OPINION

Cuando los niños jugaban en la tele y no la tele jugaba con los niños

El Kiosko
El Kiosko

Los programas infantiles son invisibles. Los niños acuden a plataformas como Youtube para ver y escuchar a otros niños que hablan como ellos mismos, pues la televisión ya no habla para ellos.

Hay muchos espectáculos de prime time pensados para mayores  que son protagonizados por niños. Un filón, véase 'La Voz Kids', 'Got Talent' o el próximo de Telecinco, con Isabel Pantoja de reclamo extra, 'Idol Kids'. Ahí los pequeños compiten para ganar y  sufren los veredictos del jurado, y las audiencias. Muy diferente al escenario de la televisión con la que crecieron varias generaciones en los ochenta. Entonces, en aquella generación EGB, no era la televisión quien jugaba con los niños, eran los propios niños los que jugaban con la televisión. O eso parecía.

No se trata de nostalgia. Es una realidad que hubo otros tempos a la hora de producir programas, con más margen a la elaboración, y también las audiencias contaban con más paciencia al no tener tanto acceso a contenidos. Y la cadena pública sabía que tenía la función de divulgar, explicar y hacer partícipes a los más pequeños de la idiosincrasia de la cultura del país. Así producía espacios altamente creativos como 'Un globo, dos globos, tres globos', 'La cometa blanca', Planeta Imaginario', 'La Bola de Cristal' o  'El Kiosco'.

Este último, ponían a los niños a reinventar hits musicales mucho antes de la invención del término del talent show infantil. Un constructivo trabajo en equipo para los niños y para los propios trabajadores de la tele. Mayores y pequeños aprendían, los unos de los otros a la vez que se divulgaba música del momento con un punto un tanto peculiar, pero muy trabajado escénicamente.

En la televisión más rápida y fácil que se fomenta en la actualidad, es más fácil emocionar con la triste historia ‘de superación’ que existe detrás de un niño haciendo de adulto que con un programa que juega con la imaginación. La espontaneidad de los niños triunfa en prime time pero, a la vez, los niños no se ven reflejados en el daytime como hacían en aquella 'Baby Disco' de 'El Kiosko'. Porque la televisión no piensa en ellos.

Los tiempos han cambiado, la tecnología y los lenguajes audiovisuales también, pero no la cándida ilusión de los más pequeños de la casa. Porque los niños, además de actuar para los mayores a altas horas de la noche, también deberían actuar para ellos mismos en espacios televisivos propios. Jugar, participar, aprender y trastear con la tele, de verdad.

Y es curioso como estos viejos programas de los ochenta, para algunos obsoletos, sí que cuentan con unos mimbres que están vigentes en la era de los consumos bajo demanda. Pues los formatos infantiles de antaño estaban concebidos con una escaleta muy fragmentada en diferentes tramos, idóneos para el visionado posterior 'a la carta' por su fórmula de cápsulas breves y fáciles de ver de forma atemporal. Aunque, claro, en los ochenta, no existía el 'a la carta'.

Es más, las propias actuaciones musicales podían disfrutarse fuera del programa como sorpresivo (y viral) contenido independiente. Mucho que aprender de esos programas infantiles para actualizarlos a una futuro en el que es vital que la televisión pública produzca formatos con mirada crítica en el que los propios niños se diviertan aprendiendo e incluso consiguiendo herramientas prácticas para consumir la tele, las redes sociales y otras plataformas con filtros inteligentes. Cosa que falla en Youtube u otras redes, plataforma en la que casi todo se cuela sin margen para la digestión. Y también falta en TVE, donde a diferencia de otras televisiones públicas de nuestro entorno, la televisión infantil se ha intentado infantilizar en el mal sentido de la palabra.. Como consecuencia, los niños no conectan porque no habla su idioma. No es traviesa como ellos, no es valiente como ellos que todavía no han cogido esos miedos culturales de adultos.

@borjateran

Mostrar comentarios