OPINION

El hito sociológico que ha conseguido Leticia Sabater

Leticia Sabater en 'Con mucha marcha'
Leticia Sabater en 'Con mucha marcha'
Leticia Sabater en 'Con mucha marcha'
Leticia Sabater seduciendo a cámara mientras acaricia un peluche gigante.

La primera vez que Leticia Sabater apareció en televisión fue en el Un, dos, tres… Intentó ser azafata, pero sólo consiguió un papel como figurante efímero. Pero, poco más tarde, sí encontró un hueco estable como seria presentadora de continuidad de La 2.

Vestida de elegante vestido o traje de chaqueta, Leticia explicaba la programación cultural de la segunda cadena con la credibilidad que merecía tal cometido. Ahí ganó visibilidad, antes de su primera gran oportunidad de la mano de Jesús Hermida.

En el magacín del prestigioso periodista, Leticia Sabater no funcionó como chica Hermida pero sí se convirtió en la favorita de los niños. Así que desde la cadena pública se pensó que esta joven presentadora debía cambiar de registro y dar el salto a programas infantiles. Entonces, TVE colocó a la joven comunicadora en un nuevo show matinal de sábado llamado No te lo pierdas, junto a Enrique Simón. Había nacido un personaje que iba a marcar a la audiencia. Y de qué manera.

Varias generaciones de españoles crecieron con sus espacios infantiles, sus clases matinales de "deporte" en La 2 y su pegadizo Leti-Rap, que aún no nos lo hemos podido quitar de la cabeza. Su peculiar forma de presentar engatusó a niños (y mayores). Para bien o para mal. De hecho, hasta se hizo fuente constante de chascarrillos y bromas durante años, mucho antes de que existieran los memes en las redes sociales.

Leticia es la presentadora con más horas de programas infantiles en su currículum vitae: A mediodía con alegría, Desayuna con alegría, Con mucha marcha. Dice que se inspiró en Xuxa. Tal vez en su exuberancia y su descaro. Más de un padre tuvo que tapar los oídos a sus hijos por sus comentarios subidos de tono en La 2. Claro que mientras le tapaban los oídos a sus hijos, esos mismos papás no quitaban ojo a los ejercicios aeróbicos de las clases de gimnasia de Leticia, también en La 2. Los progenitores se sabían todas las tablas.

Leticia nunca fue la presentadora perfecta, ni la más lista. Pero sí ha conseguido el más difícil todavía: ser una superviviente en la memoria colectiva. Ella ha intentado mantenerse en el imaginario colectivo a toda costa, con canciones erótico festivas para discotecas del peor polígono, pero no lo necesita. Pues su peculiar forma de presentar, su sonrisa de muñeca maquiavélica, sus coletillas desquiciantes ("con muuuuucha marcha", "okeeey makey"...), su forma de pegar golpes a la jaula del loro de su programa (para que se moviera y pareciera que hablaba) y sobre todo su capacidad para no tener ningún sentido del ridículo, ¡todo por su público!, ha hecho que destacara de forma arrolladora sobre el resto. No parecía una presentadora infantil, no parecía una presentadora.

Hace unos días, Leticia reapareció en TV. Fue entrevistada por un Andreu Buenafuente en versión Jesús Quintero. De nuevo, Sabater demostró el hito sociológico que ha alcanzado: 25 años después de sus programas infantiles en la efímera televisión, no nos la podemos quitar de la cabeza. Nos sigue desconcertando. Nos sigue apasionando.

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