OPINION

El nuevo 'rosco' y la picaresca de Telecinco para tapar el vacío que ha dejado 'Pasapalabra'

'El Tirón', sustituto de 'El Rosco'.
'El Tirón', sustituto de 'El Rosco'.

Dos semanas después de su estreno, 'El Tirón' de Telecinco sigue intentando remediar la falta de 'Pasapalabra'. Un concurso pensado para reproducir el mítico 'Rosco'. 

Todo se parece demasiado. El compás con el que Christian Gálvez lanza las preguntas, suena al 'Rosco'. La sintonía adereza el nuevo juego, suena a 'Rosco'. Incluso la luz azul que ilumina el decorado de 'Sálvame', donde se realiza este concurso-parche, suena al 'Rosco'.

Tras verse obligados a retirar 'Pasapalabra' por una sentencia firme, Mediaset busca enganchar al espectador con las mismas armas que disparaban su audiencia a las nueve de la noche con el cacareado 'Rosco' y convertían en líder al informativo de Pedro Piqueras, el otro damnificado del final de 'Pasapalabra'.

La cadena demuestra ser una maestra en la picaresca. No tiene el concurso, pero se saca de la manga algo que lo recuerda con ahínco. Y, claro, para ello utiliza a los mismos concursantes, tan queridos y que tanto triunfaban en el juego de pasar palabras. Así se pretende que la audiencia sienta que existe continuidad y vuelva a la sintonía del canal a las nueve de la noche. Poco a poco, Telecinco va consiguiendo su cometido, ya que se va recuperando a dos millones largos de espectadores en el tramo de 'El Tirón', que es como se llama tal invento. Aunque sin llegar a los datos con los que 'Pasapalabra' pulverizaba a los rivales.  En sus últimos meses, el 'Rosco' llegaba a picos de 24,4 por ciento de share, prácticamente nueve puntos más que 'El Tirón' con cuotas en torno al 15 y 16 por ciento de share, alcanzando el 18 por ciento de cuota de pantalla en el mejor de los casos en la parte final del juego. 

El atajo de 'El Tirón' sólo quiere el gran dato de audiencia que alcanzaba el 'Rosco'. La rueda del abecedario disparaba la audiencia. 'El Tirón' también sube el share, pero sin llegar a la percepción de acontecimiento que generaba su predecesor. El espectador sigue echando de menos un concurso con una premisa más clara y un desarrollo lógico. Esto sólo es una mini-prueba improvisada. Sin embargo, así no se crea el ambiente de reunión familiar que propiciaba 'Pasapalabra', con el encuentro de padrinos famosos y concursantes anónimos identificables. Todos compartían anécdotas y vivencias con el público. En cambio, en esta mala secuela, no hay tiempo para generar esos vínculos y, menos aún, para que surjan nuevos concursantes revelación.

De poco sirve contar con los participantes míticos del 'Rosco', con el entrañable Orestes a la cabeza, y realizar preguntas a toda prisa, si no existe un concurso con una concepto narrativo completo, que sumerja al espectador en la emoción de la competición antes de la apoteósica prueba final.

Pero ahí sigue Gálvez, lanzando preguntas con la entonación y la sintonía de siempre, como si del 'Rosco' se tratara. Hasta recordando batallitas de 'Pasapalabra' pero sin poder decir el nombre de 'Pasapalabra'. No vaya a ser que caiga otra demanda. El problema es que 'El Tirón' no es el 'Rosco'. Es sólo un truco para hacer tiempo mientras aterriza en la parrilla un contenido que cubra el socavón que ha dejado 'Pasapalabra'. Un truco al que le falta lo más importante en el arte de cualquier buen mago: los prolegómenos, que fomentan entrañables y chispeantes lazos entre el prestidigitador y el patio de butacas. El 'rosco' no sería nada sin el resto de pruebas previas de 'Pasapalabra', con sus padrinos famosos y su intercambio de pifias. Los preámbulos son decisivos para que el público ansíe con más expectación esa prueba final que quizá transforme a concursantes identificables en merecidos y esforzados millonarios.

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