OPINION

El problema escénico de 'Eurovisión' que salvan las banderas de los países

Decorado Eurovisión 2020
Decorado Eurovisión 2020

Eurovisión tiene un problema de imagen. La popularización de las grandes pantallas de led propicia que ya todo tipo de programas y galas cuenten con la accesible posibilidad de construir un gran fondo escénico con proyecciones a toda pared. Como el de 'Eurovisión'. Lo que ha propiciado una homogeneización de las escenografías. Todas parecen iguales. O muy similares.

Como consecuencia,  el espectador medio ya no siente 'Eurovisión' tan espectacular como antaño. El único ímpetu que guarda es que se celebra en grandes estadios, pero cuando se cierra el plano de la cámara el ojo del público puede dejar de sentir aquel asombro especial de ver un escenario que se salía fuera de lo común.

'Eurovisión 2020' ya ha presentado su nueva escenografía, que hay que preparar con tiempo. Muy aplaudida por los 'eurofans'. Han visto unos efectistas diseños por ordenador. Pero, en realidad, tal decorado sólo es una pantalla de led muy ancha que guarda la espalda de dos escenarios. Uno, el tradicional, pegado a la propia pantalla. Otro, también de gran formato alargado, situado entre el público. Es decir, rodeado de los asistentes. No es una pequeña tarima, como en otras ocasiones, sino un gran set central. Esto ha gustado a los fieles seguidores del festival por novedoso.

Pero, cuando se monte en Rotterdam -donde se celebrará el festival del 12 al 16 de mayo-, esta propuesta va a crear a priori dos problemas. El primero será de visibilidad, ya que esa predisposición generará un incómodo vacío en los planos generales, propiciado por el set central que ensombrece el protagonismo de los artistas que estén en el escenario principal que, a vista aérea, será secundario. El escenario supletorio fagocita al grande. El segundo, existe una desproporción entre altura y anchura que va a dar la sensación de que el techo del estadio Ahoy Rotterdam es más bajo de lo que realmente es. Porque se ha estirado el decorado en los laterales y, a la vez, se han colgado unas líneas de luz para favorecer una especie de cubierta escénica que otorgue algo de entidad a la gran pantalla. En este caso, contraproducente: la percepción espacial no se amplifica, se reduce. Lo contrario que se busca en televisión.

'Eurovisión' tiene que arriesgar más con sus escenografías. Quizá es hasta el momento de reinventar la disposición escénica de forma radical. Obligatoriamente no sólo debe existir un escenario, tal vez es el momento de construirse dos sets de actuaciones enfrentados que aligeren el espectáculo. Y siempre fusionando las inmensas pantallas leds con la artesanía de la imaginación artesanal. Es la crucial baza para que vuelva a ser un acontecimiento descubrir cómo lucirá el decorado de 'Eurovisión' de verdad y el programa siga desprendiendo esa imagen de acontecimiento anual que acostumbra ir por delante, que innova y marca tendencias de la televisión que viene. 

Esto se intentó en el año en el que lo organizó Portugal. Entonces, se huyó de las pantallas leds para jugar solo con la iluminación. No funcionó bien el resultado. Aunque, al menos, se arriesgó algo. En esta próxima edición, en cambio, parece que el set será olvidable cuando se monte in situ.

Porque en los planos medios pinta a que se verá a un artista delante de una pantalla que podría ser la de 'Got Talent', 'X Factor' o incluso 'GH VIP'. Al final, a la singularidad de Eurovisión le salvan las banderas de los países que portan el público. De hecho, en el último 'Junior Eurovision' se colocó a la gente con banderas de forma estratégica junto enfrente del escenario central para que su vaivén de banderas se colara constantemente en imagen delante de los pequeños artistas. Así el show olía a Eurovisión, aunque el fondo escénico podría ser de cualquier otro show de andar por casa. Las banderas dan al show la característica iconografía singular que el espectador reconoce como 'Eurovisión'. 

Son las consecuencias de la popularización de la pantalla leds con las que 'Eurovisión' fue pionero. Ahora es el momento de reinventar el concepto escénico de verdad. No repitiendo siempre la misma estructura de un escenario principal, una plataforma entre el público y una gran pantalla al fondo, rodeada de cosas para dar algo de entidad. Y si no, siempre quedarán las banderas del público estratégicamente colocadas delante de los artistas para recordarnos que ese festival es 'Eurovisión' y no otra cosa.

@borjateran

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