EN PERSPECTIVA

El casamiento de TVE y el teatro, pasado y porvenir de la cadena pública

Un encuadre de Mariana Pineda en La 2
Un encuadre de Mariana Pineda en La 2
TVE

La buena tele siempre ha aprendido del teatro. De sus trucos, de sus silencios, de su luz, de su contraluz, de sus irrupciones en escena, de sus efectos ópticos, de las sombras de detrás del telón. De hecho, los inicios de prestigio de la propia Televisión Española tuvieron el nombre propio del plató más grande de la cadena, 'Estudio 1', que se inauguró con la grabación de la obra de Oscar Wilde 'El fantasma de Canterville' realizada por Juan Guerrero Zamora. Allí se interpretaban grandes funciones realizadas por y para la tele. Fue cantera de actores y, también, de realizadores. Pero, en realidad, más allá del género teatral, todos los programas aprendían del teatro y los mejores autores de la cadena lo eran por su ingenio a la hora de incorporar la experiencia de la creatividad teatral a la novedosa maquinaria televisiva. Véase, por ejemplo, Chicho Ibáñez Serrador.

Décadas más tarde, en los ochenta, Lina Morgan permitió grabar sus populares funciones en el Teatro La Latina. Qué locura, dijeron algunos, si se ven por la televisión después los espectadores no se sentarán en el patio de butacas, pues ya lo han visto. Mentira. No sólo 'Vaya para de gemelas' arrasó en audiencias, también multiplicó el interés por acudir a verla in situ. La audiencia quería sentir la experiencia en primera persona.

Porque la tele es una ventana que nos descubre. Por eso es tan importante que Televisión Española, como cadena pública, no imite a las privadas y se atreva a marcar su propia agenda sumergiéndose con cierto riesgo allá donde otros no llegan: en la cultura  que moviliza la sociedad desde abajo. TVE debe divulgarla y, a la vez, inmortalizarla para el futuro.

Y este sábado y casi una década después, La 2 de RTVE ha recuperado la emisión de una producción teatral con motivo del día del teatro. Ha sido con el clásico de Federico García Lorca, ‘Mariana Pineda’, por Laia Marull y dirigido y versionado por Javier Hernández-Simón.

Pero no basta con retransmitir la función desde el Teatro Español y ya, este 'Mariana Pineda' con realización de Gustavo Jiménez Vera no se queda en la emisión desde fuera, como si se tratara de la mirada de un lejano espectador pasivo, e incorpora con sensibilidad las artes de la tele a la interpretación escénica. Así se crea un casamiento entre televisión y teatro que favorece una experiencia única en el visionado por parte de la audiencia desde casa.

Cada encuadre ha intentando la excelencia artística para mostrar con más transparencia las texturas de la interpretación y, al mismo tiempo, explorar en la belleza que pretende la coreografía de la escenografía. De esta forma, la realización de TVE logra, sutilmente, que el espectador sienta que no se está perdiendo nada y que lo está viviendo con un encanto especial gracias a la ayuda de unos expresivos planos que juegan con perspectivas que el ojo no podría alcanzar desde el patio de butacas.

Ahora el reto es que el teatro de nuestro tiempo sea divulgado y retratado por TVE para invitar a la audiencia a acudir a las salas, también plasmar las obras independientes que son invisibles e inmortalizarlas de cara al futuro.  Pero, ¿cómo hacerlo de manera atractiva en tiempos en los que estamos inmersos en una constante sensación -sólo sensación- de que disponemos demasiada oferta audiovisual y las grandes compañías nos delimitan lo que debemos ver?

Además de la emisión de grandes montajes grabados con un meditado proceso previo como este , podría ser inteligente crear desde TVE un gran acontecimiento periódico para atraer el interés del público con obras versionadas en los propios estudios de la cadena y con el 'run run' del público que las arrope.  Pero para seducir a un público más allá del que ya está al día en programación teatral, es vital contar con la adrenalina de la función en vivo y saber dotar de interés a la cita dentro de un programa propio que aporte la relevancia del contexto que explica los matices de lo que se va a ver. En este sentido, ya abrió camino 'Sánchez y Carbonell' llevando al Estudio 6 de Prado del Rey fragmentos del off teatral y envolviéndolos del frenesí de un plató vivo con la iluminación y la fotografía televisiva. Un buen casamiento. Al fin y al cabo, la mejor televisión siempre será la que no se queda sólo en los protocolos predominantes y se atreve a lanzarse a la fantasía bien entendida del artesanal teatro del que venimos para que, así, cada proyecto juegue hasta tener un sello propio único.

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