenta poner remedio a estas debilidades del show. Para empezar, ha intentado equilibrar el casting con cierta pluralidad de perfiles tragicómicos y, sobre todo, en su noche de estreno, ha incorporado la explicación del proceso que deben de seguir las pruebas con un elegante grafismo. Es la manera de que el público se aclare un poco más.  Y ahí estriba la función principal de la presentadora.

El programa ha fichado a una comunicadora de primera línea, Raquel Sánchez Silva, para servir de hilo conductor y dar coherencia narrativa a un programa que está muy editado. Un acierto que Sánchez Silva acompañe al jurado en su paseo para supervisar el proceso de las pruebas de los concursantes. De esta forma, es ella la persona encargada de explicar, sutilmente, peculiaridades de los aspirantes a costurero. 

Concursantes 'Maestros de la Costura'
Quieren ser maestros de la costura

Así, con la ayuda de Raquel Sánchez Silva, se va definiendo mejor las personalidades de los aprendices de este talent show, que debe proyectar un casting como una serie: con buenos, malos e incluso buenos que parecen malos y viceversa. Que si dos gemelos que comparten hasta el WhatsApp, que si padres de sus hijos, que si una chica que trabaja en una gasolinera... Sin olvidar, el transversal running gag, que aquí podría ser Eduardo, como "enemigo" recurrente de Caprile, juego que ya se ha establecido desde el minuto uno del show y que permite generar una trama con evolución semanal. Y todos compitiendo por 50.000 euros, varios cursos con pedigrí y el premio, claro, el trofeo de Maestro.

En dibujar perfiles de sus concursantes en la productora de MasterChef son expertos. Y lo consiguen también con este formato que recuerda, en algún que otro elemento, a RuPaul's Drag Race. Un reality entre drags que moviliza a fans en todo el mundo por sus imposibles maquillajes, complejos estilismos, caracteres al límite y bailes a golpe de playback. De RuPaul`s Drag Race, Maestros de la costura debe aprender el glamour de la excentricidad que propicia un surrealista conflicto por sí solo. No sólo entre los concursantes, también a la hora de desmontar prejuicios en el ojo del espectador. Un reto que tiene el programa.

Porque, al final, el valor añadido de Maestros de la costura (versión de The Great British Sewing Bee de la BBC) está en acercar a la sociedad el mundo de la moda española a través de un show de entretenimiento de la televisión pública.  Y eso lo intenta. Lo malo es que rellenar dos horas de prime time con varias pruebas de corte y confección es más monótono que un maratón de saboreables recetas. En una hora, este programa sería perfecto. En dos largas horas, puede resultar repetitivo. 

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