OPINION

El boom internacional de La Casa de Papel: así redefine el concepto de éxito de una serie

La casa de papel
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La Casa de Papel vive una segunda vida de éxito fuera de España.

Dos largos meses después de la emisión de su último capítulo en Antena 3, La Casa de Papel vive una segunda vida de éxito internacional a través de Netflix. La producción de Atresmedia Estudios, con Vancouver Producciones, está generando un especial interés en países como Colombia, Argentina, Estados Unidos, Ucrania, Francia, Alemania o Italia, entre otros. Superando el volumen de visionados del anterior éxito del canal Velvet, que se centró en el público latinoamericano. 

El boom de La Casa de Papel fuera de nuestras fronteras define hacia donde va el negocio de la ficción en España, donde son importantes las instantáneas audiencias del día después pero, también, es crucial el recorrido global del producto para amortizar la inversión. Porque ya existen más vidas tras la primera emisión de una serie en prime time.

Los nuevos consumos televisivos han propiciado un nuevo escenario, que lleva tiempo sembrándose: las cadenas nacionales ya no siempre tienen que producir una serie que guste a todos los públicos, ahora pueden invertir en diferentes historias para distintos públicos.

Lo inteligente es incluso acotar intereses que abarquen diversos estratos sociales en un momento en el que las audiencias tradicionales están tan segmentadas que los límites entre lo que supone un éxito o fracaso en emisión están más difuminados que nunca.  

Así, Atresmedia ha creado producciones tan dispares como La Casa de Papel, que lidera entre un espectador de menos de cincuenta años y, al mismo tiempo, también ha apostado por Tiempos de Guerra, una ficción más pegada al género del culebrón, perfecta para mayores de cincuenta. Es la forma de complementar la oferta de un catálogo de series que se piensa más allá de la emisión tradicional.

Porque, ahora, las cadenas generalistas pueden planificar su estrategia  en ficción para que sus series tengan más recorrido más allá del pase en la emisión tradicional. Es lo que se llama una explotación integral: productos exportables que se amortizan en la pantalla tradicional (Antena 3, Telecinco, La 1) pero, también, que planifican para generar ingresos en su vida posterior, en otros canales internacionales y en plataformas bajo demanda. Netflix o Amazon necesitan nutrir sus catálogos de gran cantidad de oferta para resultar más competitivos y las series españolas son una buena inversión.

En este sentido, Atresmedia ha creado Atresmedia Estudios. Una marca que pretende convertirse en una reputada y reconocible factoría de ficción en español a nivel internacional. Ya empiezan a recoger sus frutos. Presunto Culpable o Matadero, nuevas series de la compañía, aún no se han estrenado y ya han sido vendidas a Amazon.

"Lo que eran competidores, también pueden ser clientes"

Los consumos de la televisión están cambiando y la audiencia del día después no debe ser el único medidor de la rentabilidad de una serie.  Porque la audiencia ya no consume las series en el vivo y el directo tradicional. Son una realidad nuevas vías para rentabilizar la inversión, donde las cadenas nacionales ya no querrán ser sólo emisoras de sus series. Ahora, además, deben ser productoras que quieren colocar bien ese producto en otras ventanas, cadenas o plataformas.

Lo que eran competidores son también clientes. Una oportunidad para la industria de ficción nacional que se ha ganado un estatus de calidad pero que, todavía, cuenta con un gran handicap por superar: la conciliación de horarios, ya que los capítulos españoles, estirados en duración para rellenar todo el prime time, no compiten en igualdad de condiciones que otras producciones internacionales. Y eso hay que remediarlo. 

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