OPINION

El secreto descubierto de 'Hablemos de sexo' que define el emocionante adiós de etapa de 'Cuéntame'

Mercedes Alcántara
Mercedes Alcántara

No conseguía pronunciar la palabra 'pene'. La doctora Elena Ochoa era la candidata perfecta para presentar 'Hablemos de Sexo', pero no estaba cómoda con las palabras clave que eran cruciales nombrar en el primer programa sobre sexo de la televisión en España. Tanto era su complejo, que estuvo apunto de no conducir el espacio.

Sin pretenderlo, la propia Elena Ochoa estaba representando los supervivientes tabúes de un país. Tabúes con los que pretendía romper un Chicho Ibáñez Serrador que quería convertir la cadena pública en una escuela de aquello que la herencia cultural nos impedía tratar con la normalidad que merecía.

Y, una vez más, Chicho fue pionero. Aunque, más que una escuela sobre sexo, el programa acabó siendo un retrato social. Al fin y al cabo, el éxito de Serrador siempre se cimentó en su habilidad para mirar bien a su alrededor y captar lo verdaderamente relevante entre lo ruidosamente irrelevante.

Así, 'Hablemos de Sexo' equilibró la divulgación más seria con la encuesta callejera que ilustraba la diversidad de una sociedad. También incorporaba el debate, que muchas veces enfrentaba ciencia con religión. Con todo lo que eso conllevaba. 

Cuéntame
Recreación de 'Elena Ochoa'

Todo moderado por una doctora Elena Ochoa que, rodeada de un decorado con ordenadores para que pareciera todo más serio, se aprendía de memoria el guion. Porque en televisión era más actriz que experta. Y, al final, consiguió pronunciar 'pene'.

El prólogo del último episodio de 'Cuéntame cómo pasó' recrea ese instante en el que Ibáñez Serrador logró que Ochoa pronunciara el palabro de marras con cierta naturalidad. Solo cierta naturalidad.

Se nota que detrás de los guiones de la serie está Joaquín Oristrell, que trabajó tantos años con Chicho y que esta temporada ha estado sumergiendo a la familia Alcántara en la esencia de esa catarsis que fueron los primeros noventa. En los que en la tele se empezó a decir pene, a la vez que se daba un paso mayor en la capacidad de plantear nuevos escenarios para la felicidad familiar que, como en el sexo, también comenzaba a despertar de eternizados estigmas sociales en los que aguantar, para que todo siguiera intacto, era un trágico valor añadido.

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