Se ha vuelto a viralizar un vídeo en el que un concursante de un reality pega a sus compañeras. La violenta escena, que corre por las redes, sucedió en 2016 en un formato parecido a 'Gran Hermano' que emite una de las principales cadenas de entretenimiento de Rusia, THT.
Cada cierto tiempo, esta imagen impacta en nuestras redes sociales. Vuelve, resurge como si fuera nueva y genera indignación y debate. Pero, al mismo tiempo, en la realidad de la emisión de esta especie de GH, los creadores del programa no se generó debate social entre la audiencia. Al contrario, fue el protagonista aspiracional del show.
El programa siguió en emisión como si tal cosa, tratando con una escalofriante naturalidad la violencia machista, haciendo show con la violencia machista. Una imagen que nos aterroriza y que, a la vez, también representa como la televisión retrata como son las sociedades.
La televisión nos define con todas sus consecuencias. Y ahí está radiografiando una sociedad machista y violenta que nadie juzga, que ni el espectador apenas reprocha. Es más, se blanquea esa violencia como entretenimiento ligero a través de un espectáculo televisivo que lo normaliza.
Incluso creando referentes en espectadores jóvenes, que admiten el comportamiento como algo 'cotidiano' y 'lógico'. Una estampa tan trágica como real. Un hecho inadmisible que, en este reality ruso sin escrúpulos, se vivió como parte del show del morbo que no tiene límites, del espectáculo del cueste lo que cueste. Porque hay televisiones en las que la violencia se sigue naturalizando con ayuda de los trucos del show business. Deleznable.
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