OPINION

El futuro de 'OT 2020' tras el cierre de la academia

Grupal a distancia de 'OT', sonrisa.
Grupal a distancia de 'OT', sonrisa.

'OT 2020' no se ha acabado. Su emisión continúa. Indestructible. Aunque la academia haya cerrado hace ya 15 días por el estado de alarma. Si la emisión de esta edición arrancó con los castings en directo, los creadores del programa también han entendido que se puede seguir creando contenido a través del universo digital que nos conecta. Así el canal de Youtube sigue alimentado y la mecha del show prendida. Esta semana, incluso ha existido un pase de micros con todos cantando varias canciones repartidas por Noemí Galera, entre ellas una grupal incluso: 'Sonrisa' de Ana Torroja. Todos juntos cantando. Aunque fuera en formato multipantalla.

'OT 2020' sigue, como se diría antiguamente, 'telemáticamente'. O, lo que es lo mismo, sigue a distancia. Los concursantes solos, en sus cuartos, en sus casas, cantando en la lejanía próxima, al mismo ritmo que una sociedad que también está comunicándose con los suyos en la lejanía próxima. Audiencia y concursantes se acompañan mutuamente en el proceso que vivimos, con esa implicación que sólo despiertan grandes formatos como 'Operación Triunfo'.

Los concursantes de 'OT' vivían un encierro que planteaba un horizonte de conciertos, eventos, entrevistas, fama y música en los epicentros del arte. En cambio, se han visto retornando a sus hogares con un programa que ni siquiera ha terminado. Y por tiempo indefinido.

Porque no se sabe cuándo podrá regresar 'OT'. Tampoco cómo deberá regresar 'OT'. Lo que está claro es que quizá ya no tenga sentido restaurar la academia. Porque, tantas semanas después, los concursantes van a volver sin esa candidez que caracteriza al concurso. El ingenuo estado de ánimo ya ha saltado por los aires. El de todos, participantes y audiencia. Parece difícil volver al punto de partida, porque nadie quiere volver al punto de partida de este curso, sino avanzar.

Cuando el escenario cambia, la buena televisión se adapta al escenario. Estos días lo están haciendo muchos programas. Pero las galas de 'OT' no pueden regresar sin público, por ejemplo. Lo lógico será volver al cien por cien en el instante que se pueda realizar un show de estas características al cien por cien. ¿Y si han pasado demasiados meses? Pues, entonces, lo suyo sería organizar unas galas a modo de acontecimiento que inviten a volver a ver algo que ha perdido su vínculo con las tramas de la academia.

Será casi más bien un reencuentro. Incluso, tal vez, puede desarrollarse como una celebración fuera del plató: en un teatro o estadio. Este 'OT' ha sido tan diferente, que su desenlace también debería ser diferente. La formación se ha interrumpido, las clases ya no interesarán y los meses de aislamiento están haciendo que los concursantes tengan tiempo para pensar cual es su carácter musical, muchos lanzando sus temas propios. La apoteosis de 'OT 2020' necesita ser eso: uno o varios conciertos televisivos con el emocionante objetivo final de elegir a un ganador pero que enganche en cada minuto por la fuerza de los jóvenes reencontrándose y pudiendo abrazarse. Cuando podamos abrazarnos.

Cuando eso llegue, pinta que causará baja Roberto Leal por su inminente fichaje para presentar 'Pasapalabra' en Antena 3. Y no tiene sentido que Roberto, siendo imagen de otra cadena, comande un prime time de TVE. Pero los profesores podrían ejercer perfectamente de guías de un programa en el que el mayor enlace de conexión de la audiencia con sus concursantes tiene nombre propio: Noemí Galera. Su papel de directora puede ser complementario con el de versátil maestra de ceremonias de la recta final.

Y, mientras tanto, que el canal de 'OT' siga vivo, con sus cientos de miles de visionados en cada vídeo y con unos chicos que, a falta de un gran escenario con cámaras en grúa y luces de leds de colores, demuestran ser nativos digitales con la destreza de comunicar aprovechando una simple cam casera o un móvil. Hasta se hacen sus propios y creativos vídeo-clips en distintos rincones de sus casas. Y versiones un tanto tristes y melancólicas de canciones tan optimistas como 'Don't worry, be happy'. Porque sí, hay que intentar ser felices pero es imposible no preocuparse.

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