El consejo televisivo de Cristina Pedroche a David Broncano (y lo que significa)

La Resistencia tiene guion, aunque no lo parezca.

Cristina Pedroche, bailando en 'La Resistencia'. Para comenzar en alto, que se dice.

Cristina Pedroche, bailando en 'La Resistencia'. Para comenzar en alto, que se dice.
Movistar 

"Cuando voy a 'El Hormiguero' me ponen música, ¿aquí no hay música?" dice Cristina Pedroche a David Broncano cuando aparece en el escenario del último programa de la temporada de 'La Resistencia'.  Así "me vengo arriba", añade. Y el hombre orquesta Grison le interpreta con su boca más música. Y baila. Y crea un primer apoteosis de interés en el arranque de su aparición en el late de Movistar Plus. 

Tal vez sin calcularlo, Pedroche está explicando a Broncano la importancia de los rituales televisivos para generar ese ambiente que ayuda a que una entrevista brille o sea un páramo. 

Cierto es que empezar un programa de radio o televisión con un subidón musical puede provocar una energía positiva que arrastre al resto de la conversación. En los medios de comunicación, cuando estás a punto de intervenir y suena una canción a tono dan muchas ganas de bailar. Será que hay que soltar adrenalina. Y, a veces, desatar ese nervio es un buen ejercicio para dejarse llevar después con más naturalidad. 

Pero no siempre es necesario un baile, como hace Pablo Motos. El propio David Broncano es experto en el cometido de crear ambiente. Una vez más, entra en juego la relevancia de cuidar las liturgias escénicas que se pueden definir con estética o lenguaje verbal. O ambas cosas, bien combinadas. 

De hecho, en la primera pregunta de una entrevista puede estar el éxito o fracaso de un encuentro audiovisual. Una cuestión cortante en el primer segundo puede bloquear al invitado en el resto de la charla. Incluso el entrevistado puede quedarse pensando qué le ha dicho el periodista o presentador. Como consecuencia, se mata cualquier atisbo de relajación. Menos aún cuando no hay margen de tiempo para crear un ambiente de confianza. 

Cada creador audiovisual tiene su personalidad, pero en un formato de entretenimiento lo mejor suele ser comenzar el encuentro como si no pareciera una entrevista. Con la cercanía más honesta. Ahí David Broncano se ha alzando como joven maestro. Así ha ido definiendo su personaje de presentador que no se ha documentado nada sobre el invitado.  Aunque, en realidad, se las sabe todas. Bueno, es una forma de diferenciarte del resto de los que hacen televisión actual.

La mejor entrevista, al final, es la que es más fácil implicarse porque no parece un rápido interrogatorio y, a la vez, tiene bien claro su objetivo narrativo. Y mejor si cuenta con algún punto de inflexión en mitad para enriquecer un guion que está tan bien planificado e interiorizado que favorece la sensación de que todo es pura espontaneidad imprevista. Aunque esté muy ensayada.

Mostrar comentarios