El fracaso que 'Sálvame' girará a éxito

Jorge Javier Vázquez pide rebobinar la imagen. Como si fuera un partido de fútbol, quiere revisar la cinta de su propio programa para subrayar un momento clave en la emisión que ha pasado desapercibido para el espectador: mientras Antonio David Flores hablaba de una de sus tramas abiertas en Telecinco, Lydia Lozano intentaba intervenir, una y otra vez, sin ningún éxito. En directo, se recupera la imagen. Y, en efecto, ahí está Lydia Lozano insistiendo en preguntar sin que nadie le haga caso. Así, de repente y con visión, el presentador crea un nuevo conflicto en plató. ¿Por qué no quiere dejar hablar Antonio David Flores a Lydia Lozano? Pero, además, presenta este pique con cierta gracia. 

Ahí se esconde una de las habilidades de 'Sálvame' en la que Vázquez es esencial. Se trata de no quedarse sólo en la superficie del conflicto básico de siempre y perfilar aquellos detalles cotidianos, a veces incluso sutiles, que sacan brillo a la situación, pues definen las motivaciones mundanas de la personalidad de cada protagonista del show. Esto último, es crucial para que funcione cualquier historia y, sin embargo, las prisas con la que se trabaja en la televisión en directo actual hacen olvidar la relevancia de mostrar la motivación para favorecer la identificación con la persona que está detrás del personaje. 

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De hecho, el propio 'Sálvame' ha relegado los mimbres de su éxito con 'Quiero dinero', el sórdido juego de 'todo por la pasta' que se han inventado en el último tramo del programa para competir con 'Pasapalabra'. Al final, lo que han conseguido ha sido justo lo contrario: hacer más grande al concurso rival. 

La propia dinámica de 'Quiero dinero' ya parece estar cambiando estos días. Da la sensación de que se quiere dejar atrás la premisa de poner a prueba al colaborador de turno con situaciones que lo ridiculizan a nivel físico, lo que era desagradable e íncómodo a ojos del espectador. Ahora este invento improvisado ya se centra más en retar a que, a cambio de (más) pasta, el "concursante" descubra (más) intimidades para abrir nuevos cotilleos que alimenten las horas y horas del programa.  Por ejemplo, que Antonio David enseñe sus mensajes del móvil con el hermano de Rocío Jurado.

Así 'Quiero Dinero' cada día es breve, más corto. Se irá apagando hasta que desaparezca. No ha funcionado. Sólo mejora si se convierte en 'Sálvame'. Y para eso ya está 'Sálvame'. Sin competitivo reality a la vista, el público de tarde de Telecinco prefiere que hablen de las sagas de siempre y sus desencuentros familiares. Que si los Jurado, que si los Pantoja. Y están de suerte, pues esta semana han salido de nuevo todos los fantasmas de Cantora, la casa familiar de la tonadillera. 

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Como consecuencia, Telecinco podrá recuperar terreno con el culebrón más popular de la historia del corazón nacional, el culebrón de Isabel Pantoja. Y es que la tonadillera ha sufrido todos los vuelcos de guion posibles de telenovela, con sus finales en alto cada temporada. De los vaivenes del amor folclórico con el gran torero español (que muere en plena lidia) a los coqueteos con el poder más turbio, con la posterior entrada en prisión. De la España de la historia de amor que deja despechos por el camino a la España de la especulación inmobiliaria y los alcaldes corruptos. Todo muy a tono con la evolución folclórica del país. Todo salpicado de la épica de canciones autobiográficas, rencillas familiares, susceptibilidades con otras artistas, hijos díscolos, la niñera que se adueña de tu hija y múltiples personajes parásitos.

Isabel Pantoja es el gran reality de la televisión desde antes de que existieran los realities. Sus filias, sus fobias, sus canciones escritas a medida de su propia vida. Hasta cuando parece que baja el interés por el personaje, el serial renueva la trama por sorpresa. El personaje de Pantoja es imprevisible hasta para la propia Pantoja.