OPINION

El problema de TVE con 'La otra mirada': una serie que plasma un complejo de la televisión actual

'La otra mirada'. TVE.
'La otra mirada'. TVE.

'La otra mirada' vive su segunda oportunidad en La 1. Discreta en audiencias, cálida en fotografía, la historia producida por Boomerang intenta realizar un retrato de los obstáculos que aún existen para lograr la igualdad a través del paralelismo que se genera con una historia que transcurre en los años veinte.

Porque 'La otra mirada' es una serie de época que intenta que el espectador sueñe con el glamour de un tiempo pasado que tal vez nunca existió... al menos no como nos lo cuentan. Pero mejor reconfortar al espectador trasladando una trama de lucha por la igualdad a una época pasada que afrontar el relato en la poderosa y compleja actualidad.

Existe una cierta tutela hacia el público en el prime time español, como si determinadas decisiones de las cadenas desconfiaran de la curiosidad de la audiencia, de su inquietud, de su capacidad para hacer frente a ficciones poco complacientes o un tanto incómodas.

'La otra mirada' es una serie que muestra la lucha de las mujeres en una época poco propicia para reivindicar sus derechos, pero parece que esto, que tuvo que ser durísimo y nada bonito, hay que contarlo envuelto en un disfraz embellecedor y ñoño, como a ese niño al que se le esconden las verduras en un puré para que entren mejor.

Al final, es el problema grave que debe derribar TVE: en los últimos años, da la sensación de que los nuevos proyectos temen plasmar su tiempo con todas sus consecuencias. Lo realmente interesante habría sido realizar una serie sobre el feminismo en el presente, con la realidad social actual, repleta de aristas. Ese es el deber de la cadena pública, como hizo históricamente con ficciones como 'Anillos de Oro' o 'Chicas de Hoy en Día', entre otras.

Pero no, nos volvemos a quedar en la ensoñación de época que no es más que un mero culebrón que, a simple vista, cuesta distinguir de 'Amar es para siempre', 'El secreto de Puente Viejo' y de otras telenovelas de tiempos pasados tocados por una varita mágica de naftalina, impostación, condescendencia y cartón piedra.

Y, al final, el proyecto de 'La otra mirada' no cala justo por eso: porque se queda a medio gas, porque es una oportunidad perdida para indagar, desde la televisión pública, en el feminismo sin eufemismos. TVE sí lo hizo en el pasado, y curiosamente en 2019, justo cuando el feminismo es más relevante socialmente que nunca, parece que nadie se atreve. Y, mientras, los lunes languidece 'La otra mirada', una serie que va de mujeres valientes atrapadas en una producción y unos guiones nada valientes.

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