ANÁLISIS

'Dos parejas y un destino': fortalezas y debilidades del nuevo docushow de TVE

Selfie!
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RTVE

¿Otro programa de viajes por España? ¿Otro docushow de entrevistas? Tras 'Mi casa es la tuya' de Bertín Osborne, la productora Proamagna ha regresado a Televisión Española este miércoles con 'Dos parejas y un destino'. Un espacio que fusiona el género de televisión viajera con el docushow de personalidades, pero lo plantea de una manera interesante para aportar una nueva visión en un panorama de tantos productos clónicos. De hecho, la propuesta denota una buena capacidad del equipo para crear formatos con identidad propia.

Para empezar, porque 'Dos parejas y un destino' cuenta a priori con un objetivo narrativo rotundo, clave en televisión. En vez de plantear una entrevista convencional, la charla se envuelve con el suspense de la premisa de un anfitrión que invita a dos parejas. Pero, claro, no saben a quién se van a encontrar. El espectador va recibiendo pistas para intentar adivinar con el personaje con el que se toparán y conversarán como colofón. 

En la primera tanda de capítulos, estas dos parejas que aceptan el juego de ir a ver a un conocido que desconocen son Flo y Gonzalo Miró y María del Monte y Anne Igartiburu. Luego irán cambiando. Por tanto, la meta es mostrar a personalidades populares entremezcladas y fuera de su área de confort. Todo mientras viajan y descubren valiosos lugares del territorio nacional. En este primer capítulo, Castilla-La Mancha.

Y, en su estreno, el programa ha sido hábil a la hora de empezar con la visita al restaurante de Pepe Rodríguez. Su fama asociada a 'MasterChef' ayuda a vender el interés del espacio, aún ignoto para el público general. Lo típico, generar un arrastre entre un popular show a uno nuevo. 

Mientras tanto Anne se confiesa sobre sus comienzos al frente de 'Corazón' y hasta sobre la seguridad de trabajo fijo que le otorga ese veterano formato. Por primera vez en prime time, vemos a la comunicadora fuera de su papel de presentadora. Es la otra fuerza del ADN de esta idea: la conversación tranquila que abre a los personajes de su corsé de imagen pública a través de las situaciones que se van encontrando en su viaje hasta la quedada con el desconocido. Un recorrido aderezado con una excelente factura visual y sonora, impulsada con grandes canciones de nuestro imaginario reciente.  De artistas como Love of Lesbian a Conchita, que pone voz a la sintonía.

Sin embargo, la fragmentación de las diferentes historias que presenta el programa hace que a veces sea más perezoso seguir el hilo. Quizá también porque falta chicha de choque con la espontaneidad autóctona de cada lugar que se visita. Es decir, interesa ver la naturalidad de los protagonistas al relacionarse con personas que conocen los parajes más que una lectura de uno de ellos de la ficha de la Wikipedia que resume las peculiaridades del paraje. Ahí el docushow podía haber ganado más verdad y más contenido. Se echa de menos el contraste con un casting de habitantes de los lugares, a pesar de estar la complicación añadida de estar rodado el show en tiempos de Covid. Porque en la televisión actual no basta con pruebas desengrasantes. No interesa el golpe narrativo de un viaje en globo (María del Monte y Anne Igartiburu) o un baño en un jacuzzi (Flo y Gonzalo) si no consigue un extra de arañar la expresividad transparente de los participantes. En general en todo tipo de géneros audiovisuales, la secuencia narrativa suele sentirse como vacía si la acción en sí es el propio contenido y no remueve el sentido en la trama de los personajes. Equilibrio complicado, que no siempre sale como se planea.

También, quizá, falta más pompa en el momento en el que se desvela quién es el anfitrión. Aunque parece que'Dos parejas y un destino' ha optado por directamente simplificar la aparición que remata el viaje. Es el gran valor diferencial del show y se le puede sacar aún más partido como gran conversación sincera final. Porque a este formato se le puede sacar mucho partido. Porque tiene el mejor plató -el territorio nacional-, la experiencia de una productora con destreza en la narración de historias con la sensibilidad que entra por los ojos y quizá, ahora, le falta romper el silencio de las calles vacías en épocas raras de esta primera grabación para llenarlas de la vida de la gente que construye el país en el día a día y que son los que, de verdad, pueden sacar de su burbuja de celebrities a los primeros espadas de la televisión que nos está pariendo.

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