OPINION

El reporterismo salvará el 'Telediario'

Carlos Franganillo reportero
Carlos Franganillo reportero

En tiempos de sobreinformación, los informativos de RTVE deben recuperar el sosiego periodístico. Narrar la actualidad con las aristas de la profundidad y no del efectismo con fecha de caducidad.

Pero no siempre es fácil evitar caer en la trampa de los efectos especiales. Menos aún en épocas en las que parece que el mejor informativo es el que levanta más de la silla a sus presentadores y pone a sus pies moverse por el plató. Puede estar bien, aunque no siempre es necesario.

De hecho, esta semana, los TD de TVE han probado nuevos juegos escénicos desde su plató central -con presentadores caminando y luces apagadas-. Sin embargo, en realidad, estas modificaciones estéticas no aportan nada a la reputación de la cadena pública. No son innovadoras y despistan al espectador, ya que se realizan desde un pequeño decorado no pensado para que los presentadores caminen.

RTVE no debe ir a rebufo de ningún operador privado. Nunca lo ha hecho en los informativos, tampoco debe ahora. Si está de moda presentar las noticias en movimiento, la pública se debe plantear como innovar para que la información sea más accesible y entendible huyendo de parches y planteando nuevas narrativas reales, como está realizando la televisión francesa con ligeros aportes en las cortinillas de sus 'telediarios' con realidad aumentada que se integra con la escenografía del plató.

Pero el objetivo de RTVE no son los fuegos de artificio vacíos: es explicar la actualidad desde la esencia del periodismo audiovisual. Y justo ahí es donde el reporterismo tiene un papel fundamental. Más todavía en la actualidad para contrarrestar tiempos de información de impacto de usar y tirar. 

Así, este viernes, en el informativo de las nueve de la noche, conducido por Carlos Franganillo, TVE ha dado una lección de televisión y periodismo. Lo ha logrado sacando la televisión del plató, algo que se lleva haciendo desde hace años pero que la tecnología actual permite llevar más lejos. Y todavía se debe llevar más allá. Porque ya no es necesario instalar un estudio portátil con toda la parafernalia de mesa para el presentador en los exteriores. Todo es más flexible. 

De esta manera, el Telediario, rápido de reflejos, ha acudido a Orihuela para contar lo sucedido desde el epicentro de la gota fría. El presentador ha estado desde el lugar de la noticia. Pero con una diferencia de trasfondo crucial: Franganillo no es sólo presentador, es reportero y el TD ha apostado con un informativo reportajeado por el propio Franganillo. 

Así el TD del viernes ha equilibrado el relato de lo noticioso del día con la entrevista con expertos in situ y reportajes del propio periodista. La batuta del presentador va más allá de la presentación y se optar por realizar un recorrido versátil por puntos claves para comprender el temporal y sus consecuencias. Para terminar, descriptivas imágenes sin necesidad de voz en off resumen la jornada. La realización plasma con fuerza el relato del día como cierre de un informativo que es ejemplo de autoría, periodismo, contundencia, flexibilidad y responsabilidad. Y eso es lo que debe ser una televisión pública, donde debe existir menos información cocinada en la cuadratura del despacho del gabinete de comunicación y mucho más reporterismo que está en la realidad de la calle. Y, para lograr esto, lo de levantarse o sentarse de una mesa en un plató, al final, es completamente accesorio.  Sólo hay que entender los límites para que un informativo no se convierta en un magacin de mero asueto y los trucos de la tele siempre se justifiquen para hacer una mejor crónica de la información.

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