REALITY

El gesto que delata a Antonio Montero en 'Sálvame'

Antonio Montero se gira en 'Sálvame' y ve que le sigue siguiendo la cámara
Antonio Montero se gira en 'Sálvame' y ve que le sigue siguiendo la cámara
Mediaset

"No voy a seguir trabajando con Antonio Montero, si se queda en plató yo me voy", sentencia Carlota Corredera en plena emisión de 'Sálvame' de tarde. "No voy a permitir que después de todo lo que hemos contado y de todo lo que hemos explicado, que este señor se permita el lujo de llamar mala madre a Rocío Carrasco delante de mi", explica la presentadora.

Y Antonio Montero, mientras suena una música de tensión de fondo subraya la épica que requiere el momento, se levanta, se planta la mascarilla y se va hacia la puerta del plató.

El paparazzi se marcha. Sin prisa, pero sin pausa. Los de 'Sálvame' controlan los tiempos hasta de lo inesperado. La cámara autónoma, por supuesto, le sigue por el Estudio 1 de Mediaset. Hasta que salga por la trastienda del decorado. Pero hay un instante en que Montero empieza a pararse. Como si pensara que ya no está en imagen. Entonces, mira de reojo hacia atrás. Ve la cámara, ve que sigue en directo. Uy. Sorpresa. Su comunicación no verbal parece decir que aún no se puede parar. Así que gira la cabeza con la sutileza de intentar disimular y sigue hacia la salida. No vaya a ser que parezca un teatrillo. 

Todos los protagonistas de 'Sálvame' tienen interiorizada la dinámica del espectáculo. Y la llevan hasta las últimas consecuencias. Tal vez la intensidad del formato propicia que, en ocasiones, no diferencien realidad de show. Pero saben como tienen que actuar. Saben que el programa sigue las técnicas del culebrón pero incorporadas al magacín hecho reality. 

Por tanto, si se plasma en plató una liturgia de ruptura no se puede representar a medias tintas. Mejor si es con portazo incluido. Aunque vuelvas al día siguiente como si no haya pasado nada. Y el espectador tampoco parezca decir nada. Quizá porque tengamos memoria corta. Quizá porque nos evaden las miserias ajenas. Quizá, por eso, perdonamos el dramatismo de telenovela que está invadiendo casi todas las temáticas televisivas que afronta Telecinco. Se trata de la influyente escuela de 'Sálvame', una evolución televisiva de la revolución que introdujo 'Gran Hermano' y que surge de fusionar con habilidad y rentabilidad los rituales del reality show con el mundo del corazón nacido de las 'Tómbolas' de las vísceras rosas. Y con mucho teatro incorporado, claro.  Porque la tele siempre aprenderá del teatro, un lugar en el que el buen actor si sale de escena sale con ímpetu de escena. Sin mirar atrás por si ya nadie le ve, como Antonio Montero.

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