OPINION

El fallo de Rosalía en la actuación en los 'MTV Music Awards 2019'

Rosalia VMAs
Rosalia VMAs

La actuación de Rosalía en los MTV Music Awards es brillante. Y no sólo por la música. La puesta en escena que envuelve la interpretación de las tres canciones hechas una contiene todos los conceptos clave para atrapar en un show televisivo y trascender la conversación social días y días.

La propuesta visual tiene rotundamente claro que hay que transformar la actuación musical en un relato con un concepto aplastante, marcando un arco narrativo en el que se crean diferentes ambientes a través de los fondos del decorado -pantallas- para que el interés de la audiencia no descienda.

Así la actuación arranca con el cierto suspense de la oscuridad, que focaliza todo el estadio en el primer plano de Rosalía. Se enfoca la emoción de la intérprete en un lugar de gigantes dimensiones. De esta forma, se potencia el intimismo que merece la atmósfera del momento y, a la vez, se va sumergiendo al espectador con sensibilidad en el tono que busca el programa y la artista.

En este sentido, también es importante la coreografía de las bailarinas que acompañan a Rosalía. Los ambientes van mutando al ritmo de la música sin forzar y con lógica. Está calculada para potenciar la aureola de artista de la cantante principal. Siempre en el centro, siempre resaltada. Pero, además, la fuerza de Rosalía reside en su capacidad de crear y aprovechar iconos en las actuaciones. De sus uñas infinitas al fondo escénico. En este sentido, es crucial la habilidad de su equipo a la hora de  modernizar elementos de la cultura española hasta otorgarles ese punto de vanguardia exótica sin fronteras.

Es la cualidad de proyectar  iconos que trascienden, que convierten la actuación en una recordable estampa que atrapa, que interesa porque no es previsible.. Y, en esta edición, un gran pórtico de bombillas, al estilo de la Feria de Abril, ha sido el colofón que se ha aprovechado con destreza. Las luces, el tronío.. No es apropiación cultural. Es saber utilizar sin complejos la cultura que define y diferencia..

Un envoltorio redondo, aunque con elementos de realización mejorables y que sufrió un pequeño fallo fruto de la trastienda televisiva. Como analiza el director artístico Javier Pageo en su Twitter, Rosalía no se colocó bien en la marca primera, una señal que está situada en el suelo para que el artista se coloque en el punto exacto, sobre ella, y no se vea en cámara. 

Y, claro, como consecuencia, no estaba en el epicentro calculado del círculo de luz íntima y una cable cam, una cámara que vuela sobre el escenario, hizo sombra a su rostro, creando una errata en la emisión. Se perdió parte de su cara. Rápidamente el operador de la cámara voladora reculó, pero ya era tarde. Si Rosaría estuviera en la marca, probablemente no hubiera pasado eso, pues se calculan las posiciones de luz y cámaras bien en los ensayos para evitar las malditas sombras. Gajes del directo.

Es la pequeña anécdota de una nueva aparición de Rosalía que recuerda que la música es cantar pero, también, contar. Y Rosalía lo hace en la televisión comprendiendo que o creas un acontecimiento  con impactos artísticos de concepto coherente o eres invisible. Pero un acontecimiento con impactos artísticos no es recargar la escena, es desarrollar una historia que va acorde con el protagonista de la misma. Es más, impulsa su talento. De ahí que la actuación de Rosalía no terminó en plano general, acabó con un plano medio de ella: la tele dibuja la figura de la diva. Es ella. Con actitud. Y punto.

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