ANÁLISIS

El fin del culebrón de Isabel Pantoja ¿seguro?

Cómo construir un reality de la realidad

Kiko Rivera en 'Cantora, la herencia envenenada'
Kiko Rivera en 'Cantora, la herencia envenenada'
Borja Terán

Sentir que el desenlace definitivo está cerca suele incrementar el interés por un culebrón. Es el caso del último vuelco en la historia de la vida de Isabel Pantoja, que está exprimiendo Telecinco sin aparente piedad.

La cadena de Mediaset incide en sus programas en que la ruptura entre hijo y tonadillera es de tal calado que parece imposible de remediar. Y los colaboradores, presentadores y vídeos-cebo de la emisora enjuician la situación con tal vehemencia dramática que da la sensación de que este conflicto es el giro de guion nunca visto. Incluso que es insalvable.

Como consecuencia, todos los programas de la emisora han aupado su audiencia gracias a un morbo imparable: el del hijo que, previo pago de su importe, destripa en directo en prime time a la madre de una de las sagas más mediáticas. La trama tiene para algunos el gancho de la identificación con la imperfección familiar -con problemas por una herencia incluidos- y, para el resto, la atracción de la maldad de observar cómo cae un personaje controvertido al que, en el fondo, la sociedad ama irresistiblemente. No obstante, lleva mirando toda su vida, cantada por ella misma, desde hace largos cuarenta años.

Lo curioso es que mientras es despellejada en sus programas, Isabel Pantoja también está siendo venerada en Mediaset a través de 'Idol Kids'. Es más, gran parte de los personajes principales de la familia están, de una u otra forma, vinculados a la cadena. De hecho, en los últimos años, muchos han trabajado en los realities del canal. La venta de su vida es su atajo para prosperar. Y lo aprovechan sin demasiados escrúpulos. Sin ir más lejos, en este curso, Isa Pi, la hija, es el único punto de interés de 'La casa fuerte', el formato de tele-realidad actual de Telecinco. Aunque ya se haya visto a la más pequeña de la estirpe en multitud de realities y no sea la concursante  más rápida de reflejos, funciona: es la niña de Isabel Pantoja.

Sin show de tele realidad potente en este curso, Telecinco ha logrado capitalizar el conflicto de los Pantoja hasta hacerlo suyo. Y, claro, este viernes la cadena repite cita programando otra edición del programa "especial" 'Cantora, la herencia envenenada'. Hay que seguir tirando del hilo para estirar este filón de grandes y apasionadas audiencias que, además, han debilitado los viernes a 'La Voz' con mucha mayor inversión presupuestaria.

Pero, ¿hasta cuándo tendrán novedades para rellenar tantas horas de televisión? La fuerza de esta historia estará en, después de amortizar la tormenta, ir sembrando esa pacificación que acabe con una reaparición efectista de Pantoja. Mejor si es en una entrevista con Jorge Javier Vázquez como antesala de una reconciliación que termine en el abrazo de madre e hijo en horario de máxima audiencia. La concordia emocional después de la guerra visceral. No sería nada nuevo, es la fórmula tradicional que siguen los realities clásicos y la existencia de los Pantoja se ha alzado en el gran reality actual de Mediaset. Y en los realities clásicos primero se regodean en el conflicto destructivo para luego terminar con una dulcificación de la relación de los personajes, lo que reconforta al espectador. Pero, ojo, sólo como desenlace de temporada. Porque a nadie parece interesarle que este culebrón tenga un final, de verdad, definitivo. Quizá es demasiado rentable para todas las partes.

Mostrar comentarios