Cuando un minuto es mucho tiempo para una noticia

¿Cuánto debe durar una noticia en televisión?

La capacidad de retención del espectador merma en tiempos de multimpactos audiovisuales.

pedro piqueras telecinco
pedro piqueras telecinco

El ritmo es una de las obsesiones en la creación de contenidos audiovisuales, más aún en un tiempo actual en el que la capacidad de retención de la atención del espectador mengua en las piezas audiovisuales. También en los informativos, que realizan su planificación de contenidos buscando un equilibrio entre la jerarquía por relevancia de las noticias y la habilidad para que el público no pierda el interés. Todo debe tener "ritmo", esta palabra abstracta y relativa, pero que marca a los medios de comunicación hacia una prisa sin demasiadas pausas. 

Como consecuencia, la duración de las piezas informativas se ha ido acortando con el paso de los años. En 'Antena 3 Noticias' e 'Informativos Telecinco' cada crónica evita traspasar la frontera del minuto. Mejor si se cuadra en cincuenta segundos. O el espectador se puede ir. Tampoco las conexiones en directo que, habitualmente, no deben ser más extensas de treinta segundos. O al receptor se le puede hacer largo.

Las tesis de los informativos se elaboran con concreción y dinamismo. Los presentadores ya tienen piernas. Las mesas de los decorados de los Telediarios cada vez son más pequeñas y ligeras. El periodista se mueve más que nunca para dar agilidad al relato. Lo mismo sucede con la aparición en pantalla de los rótulos, que inciden en titulares. Mejor si los letreros aparecen con una animación efectista, que también da agilidad a la emisión. 

Tanto Antena 3 como Telecinco definen sus informativos con una trepidante combinación de elementos. Imágenes de impacto, declaraciones de los protagonistas de la actualidad que no dan tregua y conexiones para recordar que la cadena está en el lugar de la noticia. Aunque al periodista desplazado le hayan pasado toda la información desde la redacción.

En el caso de Mediaset, los espacios de noticias logran competitivas audiencias desde el estudio más pequeño. Una nave encajada en un hueco entre los platós viejos de la emisora y un edificio administrativo más reciente. Pero para Pedro Piqueras el tamaño escénico no importa y ha sabido suplirlo con una escaleta cargada de directos. El foco del decorado está literalmente en la calle. Sus apariciones en el estudio son sólo un referencial, rápido y rotundo nexo de unión.

TVE, en cambio, sigue manteniendo crónicas más extensas. No hay problema en una pieza de más de un minuto o conexiones de casi sesenta segundos. El compás del relato es otro, que también es la fortaleza con la que una cadena pública puede diferenciarse de los operadores comerciales. No obstante, en Televisión Española sí que se ha retirado protagonismo a elementos de antaño como son las sintonías de arranque o los largos sumarios que avanzaban las noticias a modo resumen. Ya que, a priori, provocan una bajada de la curva de audiencia.

Son tiempos en lo que todo debe ir 'picadito' en la información para que el espectador, que tiene la percepción de contar con más información que nunca, no se aburra y cambie de canal. Aunque, en realidad, las prisas nunca son buenas: todo depende de cómo se haga. La BBC lleva décadas sin cambiar el sonido de su sintonía, que han copiado tantos canales a lo largo del mundo. Una buena cabecera, en coherencia con la escenografía del estudio, puede ser una atmosférica arma de credibilidad para atraer el interés de la audiencia.

De hecho, también el tiempo que ocupa cada relato es relativo. Una interesante historia puede durar dos minutos y una mala 30 segundos. Todo depende de la importancia social de lo noticioso y del empaque con el que se cuente lo que ha sucedido. Programas como 'Salvados' o 'Lo de 'Evole' han evidenciado que tempos televisivos más reposados pueden elevar las audiencias si están bien planificados. Siempre que el relato se diseñe con astucia: con su punto de inflexión central y su objetivo narrativo contundente. Al final, la televisión es demostrar que las tendencias imperantes no son del todo ciertas. En este sentido, que el espectador no retiene más de un minuto también puede ser desmontable.

Pero es evidente que sí ha cambiado la manera de construir vídeos en los informativos. El espectador de hoy prima la acción en directo. Ya no tienen tanto sentido los empaquetados de ruedas de prensa que eran editados con ayuda de un contraplano de un periodista escribiendo o un plano detalle de las manos del protagonista moviéndose. Eso quedó atrás. Hay que elaborar con más mirada cada tema y, siempre, sin despegarse de la realidad de la calle. De ahí que la calle en directo haya ganado tanto protagonismo en unos Telediarios que van hacia el carrusel de conexiones.

A la vez, es fundamental definir la línea editorial del canal y que, al mismo tiempo, las cadenas potencien la personalidad de cada uno de sus periodistas. Así el espectador acudirá a las emisoras no sólo por lo decisivo de lo que suceda, sino también por la reputación de quién se lo va a narrar. Ana Blanco, Matías Prats, Helena Resano, Carlos Franganillo, Vicente Vallés, García Ferreras, Pedro Piqueras, Ana Pastor son autores de la televisión, pero también lo son los reporteros y corresponsales (el gran valor añadido de TVE). 

Tras años de una televisión en la que ha reinado la opinión efectista y en un momento en el que el caudal informativo se desvirtúa en el anonimato de la viralidad de unas redes sociales que esquivan la función del periodista, la audiencia demanda profesionales reconocibles en los que confiar: referentes de rigor que analizan desde el contexto y no desde la simplificación. Pero la simplificación es el gran atajo para alcanzar el ritmo, cuando quizá captar la atención del espectador va más unido al carácter con el que se plasma lo noticioso. Así se desarmará la teoría de que el espectador no aguanta una crónica de más de un minuto.

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