OPINION

El fin del Telediario: así será la revolución de los (caducos) informativos de las cadenas

Ana Blanco, Telediario.
Ana Blanco, Telediario.
Ana Blanco, Telediario.
Ana Blanco.

Los telediarios son un pilar crucial en las cadenas tradicionales de televisión. Son programas estructurales que ponen en orden la programación y, sobre todo, aportan credibilidad al canal. Tengan mejor o peor audiencia, se mantienen como pilares de la reputación de cada cadena.  De todas, de Televisión Española, de Antena 3, de Telecinco, de Cuatro y de La Sexta.

Sin embargo, la fórmula que ha sustentando el formato tradicional del Telediario empieza a quedarse obsoleta. Cada vez menos espectadores esperan a las tres de la tarde o las nueve de la noche para enterarse de las noticias. Conocen ya toda la actualidad. Como la prensa tradicional en papel, también los clásicos informativos de las veteranas cadenas generalistas necesitarán reinventarse.

Un Telediario ya no aporta lo suficiente como un mero resumen de ruedas de prensa y recopilatorio de una misma actualidad, cortada por prácticamente un idéntico patrón en cada canal. A veces, parece que todos al unísono cuentan lo mismo con un decorado de fondo diferente.

La revolución de los informativos pasará por otorgar más profundidad y contexto a las informaciones. En definitiva, los informativos deberán ser más profundos, menos intensos y previsibles. Porque el público cuando conecte con el informativo ya sabrá lo que ha pasado e incluso lo que va a suceder en un tiempo de sobreinformación al instante, en vivo y en directo, donde las cadenas de televisión deberán adaptar sus reflejos informativos en tres variables principales:

primera vía de acción

La importancia del peso editorial: no todos los telediarios pueden parecer el mismo

El informativo clásico deberá ganar peso editorial, definiendo un tono diferenciado al resto de los competidores. En este sentido, es un claro referente el trabajo realizado por La 2 Noticias, como formato que supo distinguirse del resto de las ofertas apostando por una mirada propia en narrativas audiovisuales y en abrirse a otro tipo de contenidos que no siempre tenían cabida en las programas informativos más encorsetados. Porque mirada propia no debe confundirse con caer en un sesgo ideológico tóxico. Al contrario, mirada propia es la capacidad de contar la historia con un prisma reconocible y comprometido con un público que necesita enfoques auténticos para digerir la multi-información.

segunda vía de acción

La audiencia ya no irá al Telediario, el Telediario debe ir donde está la audiencia

Los informativos de televisión tradicionales deberán complementarse con otros microespacios más versátiles, que expliquen los acontecimientos más allá del titular. En este ámbito, hay un necesario nicho que cubrir con pequeños formatos, más fáciles de compartir en redes sociales y nuevas plataformas. Estos nuevos Telediarios serán una interesante alternativa como instrumento de los espectadores para asimilar el inmenso flujo de información a golpe de tuit y borrar los datos falsos o tóxicos. Será la nueva arma de influencia de las cadenas, que ya no sólo pueden construir su credibilidad en la emisión tradicional, también pueden atraer nuevos televidentes con presencia en las multiplataformas donde se consume en tiempo real la información.

tercera vía de acción

El documental ya no es un contenido hueso: las narrativas televisivas a favor del periodismo sin prisa

La información se abrirá camino a través de formatos acontecimientos con tiempo suficiente para contar la historia y marcar su agenda propia. 'Salvados' de Jordi Évole (La Sexta), 'Tabú' de Jon Sistiaga (Cero de Movistar Plus), 'Dónde estabas entonces' de Ana Pastor (La Sexta), 'Malas compañías' de Cristina Pardo (La Sexta) o Cuando ya no esté de Gabilondo (Cero de Movistar Plus) ya marcan esa tendencia. Llega la era del programa evento al que acude un espectador que demanda espacios divulgativos y, al mismo tiempo, accesibles. Un resultado que se logra al fusionar las creativas narrativas catódicas con la esencia del periodismo clásico, donde tan importante era contar lo acaecido como la brillantez narrativa con la que se escribía la crónica. Lo mismo pasará en la tele que viene, donde la audiencia busca una información bien cocinada y bien aderezada, que, además, pueda consumir como quiera, cuando pueda y a la velocidad que decida. Sin prisa, sin pausas.

Son  tres ingredientes que definirán el futuro del periodismo en televisión y que se complementarán con los canales de información 24 horas, que se alzarán como los grandes referentes y que se nutrirán, también, de las tres vías de acción ya descritas: fortalecimiento de una narrativa editorial diferenciada, sinergia constante con las posibilidades de emisión y retroalimentación de las nuevas plataformas, sin olvidar los formatos acontecimiento como estandarte visible del canal.

Es la inmersión que ya viene realizando La Sexta. Una emisora generalista que, sin embargo, ha creado una identidad de marca informativa, lo que que consolida su modelo de negocio frente al resto de canales comerciales con su apuesta de grandes formatos estructurales que están pegados a la actualidad en directo (Al Rojo Vivo, Más vale tarde, El Intermedio), sus espacios acontecimiento de género documental (Sálvados, Dónde estabas entonces, Malas Compañías) y sus píldoras informativas muy en sincronía con los lenguajes de las redes sociales (Maldita Hemerotca, Maldito bulo), fáciles de usar y llevar. Pero esto sólo es el comienzo. 

La televisión se ha convertido en un referente informativo contundente y los canales todonoticias, en vivo y en directo, serán de los que mejor se complementen a los consumos bajo demanda de series y programas. El Telediario se ha quedado atrás, pues el público no espera como antes. Y es que ya no vale sólo un resumen de noticias, no, el espectador quiere implicarse y aprender con el contenido informativo (y no informativo).

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