ANÁLISIS

'Cuarto Milenio' y la conspiración

El programa de Iker Jiménez vuelve a Cuatro con dos especiales sobre la crisis del coronavirus. 

Iker Jiménez y Carmen Porter en Cuarto Milenio.
Iker Jiménez y Carmen Porter en Cuarto Milenio.
Borja Terán

La conspiración es contagiosa. Quizá porque el casamiento con determinadas conspiraciones va unido a un atrayente sentimiento de creerte superior al resto de la sociedad, pues osas en teorías a las que otros ni siquiera llegan. Y que, por supuesto, son más adictivas que la pura realidad.

Al final, la buena conspiración aprende de las conjuras del guion de la telenovela clásica. Conjuras perfectas para compartir con intensidad en las redes sociales y, también, para atraer a la masa desde la televisión. En ocasiones, a través de programas de cotilleo, otras incluso en espacios de información. Algunos formatos directamente pican en el anzuelo, otros con el objetivo de desenmascarar la mentira. 

Como programa de misterio, en 'Cuarto Milenio' son expertos en hacerse preguntas. Y muchas sobre conspiraciones, claro. Y este año, paradojas del destino, han protagonizado su propia cábala: un bulo corrió del boca a boca (y del guasap a guasap), sobre que la censura había eliminado el emblemático programa de la programación de Cuatro. De hecho, desde el nacimiento del canal en 2005 es la primera vez que el show se ha caído de emisión.

El espacio de Iker Jiménez y Carmen Porter llevaba tiempo indagando sobre el virus SARS-CoV-2 desde su mirada habitual. Y su desaparición de la parrilla de Mediaset en pleno estado de alarma hizo saltar las especulaciones. Ahora la nave del misterio vuelve a la rutina de los domingos de Mediaset (desde este domingo 6). La tira de nuevos episodios empezará con dos especiales, 'Origen' y 'Horizonte', centrados en el virus en donde el propio Jiménez se adentra en un laboratorio madrileño de alta seguridad en el que el virus, conservado a 180º bajo cero, ha sido secuenciado y aislado para su estudio.

El retorno parece desmontar el magnético bulo de que los poderes imperantes habían parado nuevas entregas de 'Cuarto Milenio' porque estaba indagando en incógnitas que no se debían ver en prime time. La conspiración de la conspiración, vamos.

Pero la realidad sobre la retirada del formato probablemente sea más fácil que cualquier complot. En la rueda de prensa del regreso del programa, realizada este jueves, el director de contenidos de Mediaset, Manuel Villanueva, apuntaba que el protocolo para proteger a sus trabajadores e impedir contagios hizo que la cadena priorizara la producción de las horas en directo y paralizara otros programas que podían tirar de reposición, como es el caso de 'Cuarto Milenio'.

El éxito de Telecinco se cimenta en su armazón de horas de programación en directo que generan la percepción en el público de compañía viva que no cesa de acompañar en la cotidianidad del día a día. Así, su parrilla habitual no se ha parado en todo este tiempo y fue versátil a la hora de adaptarse a la actualidad. Todos los programas que sirven de ejes estratégicos de la cadena se mantuvieron a pesar de la política de turnos de los trabajadores para favorecer la distancia social. 'Cuarto Milenio', un formato de producción grabada y escenografía trabajada, se quedó recuperando viejas ediciones más atemporales. 

Mientras tanto, Jiménez y Porter siguieron conectados con su comunidad de audiencia más fiel vía Youtube. También en la rueda de prensa el propio Iker ha explicado que se plantearon realizar el programa de Cuatro desde su casa. Pero al final no tenía sentido, probablemente, porque 'Cuarto Milenio' se cimenta en la elaboración de la narración con ayuda de la teatralidad de esa tele que mima ambientes para contar mejor la historia. Un ir y venir de conexiones de web cams haría perder la fuerza de este formato en prime time. Más aún en un tiempo en el que el espectador está saturado de webcams.

Ahora retorna 'Cuarto Milenio' a la rutina. Un programa que aborda las conspiraciones mediante algunas herramientas afines al método científico ha podido escapar de ser preso de su propia conspiración. 

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