LA TELE QUE NOS RETRATÓ

El tren en el que Lola Flores cantó el embrujo del que "salía un maricón"

Lola Flores en el tren de TVE.
Lola Flores en el tren de TVE.
Borja Terán

"Mi abuela mete en la bola los hocicos de una mona tonta, el pico de un loro, ajo y perejil, un poco de hierba luisa, canela y limón y moviendo y moviendo las manos de la misma olla salía un maricón", cantaba Lola Flores en un vagón de un tren con destino a Canfranc. Era el año 1981 y los pasajeros se reían ante el arte de la Faraona interpretando una letra que retrataba el punto en el que se encontraba una sociedad cargada de prejuicios, sociedad en donde la homosexualidad se utilizaba como chiste de lo estrambótico.

La actuación se produjo durante la grabación de un especial que Televisión Española realizó junto a Renfe para promocionar las bondades del tren. No era casual que escogieran una ruta a Canfranc, la historia de la mítica estación y el espectacular recorrido por tierras aragonesas engrandecían un programa presentado por Pepe Sancho.

Mari Carmen y sus muñecos, Elsa Baeza o Alfonso Santiesteban amenizaron el show, pero el instante en el que irrumpió en el tren Lola Flores en movimiento es el más carismático de la cinta. Ella, dando vida en marcha a un cabaret flamenco que nunca más se ha vuelto a repetir.

Décadas más tarde, unas cuantas décadas más tarde, Rosario Flores reversionó este 'Tango de la abuela' con el que jugaba su madre. Modificó la letra, claro, ya había quedado atrás lo del hechizo... Muy atrás.

Aunque esa receta de "hocico de una mona tonta" para aderezar un guiso del que surge un 'maricón' nos sigue radiografiando como sociedad que se reía ridiculizando desde la ignorante superioridad del prejuicio. Ahí también está el valor de este especial de RTVE que desde un tren plasma su época. En ese contexto hay que leer tal actuación y la chistosa reacción de los pasajeros, un contexto del que venimos y que, probablemente, nos ayuda a entender cómo somos ahora. Incluso por qué aún no siempre se comprende que la diversidad es el sustento de la riqueza de la sociedad. 

Lola Flores también es máximo exponente de esa diversidad. Mujer que rompió con lo obvio que se esperaba de una artista como ella hasta ejercer un talento que no se podía etiquetar. Esa era su inmensa grandeza, el desparpajo de la mujer hecha espectáculo. No tenía complejos, salía a escena. O al vagón. Cantaba, bailaba e interpretaba con emoción, con comedia o con corrosión. O todo junto. Porque ella mezclaba todo con una fuerza transparente, carismática e irrepetible. Su libertad era su autenticidad sin complejos. Y, por eso mismo, cantara lo que cantara, todos querríamos ver a Lola, Lola Flores, irrumpir en un vagón de un AVE cualquiera de hoy.  

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